Después de un devastador accidente que le provoca la pérdida de memoria, Erizo se encuentra atrapada en un mundo que ha cambiado drásticamente.
Ahora, su percepción de la realidad está alterada. En lugar de ver los ojos de las personas, solo distin...
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"La sensación de paranoia, se hacía más grande dentro de mi"
La oscuridad se volvía más densa, envolviendo a Erizo en un soporífero abrazo. La confusión y el miedo se mezclaban con el sedante, haciendo que sus intentos de enfocar la realidad fueran cada vez más difíciles. El mundo parecía desmoronarse a su alrededor, reemplazado por una neblina de incomprensión.
Antes de que pudiera perderse por completo en ese vacío, la puerta de la habitación se abrió de nuevo, y el sonido de pasos apresurados rompió el silencio. Las figuras de la enfermera, la "Hipócrita", y el médico, el "Manipulador", se apartaron para dar paso a nuevas presencias en la habitación.
Erizo luchó por enfocar su visión borrosa. Las nuevas figuras se acercaron con una urgencia palpable. Erizo sintió una punzada de alarma al ver los carteles flotantes que cubrían sus rostros, aunque su mente aún era incapaz de procesar la totalidad del significado detrás de ellos.
Su madre entró primero, y el cartel que flotaba sobre su rostro decía "MENTIROSA". La palabra brillaba en letras blancas sobre el fondo negro, resaltando una desconcertante disonancia entre su voz cariñosa y la frialdad del mensaje. La expresión en sus ojos, mientras se inclinaba sobre la cama de Erizo, era de preocupación, pero el cartel ofrecía una imagen completamente diferente.
A su lado, su padre apareció con el cartel de "BASTARDO". La palabra estaba grabada en un tono igualmente frío y cortante, acentuando una dureza en sus movimientos que contrastaba con la preocupación visible en su rostro. La combinación de ambos carteles creaba una atmósfera de desconfianza y confusión en la mente de Erizo.
"Erizo, cariño, ¿cómo te sientes?" La voz de su madre sonaba quebrada, pero la palabra "MENTIROSA" sobre su rostro hacía que cada palabra pareciera una falsedad, una actuación para encubrir una verdad oculta.
Erizo intentó responder, pero su voz estaba ahogada por el sedante. A pesar de la familiaridad de sus voces y la aparente desesperación en sus ojos, el cartel negro sobre sus rostros distorsionaba la percepción de Erizo, haciéndola sentir más sola y perdida que nunca.
"Estamos aquí contigo, por favor, despierta" insistió su padre, su tono de desesperación amplificado por la palabra "BASTARDO" que flotaba sobre él. La incongruencia entre la expresión de su padre y el mensaje en el cartel creaba una sensación de desconfianza que Erizo no podía ignorar.
Erizo intentó conectar con sus padres, buscando algún vestigio de familiaridad en medio de la tormenta de confusión. Aunque no podía recordar nada claramente, el miedo de ser engañada por las palabras en lugar de las personas hacía que su corazón latiera con fuerza.
La "Hipócrita" y el "Manipulador" se mantenían a distancia, observando la escena con una calma distante. La enfermera ajustaba los equipos médicos mientras el médico revisaba los monitores, el cartel de "Manipulador" aún visible sobre él.
