Sombras Y Promesas

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El aire en la guarida de Ada era pesado, cargado de una energía opresiva que parecía absorber toda esperanza. Kawaki estaba sentado en el centro de la sala, con la mirada fija en el suelo, sus respiraciones entrecortadas resonando en el silencio.

La magia del cinturón lo mantenía atrapado, su cuerpo rígido como si fuera un títere cuyas cuerdas estaban en manos de Ada. Pero dentro de su mente, Kawaki estaba en guerra consigo mismo, librando una batalla silenciosa contra la oscuridad que lo consumía.

Cada segundo era una tortura, cada instante lo empujaba más cerca del abismo. El cinturón intensificaba su control, apretando no solo su cuerpo, sino también su voluntad, aunque esta última se negaba a ceder por completo. Aun así, Kawaki sentía que estaba al borde de la locura.

La desesperación lo envolvía como una marea, y la única luz que lo mantenía a flote era la imagen de Boruto, esa conexión que lo anclaba a la realidad.

-¿Cuánto más puedo resistir esto? -murmuró Kawaki en su mente, con una voz cargada de angustia.

El dolor físico era insoportable, pero lo que realmente lo destruía era el dolor emocional, el saber que su cuerpo era una herramienta para lastimar a aquellos que más amaba.

Pensaba en Boruto, en la promesa que se habían hecho, en los momentos en los que había encontrado una familia y un hogar en Konoha. Y ahora, todo parecía una pesadilla que no podía terminar.

Mientras tanto, en el camino hacia la guarida, Boruto caminaba con Naruto y Mitsuki a su lado. Aunque su postura era firme, su interior estaba al borde del colapso.

Había perdido la cuenta de cuántas veces había sentido que sus fuerzas flaqueaban, cuántas veces la desesperación había intentado devorarlo. Pero, cada vez, el apoyo silencioso de Mitsuki y la presencia sólida de su padre lo habían mantenido en pie.

Naruto, aunque aún recuperándose, irradiaba una calma y fortaleza que Boruto encontraba reconfortante. Era como si, incluso en medio del caos, el Séptimo Hokage pudiera ser un faro de esperanza.

Mitsuki, por otro lado, se mantenía siempre a su lado, listo para intervenir en cualquier momento, su lealtad inquebrantable visible en cada uno de sus movimientos.

-Si no fuera por ustedes... -pensó Boruto, mirando de reojo a su padre y a Mitsuki.

Esa simple idea le hizo darse cuenta de lo vulnerable que se había vuelto. Su amor por Kawaki, su deseo de salvarlo, lo exponía de una manera que nunca antes había experimentado. Y, aunque esa vulnerabilidad lo aterraba, también le daba una fuerza que no sabía que tenía.

-Boruto - dijo Naruto, interrumpiendo sus pensamientos- sé que esto es difícil para ti. Pero estamos contigo. No tienes que enfrentarlo solo.

Esas palabras, simples pero sinceras, llenaron a Boruto de un nuevo impulso. Asintió con determinación, apretando los puños mientras se acercaban a la entrada de la guarida.

Podía sentir la presencia de Kawaki al otro lado, una energía cargada de conflicto y dolor. Su corazón se aceleró al pensar en lo que estaba a punto de enfrentar, pero se prometió que no retrocedería.

La puerta de la guarida se abrió con un chirrido metálico, y lo primero que vieron fue a Kawaki, de pie en el centro de la sala. Su respiración era irregular, como si cada aliento fuera una lucha contra una fuerza invisible.

Sus ojos, vacíos pero llenos de un brillo intermitente, reflejaban la guerra que aún libraba en su interior. Y, aunque su cuerpo estaba claramente controlado por el cinturón, Boruto pudo ver la chispa de resistencia que aún ardía en él.

-Kawaki... - murmuró Boruto, dando un paso hacia adelante- Mi amor.

Kawaki levantó la vista, sus labios temblaron mientras intentaba hablar. Su voz salió entrecortada, pero llena de una desesperación que atravesó a Boruto como una flecha.

-Boruto... no puedo detenerme. No puedo controlar mi cuerpo. Por favor... por favor, haz algo. No quiero hacerles daño.

El corazón de Boruto se rompió al escuchar esas palabras. Sabía que Kawaki estaba sufriendo, que cada instante bajo el control del cinturón era una tortura para él. Pero también sabía que no podía rendirse, que tenía que encontrar una manera de salvarlo.

-Kawaki, no voy a rendirme contigo. Confía en mí, voy a sacarte de esto - dijo Boruto, su voz llena de una mezcla de compasión y determinación.

Naruto, observando la escena, colocó una mano en el hombro de su hijo, un gesto silencioso de apoyo. Mitsuki, por su parte, se movió con sigilo hacia otro pasillo, buscando una entrada diferente que lo llevara directamente hacia Ada. Sabía que, mientras Boruto enfrentaba a Kawaki, él tenía que encargarse de neutralizar a la fuente del problema.

Mitsuki avanzó con cautela, sus sentidos alerta a cualquier movimiento. La energía de Ada era inconfundible, y no tardó en encontrarla en una sala oscura, rodeada de un aura que parecía oscilar entre la belleza y la amenaza. Ada lo observó con una sonrisa fría, como si hubiera estado esperando su llegada.

-Así que, finalmente, nos encontramos cara a cara -dijo Ada, su voz resonando con una mezcla de curiosidad y desdén.

Mitsuki no respondió de inmediato. En cambio, adoptó una postura defensiva, listo para cualquier movimiento que Ada pudiera hacer. Sabía que no sería una batalla fácil, pero también sabía que tenía que ganar tiempo para que Boruto pudiera salvar a Kawaki.

Mientras tanto, en la sala principal, Kawaki dio un paso hacia Boruto, su cuerpo temblando por el esfuerzo de resistir. Aunque aún no podía controlar sus movimientos, había algo en su mirada que reflejaba una fuerza nueva, una chispa de esperanza que se negaba a apagarse.

-Boruto... por favor... termina con esto -susurró Kawaki, mientras las lágrimas caían de sus ojos.

Boruto, con el corazón roto pero lleno de determinación, dio un paso hacia él, preparado para lo que fuera necesario para salvar a su amado. La batalla estaba lejos de terminar, pero en aquel instante, la esperanza brillaba como una luz en medio de la oscuridad.

 La batalla estaba lejos de terminar, pero en aquel instante, la esperanza brillaba como una luz en medio de la oscuridad

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El Cinturón De La Discordia ~KawaBoru ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora