En los rincones más oscuros de Konoha, donde ni las luces de las calles ni las miradas curiosas alcanzaban a ver, Ada se ocultaba. La noche cubría la aldea como un manto profundo, pero ella, envuelta en sombras, era una parte de ese mismo manto, una presencia imperceptible.
Su figura, esbelta y elegante, permanecía inmóvil en un pequeño callejón, donde el viento apenas se atrevía a soplar. El silencio a su alrededor era absoluto, roto solo por el ocasional crujir de hojas secas bajo sus pies, como si la propia naturaleza se inclinara ante su poder.
En sus manos, el cinturón mágico brillaba con una oscuridad opaca, como si en su centro latiera un poder más antiguo que la aldea misma. No era un simple objeto; era una creación que Ada había forjado con su propio rencor y deseo.
El cinturón era negro, hecho de un material que parecía pulsar con vida propia. Pequeños destellos verdes recorrían su superficie, como si atraparan la esencia misma del bosque nocturno.
La hebilla, forjada en forma de una serpiente enroscada, brillaba con una luz siniestra, simbolizando el control que pronto ejercerían sobre Kawaki.
Ada lo sostenía con delicadeza, sus largos dedos acariciando el objeto con una mezcla de devoción y orgullo. Sabía que una vez que el cinturón rodeara a Kawaki, su mente, sus emociones, sus deseos más profundos, cambiarían para siempre.
Se convertiría en una extensión de su voluntad. La serpiente que dormía en el cinturón pronto despertaría, y cuando lo hiciera, ni el poder de Boruto, ni la luz de la familia Uzumaki, podrían salvarlo.
Con una sonrisa apenas perceptible, Ada dio un paso hacia atrás, desapareciendo aún más en las sombras, sabiendo que pronto, muy pronto, Konoha conocería su verdadera oscuridad.
Mientras tanto, en la casa de los Uzumaki, un ambiente completamente diferente se desplegaba. La luz cálida del hogar envolvía cada rincón, como un abrazo suave y familiar que irradiaba desde las paredes hasta los corazones de quienes vivían allí.
La cena estaba casi lista, y el aroma de los platillos que Hinata preparaba flotaba en el aire, mezclándose con las risas y murmullos que llenaban la casa.
En el patio trasero, Himawari y Kawaki entrenaban juntos, el sonido de sus movimientos resonando con armonía sobre la hierba. Himawari, siempre ágil y concentrada, lanzaba un ataque tras otro, mientras Kawaki respondía con una sonrisa suave, una que rara vez mostraba.
Pero aquí, en este espacio, rodeado por el amor de los Uzumaki, Kawaki se sentía diferente. Sentía que las cicatrices de su pasado, aquellas que durante tanto tiempo lo habían mantenido aislado del mundo, comenzaban a desvanecerse.
Por primera vez, no era simplemente un protector o una herramienta; era parte de algo más grande, una familia.
Cada gesto de Himawari, cada sonrisa de Boruto desde la ventana mientras jugaba su videojuego, lo llenaban de una calidez que le resultaba completamente nueva.
Mientras bloqueaba uno de los ataques de Himawari, su mente divagaba por un momento, preguntándose si esta era la sensación que otros llamaban hogar. No un lugar físico, sino un estado de ser, un refugio emocional donde siempre serías bienvenido.
-¡Kawaki, cuidado! -gritó Himawari con una risa mientras lanzaba un golpe más veloz.
Kawaki apenas tuvo tiempo de reaccionar, atrapando su puño con delicadeza, antes de que ambos cayeran al suelo riendo.
-Eres buena -comentó Kawaki con una sonrisa, levantándose y ayudando a Himawari a ponerse de pie - Mucho mejor que la última vez.
-¡Gracias! -respondió ella, con los ojos brillando de emoción.
ESTÁS LEYENDO
El Cinturón De La Discordia ~KawaBoru ~
FanfictionBoruto Uzumaki y Kawaki han construido un vínculo poderoso que trasciende lo fraternal, desatando sentimientos profundos y confusos entre ambos. Sin embargo, ese amor es puesto a prueba cuando Ada, una hechicera llena de rencor, irrumpe en sus vida...