21. Mi único amor.

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Por aquí regresó la virgen 💅

HAY SEXO "ADRINA" PERO NO BDSM.

Lorena se bajó del auto con un golpe seco, cerrando la puerta con tanta fuerza que el vehículo tembló. Su rostro estaba enrojecido por la ira. Todavía enojada por la actitud de su esposa.

Adriana se quedó sentada en el auto, impasible, sin siquiera pestañear. Encogió los hombros con una indiferencia que solo enfurecía más a Lorena. Luego, sin decir una palabra, se bajó del auto y siguió a Lorena en silencio, su mirada fija en la espalda de su esposa.

-Ya, mi amor -dijo Adriana, entrando a la habitación con un tono suave y conciliador, pero Lorena no se dejó engañar-, ya te pedí perdón.

-No lo hiciste -respondió Lorena, su voz baja y cortante, sin mirar a Adriana. Su cuerpo estaba tenso.

-Bueno, entonces... lo siento -se disculpó Adriana, su voz llena de sinceridad, pero Lorena no se movió.

Lorena se sumió en un silencio furioso, su mente aún intentando procesar la locura que Adriana había hecho. ¿Cómo podía participar en una carrera ilegal con Astrid, y luego huir de la policía? La idea de que Adriana había arriesgado su vida y su libertad por una emoción fugaz la enfurecía.

-Adriana, ¿cómo pudiste hacer algo tan estúpido y peligroso? -dijo Lorena, su voz temblando de ira mientras se levantaba de la cama. Se acercó a la puerta, su mirada helada clavada en Adriana-. ¿Y luego huiste de la policía? ¿Qué hubiera pasado si te hubieran atrapado?

-Lorena, no es la primera vez que... -se detuvo Adriana, su voz titubeante, como si temiera revelar un secreto.

-¿Has terminado en la comisaría antes? -preguntó Lorena, su ceja arqueada en una mezcla de sorpresa y recelo. Su mirada intensa clavada en Adriana, esperando una respuesta.

Adriana solo sonrió de forma nerviosa, su rostro enrojecido. Su silencio fue más elocuente que cualquier palabra, y Lorena lo supo.

-¿Cuántas veces, Adriana? -presionó Lorena, su voz baja y firme, como si estuviera dispuesta a sacar la verdad a la fuerza.

La sonrisa de Adriana se desvaneció, reemplazada por una expresión de ansiedad. Su mirada se desvió, evitando la de Lorena.

-No son más de cinco veces -dijo Adriana, encogiendo los hombros con una indiferencia que enfurecía a Lorena.

Lorena suspiró profundamente, su frustración y decepción alcanzando un punto de ebullición. Abrió la puerta para salir un rato, necesitando espacio y aire fresco. Pero Adriana se movió con rapidez, poniéndose de pie al instante.

Con una mano, Adriana jaló suavemente de la blusa de Lorena, deteniéndola. Con la otra, cerró la puerta con un clic suave, dejando a Lorena atrapada entre ella y la puerta de la habitación. La mirada de Adriana ardíade intensidad, su rostro cerca del de Lorena.

Lorena sabía lo que podría pasar con la proximidad de Adriana, pero su enfado la mantenía firme.

-Ni lo pienses -dijo Lorena, mirándola fijamente, su voz firme y decidida.

Adriana no se detuvo. La atrajo hacia sí, manteniendo una mirada intensa que parecía quemar a Lorena. Pero Lorena se cruzó de brazos, su postura defensiva, y desvió la mirada, evitando la conexión.

Sin embargo, Adriana no se rendiría. Se acercó más, su aliento cálido en la oreja de Lorena.

-Hablemos de esto, Lore -murmuró, su voz suave y persuasiva-. No dormiré si estás enojada conmigo.

DAS CASINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora