11. Aprendiendo a andar / Una odisea acuática

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—Mmmm....

—{¡gulp!}

... avergonzado y aterrado, miré hacia arriba mientras las caras de mis alumnas me veían hacia abajo con desaprobación y preocupación. Acababa de hacerme en los pañales. Lo había arruinado todo otra vez: como el torpe y estúpido bebé que era, había decidido confiarme y ahora este era mi castigo.

Ahora, había quedado convertido en un bebé rosado y rechoncho, de poco más de 1 año de edad, que lo único que podía hacer era esperar ser cambiado. Y así lo hicieron conmigo mis ex alumnas, Juliette y Sandra.

*¡PRRWSHH!* *¡KWSHH-KWSHH!* *¡WRRAPP...!*

Con aquellos vergonzosos ruidos, luego de cambiarme el pañal, mis alumnas sacaron un mameluco rosado, que además tenía toda la pinta de ser un traje de baño.

Recordé mi 'sueño' porque era esa una de las prendas que habían comprado antes, en el centro comercial.

—A ver. Súbelo —como una cirujana en la mesa de operaciones, pidió Juliette.

Sandra me tomó de las axilas y levantándome de la mesita, me sostuvo mientras con dificultad, Juliette empezaba a sambutirme dentro de aquel mameluco.

—Mmmhh--mmggghh... —sacando la lengua para concentrarse, ambas hicieron fuerzas, hasta conseguir meterme (con todo y mi pañalote) en aquel diminuto pero elástico traje de baño.

*SGROTTL-SGROTTL--*

Hasta que...

—¡AJÁ! —exclamó, contenta, Juliette, por fin.

Y con Sandra aún sujetándome por las axilas, me miré al espejo.

"Mmmghh :S", pensé, apenado.

Mi abultado pañal sobresalía grotescamente de la parte inferior del mameluco, como suele pasar en estos casos. Pero, sin darle importancia y luego de considerarlo por un par de minutos...

—Mmm... —las chicas decidieron hacer un experimento.

Así que, tomándome cada una de una mano, empezaron a bajarme con cuidado.

*¡WÓWWN-WÓWWUN!*

... agité mis pies, impaciente, mientras mis pies descalzos se acercaban al suelo. Me daba miedo, pero me quedaba aún una pequeña esperanza de poder probar mi valor. Hasta que, para mi suerte...

*BUMPF!*

... ¡conseguí pararme solo! Primero con la ayuda de las manos de mis ex alumnas, y luego, mientras Sandra y Juliette me soltaban poco a poco, empecé a balancear mi cadera para mantener el equilibrio. ¡Y pude hacerlo!

—¡Hey!

—¡Muy bien!

... Sandra y Juliette voltearon la una a la otra al mismo tiempo, intercambiando una mirada y sonrieron orgullosas.

—¿Vemos si puede caminar? —Sandra propuso a continuación, con genuina curiosidad.

—Okey —convino rápidamente Juliette, soltando mi mano.

Y dándose la vuelta, caminó unos pasos hasta colocarse a 1 metro de mí, y después de eso...

*¡HRWOONG!*

... dobló las piernas, hasta quedar en cuclillas (sufrí un repentino sobresalto cuando pude contemplar sus rollizos muslos y hasta el calzón que cubría su entrepierna, que dejó entrever al colocarse en tan atrevida posición encima de sus tacones).

—Tooom... ven... —me dijo luego, extendiendo sus manos hacia mí, con una sonrisa. ¡Su rostro era TAN HERMOSO, y me invitaba a ir hacia ella con aquel lindo gesto de amor y confianza!

En brazos de mi alumnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora