Boruto Uzumaki y Kawaki han construido un vínculo poderoso que trasciende lo fraternal, desatando sentimientos profundos y confusos entre ambos.
Sin embargo, ese amor es puesto a prueba cuando Ada, una hechicera llena de rencor, irrumpe en sus vida...
La mañana en Konoha trajo consigo una tensión palpable. En la torre del Hokage, el aire estaba cargado de preocupaciones y determinación.
Sasuke, Shikamaru y Sai se encontraban reunidos, analizando cada detalle y considerando cada posible estrategia para rescatar al Séptimo Hokage.
La noticia del secuestro de Naruto y la desaparición de Kawaki había sacudido a la aldea, dejando una mezcla de miedo, incertidumbre y, para algunos, indignación.
El consejo de ancianos de la aldea, figuras experimentadas y respetadas que representaban los intereses del Señor Feudal, habían sido implacables en su decisión. La desconfianza que mantenían hacia Kawaki desde hacía tiempo los había llevado a una conclusión tajante.
-Kawaki ha demostrado ser una amenaza incontrolable - declaró uno de los ancianos, su voz dura y firme - Sabíamos que su presencia representaba un peligro, y ahora tenemos pruebas irrefutables. Como Hokage interino, Sasuke Uchiha, te ordenamos que envíes un equipo para localizar y neutralizar a Kawaki, asegurando la seguridad de la aldea.
Sasuke reprimió una reacción, pero sus ojos mostraban claramente su desacuerdo. Comprendía que Kawaki estaba bajo la influencia de una manipulación externa; Ada y su control eran la verdadera amenaza. Sin embargo, el consejo parecía indiferente a ese matiz.
-Entiendan que Kawaki es una víctima en todo esto -dijo Sasuke, su voz cargada de frustración - La verdadera culpable es Ada, quien manipula y usa a Kawaki en contra de su voluntad. Debemos centrar nuestros esfuerzos en detenerla, en salvar al Hokage y liberar a Kawaki de su control.
A su lado, Shikamaru asintió en silencio. Sabía que sus palabras eran ciertas, pero el consejo permanecía firme en su posición. Los ancianos, respaldados por la autoridad del Señor Feudal, intercambiaron una breve mirada antes de volver su atención a Sasuke.
-Tu rol aquí no es el de cuestionar las órdenes, sino de cumplirlas, Sasuke Uchiha - dijo el segundo anciano - La aldea no puede correr el riesgo de otra traición. Como Hokage interino, eres responsable de ejecutar nuestras decisiones. Moviliza a los equipos que sean necesarios para asegurar que Kawaki no regrese como una amenaza.
Sasuke cerró los ojos por un momento, apretando los puños, luchando por controlar la impotencia y frustración que sentía.
Sabía que era su responsabilidad mantener la seguridad de la aldea, pero rechazar a Kawaki, ignorando las circunstancias, era una decisión que sentía como injusta y precipitada.
Consciente de que no tenía otra opción, asintió, sabiendo que haría lo necesario para ganar tiempo y, en última instancia, proteger tanto a Naruto como a Kawaki.
Finalmente, aceptó organizar dos equipos de élite. Uno se enfocaría en rastrear al Hokage y traerlo a salvo. El otro, aunque oficialmente tenía la orden de neutralizar a Kawaki, estaría conformado por sus ninjas de confianza, aquellos que comprendían las verdaderas circunstancias detrás de su desaparición.
En la aldea, la división de opiniones entre los aldeanos era evidente. Para muchos, Kawaki había demostrado su lealtad a la aldea en repetidas ocasiones; sin embargo, para otros, los eventos recientes solo aumentaban sus dudas.
Hinata e Himawari permanecían en casa, visiblemente afectadas. Himawari no podía contener las lágrimas, mientras Hinata trataba de reconfortarla, aunque la incertidumbre la abrumaba.
Ambas temían por la seguridad de Naruto y sufrían la posibilidad de que Kawaki pudiera ser considerado un enemigo.
-No se preocupen - dijo Boruto, con una voz decidida que contrastaba con sus ojos llenos de tristeza - Los traeré de vuelta a los dos, a papá y a Kawaki. Les prometo que los protegeré a ambos.
Sus palabras eran una promesa, un juramento que se sentía más firme que cualquier misión. Mitsuki, su fiel amigo, estaba a su lado, asintiendo con una determinación tranquila. Donde fuera que Boruto decidiera ir, él lo seguiría.
Sarada, observando la escena, se acercó a Boruto con una expresión seria y decidida.
-Sarada... pase lo que pase, necesito que cuides de Himawari -dijo Boruto, mirándola con intensidad - Manténla a salvo y asegúrate de que no se arriesgue. Ada tiene sus propios motivos, y no sabemos hasta dónde estaría dispuesta a llegar. Confío en ti para protegerla.
-Haré todo lo que esté a mi alcance, Boruto. No te preocupes -respondió Sarada, asintiendo con firmeza, con la resolución de quien sabe que debe proteger a alguien en ausencia de un ser querido.
Con la promesa de Sarada, Boruto se dirigió a la torre del Hokage. Al llegar, se encontró con Sasuke, quien estaba sentado detrás del escritorio, su expresión serena pero con una sombra de preocupación.
-Sasuke-sensei, he tomado mi decisión. Voy a traerlos a los dos de vuelta, cueste lo que cueste.
Sasuke lo miró en silencio por un momento, comprendiendo el peso de sus palabras. Aunque su posición como Hokage interino le impedía enviarlo oficialmente en esta misión, su responsabilidad como maestro y mentor era apoyar a Boruto en lo que consideraba correcto.
-Hazlo, Boruto -dijo Sasuke, su voz baja pero llena de apoyo - Como Hokage temporal, no puedo ordenarte que vayas. Pero como tu maestro, como alguien que ha pasado por algo similar, tienes mi respaldo. Confío en ti para traerlos de vuelta, y juntos encontraremos una manera de resolver esto luego.
Con un último intercambio de miradas, Boruto asintió y salió de la torre. Sabía que contaba con el apoyo de su maestro, y eso le daba la fuerza que necesitaba para seguir adelante.
Caminó hacia las puertas de la aldea, donde Mitsuki ya lo esperaba, oculto en las sombras, listo para acompañarlo sin importar las dificultades que encontraran en el camino.
Sin una palabra, ambos cruzaron los límites de Konoha, adentrándose en la oscuridad de la noche. Sabían que el camino no sería fácil, pero estaban dispuestos a enfrentarlo todo para traer de regreso a los suyos, a aquellos que formaban parte de su vida y que representaban todo lo que amaban y protegían.
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