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Esa mañana se había despertado como todas las veces anteriores; revisó su celular por algunos minutos, luego se levantó para cepillar sus dientes y salió de la habitación para continuar con su rutina. Como esa mañana ingresaba a dar clases un poco más tarde, sus pasos fueron poco apresurados para prepararse el desayuno. Sin embargo, al parecer había olvidado que la noche anterior cierta persona se había quedado a dormir en su departamento, porque apenas lo vió aún completamente dormido en el sofá, casi hace que le de un infarto.

-Joder.

Jungkook se removió en su sitio hundiéndose más en la calidez de las cobijas. Pero su sexto sentido lo hizo abrir los ojos, enviándole señales de que algo estaba mal. Parpadeó varias veces acostumbrándose a la iluminación natural, y un jadeo quedó atorado en su garganta al ver a una figura parada justo frente a él.

-Buenos días, bello durmiente- Taehyung bromeó, ladeando la cabeza y mirándolo divertido-. ¿Dormiste bien?

-¿Qué...?

-Anoche te quedaste dormido en el sofá mientras bebías chocolate caliente.

Su mente aún iba un poco lento debido a que estaba recién despierto, por lo que reaccionó dos minutos después, abriendo sus ojos de par en par y sentándose en el sofá aún con la cobija encima.

-¡Lo siento mucho, Taehyung!- exclamó con sus mejillas adoptando un tono carmesí-. No era mi intención incomodarte.

-¿Quién dijo que me incómodas?

-Pues...

Taehyung ignoró lo que el chico decía, dejándolo con las palabras en la boca. Y se dió la vuelta para continuar la acción que había dejado a medias: preparar el desayuno.

-¿Desayunas?

-¿Eh?

-¿Huevos o salchichas?

Jungkook tragó en seco, sintiéndose profundamente avergonzado por invadir el espacio personal de su profesor de esa manera. A pesar de su incomodidad, no pudo evitar que la intensa mirada que Taehyung le dirigía en espera de una respuesta lo impulsara a hablar.

-H-huevos, por favor.

-Bien- asintió Taehyung-. En el baño puedes encontrar un cepillo de dientes sin usar; está en el segundo cajón. Ahí también hay toallas. En un momento te llevaré una muda de ropa para que la uses.

-Muchas gracias.

-No hay de qué.

Jungkook se dirigió al baño con la vergüenza calándole los huesos e ingresó, cerrando la puerta a sus espaldas. Apenas entró, pudo percibir el olor a perfume que su profesor utilizaba diariamente. El baño estaba muy bien arreglado y limpio, lo que lo hizo suspirar, ya que era un poco quisquilloso con ese tipo de cosas.

Se quitó la ropa, dejándola tirada en el piso, y se metió a la bañera, abriendo la llave de agua caliente. Esperó alrededor de cinco minutos para que se llenara por completo, y cuando por fin lo estuvo, cerró la llave y se sumergió en el agua. Su cuerpo se relajó al entrar en contacto con el agua tibia, y una pequeña sonrisa se formó en sus labios. ¿Hace cuánto que no se bañaba con agua caliente? Recuerda que la última vez fue cuando tenía alrededor de cinco años; su abuela materna había calentado un poco de agua en un olla para bañarlo porque se encontraba enfermo. La extrañaba.

Los ojos se le cerraron por si solos, permitiendole relajarse una vez más antes de regresar a su infierno personal. Y es que no iba a mentir, las horas que había pasado con Taehyung eran como una curita a su alma, y el hecho de que su primera preocupación por la mañana haya sido entre escoger si comer huevos o salchichas, lo había dejado algo fuera de sí.

LA TUMBA DE LAS LUCIÉRNAGAS | KTH&JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora