Iba tarde.
Jungkook juraba que un día de estos se pegaría el celular a la oreja y pondría la alarma a todo volumen. ¿Cómo no la escuchó? Sabía que estar trabajando de noche le iba a pasar factura, pero su mente le dió el ego suficiente para pensar que podría con las dos cosas al mismo tiempo sin consecuencias.
Buscó en su cajón el dinero que había estado reuniendo, pues no le daría tiempo de desayunar y mucho menos de prepararse el almuerzo. Sin embargo, entre más rebuscó entre la ropa, no lo encontró; frunció el ceño, completamente confundido y pensando que tal vez lo dejó en otro lugar. Pero recordó con quien vivía, y apretó la mandíbula, saliendo de su habitación directo a la sala.
Allí sentada, con su cabello rojo y uñas largas mientras un hombre diferente a los demás le besaba el cuello, estaba su tía. Sonreía con los ojos cerrados, mientras que en su mano derecha sostenía un cigarrillo que se iba consumiendo al pasar de los segundos.
Y Jungkook tal vez pensó, en la parte más ingenua de su mente, que ella no había sido, que no sería capaz de hacerle algo así a él. Aún así, la ropa nueva que cubría aquel cuerpo recorrido por más personas de las que podía contar, decía otra cosa.
-¿Dónde está mi dinero?
La mujer abrió sus ojos, borrando su sonrisa y obligando a su acompañante a que se detuviera.
-¿De qué hablas, niño?
-¿Dónde está mi maldito dinero? Sé que fuiste tú, no intentes negarlo.
-¿Y si fui yo qué? ¿Vas a pegarme o echarme de mi propia casa?
Tragó en seco apretando los puños a cada lado de su cuerpo producto de la impotencia. Sabía que era en vano iniciar una pelea con ella cuando siempre terminaba de la misma manera, pero su dignidad lo instaba a seguir alzando la voz para defender lo que le pertenecía.
-No haré ninguna de esas cosas, pero no tenías el derecho de entrar a mi habitación y mucho menos agarrar el dinero que gané con tanto esfuerzo.
-Te he criado durante años ¿y te atreves a reclamarme?
Jungkook dejó salir una risa seca, sarcástica. ¿Acaso se le podía llamar crianza a eso?
-Como dije, es un dinero que me gané con esfuerzo. Si me lo hubieses pedido, podría ser diferente, pero lo tomaste sin mi permiso- la apuntó con el dedo. Sus manos temblaban un poco, aquella reacción siendo demasiado conocida para su cuerpo-. ¿Lo peor? Para comprarte ropa y seguir vendiendote a estos tipos tan desagradables.
-Maldito mocoso idiota- la mujer dejó caer al piso el cigarrillo, dejando su mano libre adornada con anillos para estamparla contra la mejilla de Jungkook. No lo dejó decir nada más, inmediatamente lo tomó por el rostro apretando sus mejillas, clavando adrede sus largas uñas en la piel blanquecina del menor-. Que sea la última vez que me hablas de esa manera delante de alguien más ¿comprendes? No entiendo cómo tienes cara para reclamarme cuando yo te he cuidado por tantos años, mientras tu madre huyó como una maldita perra queriendo deshacerse de ti. ¿Quieres seguir discutiendome? ¿Mhm?
-S-suéltame.
La mujer chasqueó la lengua, empujándolo.
-Lárgate, no quiero verte la cara por hoy.
Tan rápido como dijo aquellas palabras Jungkook salió de la casa, no atreviéndose a mirar atrás o seguir reclamando. Se llevó la mano al pecho, apretando la camisa en un puño cuando la presión se hizo cada vez más notable, dificultandole respirar o siquiera coordinar los pasos.
Siempre era lo mismo. Siempre obtenía las mismas respuestas y salía igual o peor de lastimado que la vez anterior. Y por supuesto, su madre siendo la mayor protagonista de sus desgracias.
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LA TUMBA DE LAS LUCIÉRNAGAS | KTH&JJK
Fiksi PenggemarAislado en su pequeño apartamento, fumando y bebiendo para ahogar su tormento, Taehyung se enfrenta a sus propios demonios y a la decepción de no haber cumplido las promesas hechas a sus padres. Su vida cambia una madrugada cuando se encuentra con u...