Capitulo 19

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Desperté por la tarde, estaba cansado y podría seguir durmiendo pero mi madre no me dejaría.

Trate de llamar a April pero no me contestaba, se iba a buzón muy rápido, no entendía que había pasado.

Un día estábamos bien y al otro no me quería ni hablar, no recuerdo haber hecho nada mal para que me tratara así.

Mi madre decidió llamar a Colin por que había dormido mucho, Colin vino y me reviso de rápido.

Dijo que era normal, ahora que habían ajustado mi tratamiento podría hacer que me diera mas sueño de lo normal.

Él le dijo a mi madre que me dejara dormir solo que estuviera al pendiente de que mi respiración no se volviera pesada.

Pero eso no la tranquilizó así que decidió a cortar mi cita, lo que significaba que sería mañana y no en una semana.

Pase el resto del día durmiendo, sabía lo que me esperaba, subirían la dosis más.

No puedo decir que es como una quimioterapia o diálisis pero es bastante molesto tener que estar en esa sala sintiéndome mal, sinceramente no le desearía esto a nadie.

Un dato curioso de mi enfermedad es que si llegara a tener hijos, que lo dudo ya que el tiempo se me esta acabando, tendrían un 6O% de que tuviera la misma enfermedad que yo.

Ya que según el doctor es congénita o sea que ya esta en mis genes y es un gen dominante, solo hay menos de 100 casos registrados y la mayoría murió al nacer o no pasaron de los 6 años, a esa edad no puedes reproducirte claro esta, por eso es que no es común y al parecer aunque soy uno de las personas mas grandes en padecerlo, lo cual es muy extraño pues se debió manifestar cuando nací, no creo poder reproducirme.

Cuando llegue al hospital al día siguiente me llevaron a la sala con los demás chico, me pusieron el medicamento que me hizo sentir peor de lo que ya me sentía, estaba mareado, tenía un sabor a metal en la boca y tenía frío, mucho frío.

Una enfermera se dio cuenta así que le llamó a Colin de inmediato.

—Hey, ¿Cómo te sientes? —me preguntó preocupado.

—Eh estado mejor —le sonreí aunque eso me dolió.

—El doctor cree que lo mejor será que la suba —me dijo con esa sonrisa que siempre daba.

—No por favor —pedí, de por si no me sentía bien.

—Lo siento Dyl, ¿Quieres que te lleve a una habitación para subirla? —me preguntó tomando mi mano.

—Me hará sentir peor no es verdad —dije sabiendo la respuesta.

—Así es, estás respondiendo bien al medicamento así que si hacemos esto tal vez te ayude —me explicó.

—¿Mi mamá lo sabe ya? —pregunté.

—Si, ya lo sabe —me calmó.

—Esta bien pero no quiero ir en silla —le dije seguro.

Él sonrió y me ayudo a ponerme de pie, con cada paso que daba me sentía peor, por fin lo logre, cuando me acosté  en la cama me sentí tan bien.

Colin me puso el oxigeno por si me quedaba dormido, puso algo en el suero que se conectaba a mi catéter y de pronto me sentí mal, peor de lo que me había sentido alguna vez.

Empecé a sudar frío, mis manos me temblaban y vomitaba cada 5 minutos.

Mi madre llegó pronto, ella estaba sentada a mi lado y apretaba mi mano con fuerza cada que vomitaba, cuando pude dormir me sentí mejor o al menos eso pensé yo.

Lo sé por que cuando abrí los ojos tenía un tubo en la boca, me habían entubado.

No sabía que me había pasado, en ese momento vi a mi madre, Joe, mi abuela y a mi hermano en la sala.

Todos estaban serios, cuando mi madre se dió cuenta que estaba despierto llamo a Colin, el llego en segundos.

—Dylan que bueno que despiertas, estas entubado así que no trates de hablar —explicó.

Apreté la mano de mi madre que significa un si.

Él me quito el tubo, empecé a toser pues me picaba la garganta, me trate de sentar pero me dolía todo así que me quede acostado.

—¿Qué pasó? —pregunté, me dolía todo.

—Te pusiste mal Dylan, tuviste un paro respiratorio, no fue un colapso solo dejaste de respirar cariño —explicó mi madre.

—¿Qué hace Joe aquí? —pregunté, eso si era raro.

—Yo también te quiero, me alegro de verte —dijo Joe poniendo los ojos en blanco.

—Sabes que no me refiero a eso —comenté.

—Será mejor que lo dejen descansar —dijo Colin.

—Se puede quedar Joe un momento —pedí.

—Quince minutos —aceptó no tan convencido.

Todos salieron de la habitación, Joe se quedo y se sentó a mi lado.

—Creyeron que moriría verdad —lo solté.

—Si, me llamaron y dijeron que no te encontrabas bien, cuando llegue ya estabas entubado —confesó con un hilo de voz.

—No recuerdo nada de lo que paso —dije extrañado.

—¿Cómo fue? —preguntó confundido.

—Como un sueño —conté— yo estaba en la montaña viendo el amanecer y luego una luz grande me cegó, solo desperté.

—Bueno amigo di que fue bueno el sueño —sonrió.

—Si supongo, pude haber soñado contigo, eso sería aterrador —me burlé.

—Ja-Ja —dijo con sarcasmo— será mejor que duermas un rato.

—Creo que si —dije pues estaba cansado.

Me dormí unos 20 minutos creo yo, cuando desperté mi hermano estaba a mi lado se despertó de inmediato.

—¿Qué pasa Dian? —preguntó preocupado.

—Nada enano vuelve a dormir —respondí cansado.

—Dian —me llamó.

—Si —contesté.

—¿Cuándo mueras a donde iras? —preguntó intrigado.

—No lo se enano, tal vez sea como un sueño —sonreí.

—¿Estaré yo en él? —preguntó nervioso.

—Claro —sonreí.

—¿Lo prometes? —preguntó.

—Lo prometo —sonreí.

Vivía de promesas que no podría cumplir.

Hasta el finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora