LA TUMBA DE LAS LUCIÉRNAGAS | KTH&JJK

27

Era menester mencionar la preocupación de Jungkook durante sus clases, ni siquiera pudo prestarle atención a Namjoon mientras explicaba un concepto importante, pues su mente estaba centrada en una única cosa, o mejor dicho, persona.

Taehyung.

A pesar de que pasó dos noches con él solo para estar seguro de que el mayor estuviera bien, la preocupación en su pecho no disminuía. Y es que a pesar de que el profesor le regalara una sonrisa o un vago "estoy bien" como respuesta, Jungkook podía ver en sus ojos que no era así; algo le estaba molestando, no de forma física, pero si mental ¿y qué podía hacer él? Cuando el mayor no quería decirle nada y se negaba a hablar de la situación dejándola en segundo plano.

Ah, él no quería insistir, pero Taehyung lo estaba preocupando.

La campana que indicaba el fin de la clase fue lo que lo sacó de su ensoñación, casi de inmediato agarró todas sus cosas y las metió en la mochila, levantándose de su asiento para salir a toda prisa pasando desapercibida la mirada de Namjoon. Caminó por el pasillo esquivando a los alumnos que iban en dirección contraria, yendo hasta el lugar donde se encontraban los de semestres superiores, donde Taehyung daba clases ahora.

Llegó hasta el salón donde sabía que se encontraba, esperando que salieran todos los alumnos para él poder ingresar y cerrar la puerta detrás de su espalda.

-Mi horario de clase ya acabó, responderé dudas en la siguiente- el mayor dijo de espaldas, con un tono de voz que muy pocas veces, por no decir nunca, utilizaba con él.

-¿Ni siquiera para mi?

Taehyung se dió la vuelta, una pequeña sonrisa formándose en sus labios al ver al chico que estaba frente a él.

-Jungkook.

-¿Entonces sí responderá mis dudas?

-Para ti, siempre- él dijo, acercándolo por la cintura para luego abrazarlo hundiendo la nariz en la curvatura de su cuello. Suspiró encantado, quedándose así por un rato-. No sabes la falta que me hace ver tu rostro durante las clases.

-¿Es así?

-Por supuesto.

-Que cursi, profesor Kim.

-Oye, deja de rechazar mis intentos de romanticismo- se alejó haciendo un puchero, sin apartar las manos de la cintura de Jungkook-. No esperaba tu visita, honestamente; iba a preguntarte por mensaje si querías salir a comer a un café o algo similar.

Jungkook se encogió de hombros, jugando con sus dedos entrelazados algo nervioso.

-Estaba preocupado.

-¿Preocupado? ¿De qué?

-Por ti- le dijo, esperando una respuesta que no llegó-. S-sé que no quieres hablar del tema, pero realmente me preocupas; me dices que estás bien, pero sé que no es así.

Taehyung suspiró, frustrado y molesto consigo mismo. Porque en sus planes nunca estuvo que Jungkook lo viera de esa manera, mucho menos que conociera la parte más vulnerable de sí mismo. Él solo podía lidiar con todos sus demonios, lo había estado haciendo por años y lo que menos quería era que Jungkook se preocupara demás cuando el menor tenía sus propios problemas con los cuales lidiar.

-De verdad, no te preocupes, estoy bien.

-No te creo.

-¿Qué tengo que hacer para que me creas?

-Decirme la verdad, Taehyung.

Y tal vez se iba a arrepentir, pero decir una mentira piadosa no estaba tan mal ¿verdad?