Candies 4 Mo!

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— Ughh... Aún no se que carrera elegir. —El albino se quejó, dejando caer su cuerpo sobre el metal de aquel barandal, lamiendo una paleta de helado que estaba por terminarse.

— Aún falta mucho para eso, estamos en segundo año. —Zhan Zheng Xi intento animarlo. También comiendo de otra paleta.

— Ugh, ugh... Pelirrojo, ¿Tú ya sabes que estudiaras cuando termines la escuela? —Preguntó con voz cansada, dándole a Mo Guan Shan el tiempo de pensar en su respuesta.

Hacia un calor del infierno, estaban en descanso y por más raro que suene, casi no habían visto a He Tian durante estos días, Jian se preguntaba que estaba tramando.

— La verdad no sé, pero soy bueno cocinando, si no encuentro algo entraré a gastronomía. —Frunció el ceño pensativo, si el pelinegro estuviera ahí, ya había descrito en su mente cada uno de los mini gestos que había hecho Mo.— Aunque me gustan mucho los carros y todo eso.

— Xixi quiere ser un maestro, se vería muy guapo con traje. —El albino habló nuevamente, avergonzando a su amigo de la infancia.— Pero yo... Aún no sé... —Alargo el final de las palabras, casi cantando mientras terminaba su paleta y jugaba con el palito.

¿Qué estará haciendo He Tian? Jian Yi no había recibido un mensaje de él, después de que se le había arrodillado pidiéndole que lo ayudara a conquistar al ángel de Mo Guan Shan, se había desaparecido. Y ojalá no vuelva a aparecer.

— Envidio a He Tian. —Yi admitió aquello mientras hacia un puchero. El castaño sabía a que se refería, pero para Mo probablemente había mas de una razón aparte de que el pelinegro fuera un adinerado. Su hermano trabaja para el hermano de aquel chico, así que se hacía la idea.— No importa que estudie, su padre le dará su empresa en bandeja de oro, aún si ni siquiera se gradúa.

— Eso suena como alguien mimado.

— Es un maldito mimado. —Parecía tenerle coraje.— Aunque lo extrañaré, probablemente lo manden al extranjero si es que entra a la universidad, su hermano también estudió fuera del país, seria normal que pasara lo mismo con él.

— Ah, son buenos amigos. —El pelirrojo dijo aquello vagamente, mirando hacia otro lado con desinterés.

— No, solo extrañaré robarle dinero.