El aire dentro del recinto aún estaba cargado de una energía pesada y sofocante, pero para Kawaki, todo parecía haberse detenido en el momento en que sintió el abrazo de Naruto.
— Perdoname padre, por favor te lo pido. Solo....perdoname....
Había tantas palabras que quería decir, tantas emociones que lo inundaban, pero ninguna parecía suficiente. Naruto, aunque débil, seguía irradiando esa calidez que lo había hecho sentir parte de algo por primera vez en su vida.
—Kawaki… estoy aquí. Estoy contigo —susurró Naruto, mientras su mano se posaba en la espalda del joven, brindándole un consuelo que Kawaki no sabía que necesitaba desesperadamente.
Kawaki no pudo contener más las lágrimas. Las dejó fluir libremente, manchando el suelo de mármol frío mientras escondía su rostro en el hombro de Naruto.
En ese momento, no era el guerrero marcado por un pasado de sufrimiento, ni el chico controlado por un cinturón mágico. Era simplemente Kawaki, un joven roto que encontraba refugio en los brazos de quien consideraba un padre.
—Lo siento tanto… No pude detenerla. No pude protegerte ni proteger a Boruto. Todo esto es culpa mía — dijo Kawaki entre sollozos, su voz quebrada por el peso de su culpa — Perdoname padre.
Naruto, con una paciencia infinita, lo separó un poco para mirarlo a los ojos. Sus propios ojos azules, aunque cansados, estaban llenos de una compasión que parecía infinita.
—Escúchame, Kawaki. Nada de esto es tu culpa. Fuiste manipulado, usado como una herramienta, pero eso no define quién eres. Eres parte de nuestra familia, y no voy a dejar que nadie te arrebate eso. Ni Ada, ni nadie más — dijo Naruto, su tono firme pero lleno de cariño.
Las palabras de Naruto golpearon a Kawaki como un bálsamo para su alma herida. Por primera vez en mucho tiempo, sintió que quizás había un camino para redimirse, un futuro donde pudiera ser digno del amor y la confianza que Boruto y Naruto depositaban en él.
Naruto, con un esfuerzo visible, se puso de pie. Aunque sus piernas temblaban ligeramente, su voluntad era inquebrantable. Colocó una mano firme en el hombro de Kawaki, dándole un pequeño apretón.
—Ahora, debemos encontrar a Boruto y Mitsuki. Ellos también necesitan nuestra ayuda — dijo Naruto, con una determinación renovada.
Kawaki asintió, limpiándose las lágrimas rápidamente. Aunque su corazón aún estaba pesado, algo dentro de él se había encendido. Era una chispa de esperanza, una promesa silenciosa de que haría todo lo posible para proteger a quienes amaba.
Mientras tanto, en el bosque envuelto en niebla, la batalla mental y emocional entre Boruto y Ada continuaba. Cada palabra de Ada era como un cuchillo, buscando las grietas en las defensas de Boruto, mientras su Seringan seguía pulsando con una energía hipnótica.
—¿Realmente crees que puedes salvar a todos, Boruto? Mira lo que ya he hecho. Tu padre, Kawaki… ¿Cuánto más puedes perder antes de rendirte? — preguntó Ada, su tono suave pero impregnado de malicia.
Boruto apretó los puños, sus uñas clavándose en sus palmas. El Jogan brillaba con intensidad, creando un escudo que lo protegía, pero mantenerlo activo mientras luchaba con sus emociones lo estaba desgastando rápidamente.
—No me importa cuánto cueste. No me importa cuántas veces caiga. Los salvaré a todos, y tú no me detendrás — respondió Boruto, su voz quebrada pero llena de convicción.
Mitsuki, que seguía a su lado, observaba a Ada con una calma tensa. Aunque no decía nada, su presencia era un recordatorio constante de que Boruto no estaba solo. Y eso, más que cualquier otra cosa, era lo que mantenía a Boruto de pie.
De vuelta en el recinto, Naruto y Kawaki avanzaban con cautela, saliendo de la prisión opresiva y adentrándose en los pasillos oscuros de la fortaleza.
Naruto apoyaba una mano en la pared para mantener el equilibrio, pero su mirada estaba fija hacia adelante, completamente enfocada en llegar a su hijo Boruto.
—Padre, ¿estás seguro de que puedes continuar? —preguntó Kawaki, con un tono lleno de preocupación.
Naruto asintió, una pequeña sonrisa cruzando su rostro.
—No te preocupes por mí, Kawaki. He pasado por cosas peores. Ahora, vamos a encontrar a Boruto y a Mitsuki.
El pasillo se abrió a un amplio balcón, desde donde podían ver el bosque bajo la luz de la luna. En la distancia, se podían distinguir destellos de luz y sombras moviéndose rápidamente. Era evidente que la batalla seguía desarrollándose.
Naruto colocó una mano en el hombro de Kawaki, mirándolo con seriedad.
—Escucha, hijo. Cuando lleguemos, puede que las cosas se pongan más difíciles. Pero quiero que recuerdes algo: no estás solo. Nunca lo estarás. ¿Entendido? —dijo Naruto, con un tono firme.
Kawaki asintió, sintiendo que su resolución se fortalecía con cada palabra de Naruto. Juntos, se prepararon para enfrentarse a lo que viniera, sabiendo que su familia los esperaba, y que juntos podían superar cualquier desafío.
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El Cinturón De La Discordia ~KawaBoru ~
FanficBoruto Uzumaki y Kawaki han construido un vínculo poderoso que trasciende lo fraternal, desatando sentimientos profundos y confusos entre ambos. Sin embargo, ese amor es puesto a prueba cuando Ada, una hechicera llena de rencor, irrumpe en sus vida...