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Lo sospechaba, antes no tenia dudas sobre si algo pasaba alrededor de Mo Guan Shan, pero desde que le había preguntado aquello de la otra vez, de algún modo nuestro pelón favorito se vio aún más observador. Había algo que a veces los seguía, los miraba desde lejos, pero no lograba descifrar lo que era. ¿Y si alguien maldijo al hermano Mo? Como alguien rencoroso que quiere hacerle algo y un ente maligno lo persiguiera por todos lados. Aquello se sentía abismal y mucho más aún cuando no sabía quien era.

— Hermano Mo... ¿No has peleado con fantasmas? —preguntó, lanzando la pelota de vuelta a su amigo quien volvio a lanzarsela, practicando tiros una y otra vez mientras el estaba sentado y el otro a una distancia considerable. El pelirrojo frunció el ceño confundido.— Es que desde hace rato siento que nos ven... —Otro lance, aunque ahora no se lo regresaron y Mo se quedo con el balón, mirándolo.

— ¿Lo has notado? —Ambos miraron a los lados tratando de localizar a un culpable.

Estaban detras de la escuela y no era normal aquella sensación, no se consideraban miedosos, por favor, habían golpeado a uno que otro chico que se lo merecía, pero aquello que los observaba si les lograba erizar cada vello.

Por otro lado, He Tian suspiraba desde una de las ventanas de la escuela, mirando a su amor, junto con otro hombre. Pensaba que cuando se casara con el pelirrojo, podría separarlo de ese pelón.

Tomó aquel tenedor con elegancia, mordiendo aquel pedazo de carne en el con los ojos cerrados, disfrutando y planeando su siguiente movimiento

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Tomó aquel tenedor con elegancia, mordiendo aquel pedazo de carne en el con los ojos cerrados, disfrutando y planeando su siguiente movimiento. Los abrio lentamente, sus ojos miraron hacia su derecha, hacia su izquierda, y finalmente al centro de la mesa donde estaba su padre. Carraspeó, preparandose.

— Sabes, papá. —comenzo su discurso— Se que nos has enseñado la posición de la humildad y generosidad, que a pesar de nuestra riqueza hay veces que tenemos que ayudar a los demás. —Explicó, actuando sereno mientras cortaba su carne con el tenedor y cuchillo en sus manos.— Me has enseñado mucho, papá, y me he dado la tarea de investigar sobre las injusticias de la gente de pocos recursos que asisten a mi escuela. Como la comida es lo más importante para el humano, empecé con la cafetería.

He Cheng no podia creer lo que estaba diciendo su hermano. Finalmente había caído en la locura. Quería reírse.

— Quiero que nuestra familia brinde apoyo a la escuela con los alimentos, papá, especialmente si podemos donar recursos como huevos. —Suspiro, fingiendo un tono decaido de voz.— La otra vez me atrevi a probarlos, y sentí que podria intoxicarme si seguia comiendo de esos sandwiches de huevo... Me asusta que mis compañeros y docentes puedan recaer en su salud si siguen descuidando su estómago, papá.

El señor He asintió levemente, analizando las palabras de su hijo. ¿Estaria bien decirle que si? Por supuesto, era He Tian, su pequeño, podría darle lo que quisiera, incluso un millon si se lo pedia ahora mismo.

— Esta bien, hijo... Habla con mi secretario y pidele todo lo que necesites.

El mayor de los hermanos solo pensaba en una cosa.

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