Cadenas Rotas Y Sacrificios

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El eco de los pasos de Kawaki llenaba la sala mientras avanzaba hacia Boruto. Su mirada estaba perdida, vacía, salvo por los destellos verdes que parpadeaban como chispas de control absoluto.

Boruto no podía apartar los ojos de él; sabía que detrás de esa máscara de frialdad, Kawaki estaba luchando desesperadamente por liberarse.

Pero lo que veía era el cuerpo de su amado siendo utilizado como un arma, algo que le desgarraba el alma.

-Kawaki... -murmuró Boruto, apretando los puños mientras su voz temblaba de desesperación.

Por su parte, Kawaki sentía que su mente estaba en un campo de batalla perpetuo. La voz de Ada resonaba en su interior, una orden constante que lo empujaba a atacar, a destruir aquello que más amaba.

Pero en su corazón, en su esencia más profunda, seguía intacto. El amor que sentía por Boruto y la gratitud hacia la familia Uzumaki eran su escudo, pero ese escudo se resquebrajaba con cada segundo que pasaba.

-No quiero hacer esto... ¡No quiero lastimarte, Boruto! -pensaba Kawaki, pero sus palabras no podían escapar de sus labios.

Boruto, observando el dolor reflejado en los ojos de Kawaki, sintió un nudo en el estómago. Su corazón se aceleraba mientras trataba de encontrar una solución. El Jogan parpadeaba en su ojo derecho, como si intentara guiarlo hacia una respuesta.

Mitsuki, desde un rincón de la sala, observaba todo en silencio. En su rostro no había miedo, solo una calma tensa que escondía la tormenta de emociones en su interior.

Ver a Boruto sufriendo lo llenaba de una determinación silenciosa. Para Mitsuki, Boruto era su sol, su razón de ser, y no permitiría que esa luz se apagara.

-Boruto, mantente firme -murmuró Mitsuki para sí mismo, listo para intervenir en cualquier momento.

La voz de Ada rompió el silencio, como un cuchillo que cortaba el aire.

-¡Kawaki, no te detengas hasta que lo destruyas! -ordenó, su tono cargado de crueldad.

El cuerpo de Kawaki reaccionó de inmediato. Lanzó un ataque con una velocidad y fuerza que Boruto apenas logró esquivar.

La fuerza del golpe resonó en la sala, y Boruto sintió que su corazón se rompía un poco más al ver a Kawaki, su Kawaki, convertido en un arma contra él.

-¡Kawaki, resiste! ¡Yo sé que puedes hacerlo! -gritó Boruto, su voz llena de emoción y desesperación.

Kawaki intentó responder, pero su cuerpo no le obedecía. Cada ataque que lanzaba era un recordatorio de su impotencia. Dentro de su mente, gritaba por ayuda, por una solución, por algo que lo liberara de esa prisión.

-¡Boruto... no puedo detenerme...! -logró articular Kawaki, su voz rota.

La confesión de Kawaki golpeó a Boruto como un rayo. Con el Jogan activado, Boruto observó el cinturón mágico que aprisionaba a Kawaki. Su luz azul iluminaba las grietas en la oscuridad que lo rodeaba. Boruto sabía que la solución estaba frente a él, pero también sabía lo que implicaba.

-Kawaki, no voy a lastimarte, pero necesito que confíes en mí -murmuró Boruto mientras levantaba su espada, imbuida con el poder de su Jogan.

Kawaki, con lágrimas cayendo de sus ojos, asintió débilmente.

-Hazlo... por favor, hazlo ya -dijo, su voz apenas un susurro.

Con un movimiento rápido y preciso, Boruto dirigió su espada hacia el cinturón. La luz del Jogan se intensificó, envolviendo a Kawaki en un resplandor azul que llenó la sala.

El cinturón se fracturó, cada grieta emitiendo un sonido que resonaba como un grito de libertad. Finalmente, el objeto oscuro se desintegró en partículas de luz, liberando a Kawaki de su control.

Kawaki dejó escapar un grito desgarrador antes de desplomarse hacia adelante. Boruto corrió hacia él, atrapándolo antes de que cayera al suelo. Lo sostuvo con cuidado, sus manos temblorosas mientras lo llamaba con voz quebrada.

-Kawaki, ya está. Estás libre... ya todo terminó -murmuró Boruto, con lágrimas acumulándose en sus ojos.

Kawaki, inconsciente, parecía finalmente en paz. Boruto lo abrazó con fuerza, como si temiera que pudiera desaparecer de sus brazos.

Mitsuki, que había estado vigilante, giró rápidamente hacia donde debía estar Naruto, pero su rostro se endureció al no encontrarlo. Su atención se centró en Ada, quien los observaba con una sonrisa de satisfacción desde las sombras.

-Naruto Uzumaki ya no será un problema para ustedes. Por ahora. Nos veremos pronto, niños -dijo Ada, su tono cargado de burla, antes de desaparecer en un destello junto con una parte de la sala.

El silencio que quedó fue ensordecedor. Mitsuki caminó hacia Boruto, que seguía sosteniendo a Kawaki con cuidado. Su voz, tranquila pero cargada de preocupación, rompió el momento.

-Boruto... se lo llevó. Naruto ya no está aquí.

Boruto levantó la vista, sus ojos reflejando una mezcla de frustración y determinación. Sabía que esta batalla estaba lejos de terminar, y que la recuperación de Kawaki era solo el inicio de algo mucho más grande.

Mientras sostenía a Kawaki, Boruto hizo una promesa silenciosa. No permitiría que su familia se desmoronara.

Encontraría a su padre, protegería a quienes amaba y enfrentaría a Ada con toda la fuerza que su corazón podía reunir. La lucha continuaría, pero la esperanza ardía con más fuerza que nunca.

 La lucha continuaría, pero la esperanza ardía con más fuerza que nunca

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El Cinturón De La Discordia ~KawaBoru ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora