Capítulo 18.

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El día de la prueba de su traje llegó más rápido de lo que Taehyung había anticipado. Mientras caminaba hacia el salón de pruebas, sentía una mezcla de emociones difíciles de clasificar: estaba entusiasmado, pero también había una especie de nerviosismo que lo perseguía. Cuando entró y vio a Jungkook esperándolo, una punzada de incertidumbre se añadió a sus emociones.

—¿Qué haces aquí?—Preguntó Taehyung, tratando de sonar casual, aunque la presencia de Jungkook lo desconcertaba más de lo que estaba dispuesto a admitir.

—Quería ver cómo te va con el traje.—Respondió el pelimorado con una sonrisa tranquila, cruzando los brazos y recostándose contra la pared. Había una chispa en sus ojos, algo que hizo que Taehyung sintiera cómo su propio corazón se aceleraba ligeramente. No tenía por qué sentirse así, pero, a pesar de sus intentos, no podía evitarlo.—Tengo que sacar fotografías de todo el proceso de la boda, esto no es la excepción. 

El sastre lo llevó hacia el probador, y Taehyung se sumergió en el proceso de probarse el elegante traje, esperando que el ritual lo ayudara a calmarse. Sin embargo, cuando salió del vestidor y vio la expresión en el rostro de Jungkook, sintió cómo su resolución se tambaleaba. Los ojos de Jungkook lo recorrieron de arriba abajo, deteniéndose en cada detalle como si lo estuviera memorizando.

Para el pelimorado, cuando Taehyung salió del vestidor, el mundo pareció detenerse por un instante. Vestía un traje que no parecía de esta época ni de este mundo; algo en su diseño era etéreo, como si se hubiera tejido con hilos de un amanecer celestial. La chaqueta, de un blanco impoluto, tenía una ligera textura que reflejaba la luz en finos destellos, como si estuviera hecha de pequeñas partículas de estrellas atrapadas en el tejido. Las solapas de un tono ligeramente nacarado caían con elegancia sobre sus hombros, dándole una apariencia casi principesca, algo entre la realeza y un ser divino.

Cada botón de la chaqueta era una pieza en sí misma, adornada con pequeños grabados en dorado que parecían contar una historia antigua. Las mangas se ajustaban perfectamente a sus brazos, y en cada uno de los puños, un par de gemelos de cristal reflejaban la luz en destellos dorados, como si quisieran competir con el brillo en los ojos de Taehyung. La camisa, de un suave tono marfil, complementaba el traje con una delicada elegancia, sin robar protagonismo, pero sumando a su perfección.

Los pantalones caían con suavidad y precisión, y la textura del traje, tan suave y fluida, permitía que cada movimiento que Taehyung hiciera fuera ligero, casi como si flotara. Alrededor de su cintura, un delgado cinturón dorado aportaba un toque sutil de color que hacía juego con el dorado de los botones. Parecía diseñado no solo para alguien que estuviera a punto de casarse, sino para alguien que estaba destinado a ser admirado, alguien que merecía todas las miradas de admiración.

Jungkook observaba en silencio, pero internamente estaba en un torbellino. Cada detalle del traje le hablaba de Taehyung, de su esencia que siempre había sido pura y genuina, y ahora, más que nunca, parecía el reflejo de un amor que nunca había dejado de sentir. Se dio cuenta de que ni siquiera estaba respirando con normalidad, fascinado y abrumado por la imagen frente a él.

"Es irreal", pensó, mientras sus ojos recorrían cada detalle, desde la caída de la tela hasta el brillo de los cristales en los gemelos. "¿Cómo es posible que aún me haga sentir así? Solo él podría hacer que un simple traje se vea como algo fuera de este mundo, como si lo mereciera en cada fibra."

Era Taehyung en su estado más puro: elegante, con un toque de magia que siempre había iluminado su presencia, y un aire de inalcanzable belleza. Jungkook sintió que un nudo se formaba en su garganta, preguntándose si algún día podría ver a Taehyung vestido así, no para alguien más, sino para él. La imagen de un futuro que había creído imposible apareció fugazmente en su mente: ellos dos, un momento en el que esa visión etérea sería parte de su propia historia compartida, un instante en el que el traje simbolizaría algo tan eterno como el amor que sentía.

Water Under The Bridge | KVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora