fue, a la edad de 14 años, la persona más joven ejecutada en los Estados Unidosen el siglo XX, y el último menor de 16 años.
Stinney fue condenado por el asesinato de dos niñas: Betty June Binnicker, de 11 años, y Mary Emma Thames, de 8, en el Condado de Clarendon, Carolina del Sur el 24 de marzo de1944. Stinney fue arrestado al día siguiente bajo cargos de asesinato de primer grado. El juicio tuvo lugar el 24 de abril en el Tribunal del Condado Clarendon. Una vez seleccionado el jurado, comenzó el juicio, a las 12:30 pm y terminó a las 5:30 pm. Tras sólo 10 minutos de deliberación, el jurado, que estaba compuesto en su totalidad por hombres blancos, dio un veredicto de culpable.
Bajo las leyes de Carolina del Sur en ese momento, toda persona sobre la edad de 14 años era tratado como a un adulto. Stinney fue sentenciado a muerte en la silla eléctrica. La ejecución fue llevada a cabo en la Penitenciaria Estatal de Carolina del Sur enColumbia la mañana del 16 de junio de 1944, menos de tres meses después que el crimen.[1]
El caso de Stinney se ha considerado controvertido hasta nuestros días, porque no ha sido resuelto satisfactoriamente, y porque las investigaciones y el proceso judicial demostraron severas anomalías
Tras 70 años, la jueza de Carolina del Sur, Carmen Tevis Mullen, decretó el miércoles 17 de diciembre de 2014, que el condenado a muerte más joven de la historia de Estados Unidos no tuvo un proceso justo.[2]La juez dictamino que el proceso judicial contra George Stinney había estado plagado de "violaciones fundamentales y constitucionales a un proceso regular".
Durante un proceso que no duró más de una jornada, la Policía afirmó que contaba con la confesión del adolescente, aunque no se encontró ninguna prueba escrita en ese sentido en los archivos judiciales. Su abogado, un cobrador de impuestos blanco, en ese entonces en plena campaña para su reelección, convocó a muy pocos testigos y apenas realizó algunos simulacros de contra interrogatorios.
Al jurado, integrado exclusivamente por hombres blancos, le bastaron apenas unos minutos para condenar al adolescente a la pena capital. Su abogado no apeló el fallo, lo que hubiera bastado para suspender la ejecución. Al examinar las actas del proceso, la magistrada Mullen no halló ninguna referencia a la presentación del arma del crimen.
En lo que se refiere a la confesión de Stinney, la jueza estima que el policía la obtuvo de una "manera indebida, no conforme a los códigos y procedimientos penales".
La hermana de Stinney afirma que ella estaba junto a su hermano el día del asesinato y que por lo tanto no podría haberlas asesinado.
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Asesinos en Serie * Biografías*
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