Prisión De Dolor Y Sombras

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Kawaki se encontraba atrapado en una prisión que era tanto física como emocional. Dentro de su mente, una jaula de cristal verde lo rodeaba, un símbolo del poder de Ada que intentaba doblegar su voluntad y aprisionar su espíritu.

Las paredes de la jaula brillaban con una luz verdosa, fría y cruel, que lo sumergía en una penumbra constante. Sentía que la propia estructura de la jaula lo oprimía, lo mantenía en un estado de tensión, como si el aire mismo fuera denso, imposible de respirar, y cada segundo en esa jaula profundizaba su dolor.

Fuera de la jaula, en el vasto y oscuro entorno de su mente atrapada, una figura monstruosa se alzaba: un ser gigantesco hecho de humo y sombras, una presencia sombría que lo acechaba y parecía observarlo con una intensidad fría.

Cada movimiento del gigante generaba un eco que retumbaba en el vacío, un recordatorio del control que Ada ejercía sobre él. A su alrededor, una serpiente verde, enorme y ominosa, se deslizaba lentamente, enroscándose en la jaula, como si estuviera lista para apretar y destruir cualquier intento de resistencia.

Aunque el control sobre su mente y cuerpo era abrumador, el corazón de Kawaki permanecía intacto. Dentro de la jaula, sentía la fuerza de su espíritu, un reflejo de todo lo que había encontrado en la aldea, de su amor por Boruto.

Ese amor era su ancla, la chispa de luz que mantenía su verdadera esencia protegida, intacta. Kawaki apretó los puños, y aunque cada golpe que lanzaba contra las paredes de cristal no producía más que un leve temblor, su voluntad no se desmoronaba.

-No me detendré - murmuró para sí mismo, con una voz baja, pero cargada de determinación - Boruto... prometí estar a tu lado, y no voy a romper esa promesa.

Afuera, el gigante de sombras se acercó más, su figura envolvente proyectando una sombra aún más profunda sobre la jaula. La serpiente siseaba, como si percibiera la fuerza de resistencia en Kawaki, una energía que no lograban apagar ni la magia de la jaula ni la opresión de los símbolos de control que lo rodeaban.

Entonces, la presencia de Ada se hizo sentir de nuevo en su mente. Era un susurro frío, una voz que penetraba sus pensamientos, que se filtraba en cada rincón de su mente. Su figura apareció a su lado, su silueta rodeada de esa misma luz verde que lo aprisionaba, sus ojos llenos de una calma siniestra.

-Kawaki... -murmuró, con una voz suave que vibraba con un matiz oscuro - Crees que puedes resistirte. Pero todo lo que eres está bajo mi control. La persona que pensabas ser ya no existe, y ahora, tus acciones solo me responderán a mí.

Kawaki sintió una opresión aún más intensa al escucharla, un peso sobre sus hombros que lo forzaba a inclinarse. Sin embargo, dentro de su mente, una parte de él seguía negándose a aceptar esas palabras.

Aunque sus pensamientos estaban nublados y sus movimientos controlados, sabía que había una parte de él que Ada jamás podría tocar: su corazón.

-Puedes manipular mi mente... puedes hacer que mi cuerpo responda a tus órdenes... -murmuró Kawaki, su voz apenas un susurro - Pero lo que siento, lo que llevo dentro de mí, no te pertenece. Mi corazón... mi amor... no es algo que puedas cambiar.

Ada lo miró, y por un momento, algo cambió en su expresión. Sus ojos se endurecieron, y Kawaki percibió un destello de frustración en su mirada. Sabía que sus palabras la habían tocado, aunque no fuera de la manera que ella esperaba.

El amor que Kawaki sentía por Boruto era algo que ella no podía comprender, algo que ni siquiera su magia podía controlar, y eso parecía desconcertarla.

-Entonces prepárate, Kawaki -murmuró Ada, su voz cargada de una frialdad intensa - Si no puedes entregarte a mí, entonces harás lo que yo diga. Nos vamos a Konoha, y tú serás quien desate el caos. Te guste o no, tus manos se mancharán, y yo cumpliré mi propósito.

El Cinturón De La Discordia ~KawaBoru ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora