Sombras En La Medianoche

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La aldea de Konoha dormía en una calma absoluta, sumergida en el silencio de la medianoche, sus habitantes ajenos al peligro que se cernía desde lo alto de los edificios.

Desde esa altura, Kawaki y Ada observaban la escena, envueltos en una penumbra que parecía absorber la poca luz de la luna.

La sonrisa de Ada, fría y calculadora, contrastaba con la expresión vacía de Kawaki, cuyos ojos, de vez en cuando, mostraban un fugaz destello verde, el símbolo de la atadura que lo mantenía bajo su control.

Ada, con una expresión de satisfacción oscura, acarició suavemente la espalda de Kawaki, sus dedos deslizándose con la misma delicadeza que una garra invisible.

Su mirada no se apartaba de la torre del Hokage, donde el Séptimo descansaba, desprevenido ante lo que estaba a punto de suceder.

- Empieza con el ataque, Kawaki - murmuró, su voz fría y llena de autoridad - Que todos sepan que eres tú. Distrae a la aldea mientras yo me ocupo del Séptimo. No te preocupes, no lo mataré... aún. Naruto Uzumaki no morirá tan fácilmente.

Kawaki sintió el peso de esas palabras como un golpe en el pecho. Era consciente de cada movimiento que hacía, de cada orden que obedecía, pero la impotencia era un tormento insoportable.

Sus manos temblaron, y mientras alzaba la vista hacia el cielo estrellado, sus lágrimas cayeron silenciosas, un grito mudo de desesperación. Dentro de su mente, su alma clamaba una y otra vez.

-Ven, Boruto... por favor te lo pido. Ayúdales, ayúdalo a él... ¡Boruto!

Con un movimiento automático, Kawaki activó su ojo izquierdo. Un brillo intenso cubrió la escena cuando conjuró tres dados colosales, negros y rojos, que flotaron sobre la aldea, listos para ser lanzados.

Pero justo en el instante en que los dados empezaban a caer, un destello apareció debajo de cada uno. Sin que Kawaki pudiera comprenderlo, un portal dimensional se abrió bajo cada dado, absorbiéndolos en un abrir y cerrar de ojos.

Boruto había llegado.

A través del mismo camino que Ada y Kawaki habían tomado, Boruto apareció, su mirada llena de dolor y determinación. Su corazón se encogió al ver a Kawaki, quien, pese a la aparente calma en su postura, reflejaba una ausencia que le helaba el alma.

Los destellos verdes en los ojos de Kawaki lo hicieron reaccionar, y activó su propio Jogan, buscando respuestas. Fue entonces cuando lo vio claramente: el cinturón mágico que rodeaba el torso y la cintura de Kawaki.

-Kawaki... -susurró Boruto, su voz temblando de tristeza y rabia contenida - Ese cinturón... te está controlando. ¿Pero quién fue...?

No hubo tiempo para preguntas. Sin una palabra, Kawaki se lanzó sobre él, sus movimientos rápidos y feroces, cada golpe cargado con una fuerza brutal. Boruto apenas pudo esquivar el primer ataque, sintiendo la ráfaga de aire cuando el puño de Kawaki pasó a centímetros de su rostro.

Al girarse para enfrentarlo, notó el brillo húmedo en el rostro de Kawaki: lágrimas. Lágrimas que caían, aunque su expresión permanecía fría, vacía, como si cada golpe fuera una sentencia que no podía evitar.

Los aldeanos, alertados por los destellos y el sonido del enfrentamiento, comenzaron a despertar. Mitsuki, viendo la desesperación de su amigo y el peligro que representaba Kawaki, reaccionó rápidamente, enviando un mensaje a Sarada y Shikadai para que alertaran a sus familias y al resto de los ninjas.

Mientras tanto, Mitsuki corrió al lado de Boruto, decidido a ayudar, aunque sabía que la situación era extremadamente complicada.

-Boruto, esto no es suficiente. No podemos simplemente defendernos, ¿entiendes? - dijo Mitsuki, esquivando otro ataque de Kawaki, quien lanzaba golpes con una velocidad y precisión impresionantes.

El Cinturón De La Discordia ~KawaBoru ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora