La mañana era fresca, el sol apenas asomándose entre las colinas y llenando el cielo de tonos suaves. La hacienda donde se encontraban estaba en calma, salvo por el murmullo de los preparativos que se llevaban a cabo en el invernadero, un lugar que Jungkook y Taehyung habían elegido especialmente para esta ocasión.
La estructura de cristal reflejaba los primeros rayos de luz, mostrando en su interior un paraíso floral cuidadosamente diseñado. Orquídeas blancas y lilas colgaban desde el techo, mientras que rosas y tulipanes adornaban las mesas circulares cubiertas con manteles de lino en tonos marfil. En el centro del espacio, un arco de flores se alzaba imponente, su diseño asimétrico perfectamente imperfecto.
Jungkook estaba en su habitación, contemplando su reflejo mientras Seokjin le acomodaba el cuello de la chaqueta. Su traje, negro como la noche, tenía detalles bordados en hilo dorado que imitaban constelaciones, un diseño elegido por Taehyung para simbolizar cómo siempre habían sido guiados el uno hacia el otro.
—Te ves increíble, Jungkook.—Comentó Seokjin con una sonrisa orgullosa.
—¿Tú crees?—Preguntó Jungkook, ajustando sus gemelos.
—No es lo que yo crea, es lo que Taehyung verá cuando te mire.
En ese momento, una suave risa se escuchó desde la puerta. Era Namjoon, cargando un pequeño ramo de flores que debía llevar el sobrino de Taehyung, quien sería el encargado de abrir el camino al altar.
—Es hora de que vayas al invernadero. Creo que alguien está tan nervioso como tú al otro lado.—Dijo Namjoon.
En otra habitación, Taehyung terminaba de prepararse con la ayuda de su madre y Jimin. Su traje blanco, con bordados en tonos lavanda y perla, parecía sacado de un cuento. Una capa transparente, decorada con pequeños cristales, caía desde sus hombros hasta el suelo, brillando como si estuviera cubierta de estrellas.
—Luces como un ángel, hijo.—Murmuró la mujer, sin poder contener las lágrimas.
—¿La capa no les parece demasiado? Venía incluida en el traje y me gustó, pero ahora pienso que puede parecer exagerado.—Comentó, mordiendo el borde de su uña con nerviosismo.
—Claro que no, te da un toque irreal.—Su mejor amigo palmeó sus hombros, sonriéndose a través del espejo.
Taehyung respiró profundo, mirando su reflejo. Estaba nervioso, pero más que eso, estaba emocionado. Cada paso que daba ese día lo acercaba más al hombre que era su hogar, su todo.
Cada detalle había sido cuidado de manera minuciosa. Taehyung se había encargado del lugar donde la ceremonia se estaría llevando a cabo, encontrando una sofisticada hacienda a las afueras de la ciudad, capturando su atención tan pronto como vio el catálogo de eventos anteriores, por lo que no dudó en hacer una llamada y reservar el lugar para una visita primero antes de agendar una fecha definitiva. Jungkook se había burlado por su evidente emoción, pero estuvo de acuerdo que el lugar era demasiado surreal para los propios planes de boda, siendo el invernadero su principal enfoque para aceptar la ceremonia en el lugar.
A pesar de la distancia recorrida y el largo tiempo de espera hasta el gran día, ambos sabían que valió la pena cada segundo invertido ahora que se encontraban frente a sus respectivos espejos y viendo su propio reflejo en sus trajes enfundados. Ahora, los nervios recorrían sus cuerpos, pero la felicidad predominaba sobre sus emociones.
Cuando Taehyung finalmente llegó al invernadero, se detuvo un momento antes de entrar, observando cómo los invitados llenaban el espacio con risas y murmullos de admiración. Y allí, en el altar, estaba Jungkook, su mirada fija en la entrada, esperando con paciencia y un amor inquebrantable.
El hombre que más admiraba se posicionó a su lado, mostrándole aquella sonrisa que desde niño adoraba porque solo significaba lo orgulloso y todo el amor fraternal que sentía por él. Taehyung le devolvió la sonrisa, posando su mano sobre el brazo contrario, sintiendo el soporte suficiente para iniciar su recorrido.
Cuando la música comenzó, Taehyung dio el primer paso mientras su padre envolvía su brazo alrededor del suyo, apegándolo a su costado. Su corazón, que latía con fuerza mientras caminaba por el pasillo, parecía que en cualquier momento podría desmayarse. No podía apartar los ojos de Jungkook, y con cada paso sentía que el mundo se desvanecía, dejando solo a ellos dos.
Jungkook, al verlo avanzar, sintió como si el aire hubiera sido golpeado de sus pulmones. Taehyung era todo lo que había soñado y más, y verlo caminar hacia él con esa mirada llena de determinación y amor lo dejó sin palabras.
Cuando finalmente estuvieron frente a frente, ambos compartieron una sonrisa pequeña, como si el peso de ese momento pudiera expresarse mejor en gestos simples. El padre de Taehyung compartió una mirada significativa con el pelimorado, mismo que asintió ante una promesa no recitada en palabras, apartándose cuando se aseguró de dejar a su hijo en buenas manos.
El oficiante habló de cómo el amor verdadero era una decisión diaria, una promesa constante de construir algo juntos, y cuando llegó el momento de los votos, Taehyung fue el primero en hablar.
—Jungkook, desde el primer día que te conocí, algo en mí supo que mi vida no sería la misma. Me hiciste creer en el amor cuando todo parecía perdido, y hoy estoy aquí porque nunca dejaste de luchar por nosotros. Prometo amarte ferozmente en todas las formas ahora y siempre, que estaré contigo en cada paso, en cada caída, en cada triunfo, porque ahora estamos cumpliendo una promesa que hicimos en nuestra juventud, y porque afirmo que siempre estuvimos destinados a cumplirla, solo fue cuestión de tiempo para estar aquí, porque sin importar los retos que vengan, siempre encontraremos el camino de regreso.
La voz de Taehyung tembló ligeramente al final, pero el apretón suave de la mano de Jungkook le dio fuerza para terminar.
Jungkook tomó aire antes de responder.
—Taehyung, tú eres la razón por la que creo en el destino. Cada momento, cada decisión, cada obstáculo nos trajo aquí. Y hoy, prometo que seré tu refugio, tu apoyo y tu compañero, siempre. Siempre he creído que el mejor tipo de amor es aquel que nos hace sentir vivos. Ese que nos trae paz a la mente y al corazón, y para mi fortuna, todo ello lo encontré en ti, en tu persona. Prometo ayudarte a amar la vida, a tratarte siempre con ternura y a tener la paciencia que el amor requiere. Prometo estar para ti siempre que lo necesites, porque encontré mi camino hacia ti una vez, inclusive una segunda vez, por lo que no hay ninguna duda de que mi amor por ti siempre se verá inquebrantable.
El intercambio de anillos fue un momento íntimo, cada uno sosteniendo la mano del otro con un cuidado reverente, como si el simple acto de colocar el anillo simbolizara todo lo que habían atravesado para llegar allí.
Cuando finalmente se besaron, el invernadero estalló en aplausos y risas, pero para ellos el mundo se desvaneció una vez más. Solo existían el uno para el otro, el sabor de ese beso sellando no solo sus promesas, sino también su destino.
La recepción fue un espectáculo mágico. Luces colgantes llenaban el techo del invernadero, mientras que la comida era una mezcla de platos que representaban momentos importantes en su relación. Durante el primer baile, la misma melodía que habían compartido en privado antes de la ceremonia volvió a sonar, y mientras se movían juntos en la pista, Taehyung susurró:
—Nunca dejes de guiarme, Jungkook.
—Nunca dejaré de amarte, Taehyung.
La noche terminó con fuegos artificiales iluminando el cielo mientras los dos, de pie bajo el arco de flores, observaban abrazados, sintiendo que ese era solo el comienzo de su vida juntos.
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Water Under The Bridge | KV
RomanceDonde Taehyung está a punto de casarse con su prometido, pero a su cargo estará contratar a un fotógrafo para retratar su boda, sin esperar encontrarse con Jeon Jungkook, su ex de la adolescencia que no esperaba volver a ver jamás debido a sus difer...