Capitulo 26

129 17 0
                                    

Había tenido una buena semana, no había tenido dolor fuera de lo común, había podido dormir bien y las cosas parecían estar tranquilas.

Había convencido a mi madre de que saliera con su novio, ella no quería separarse de mí ni un momento al igual que mi hermano.

Los había convencido de seguir su vida normal, era algo así como una preparación.

Ese fin de semana mi hermano cumplía seis años, él ya era más que maduro para su edad, no quería fiesta ni nada pero yo le insistí.

Aceptó una pequeña fiesta, algo normal.

La abuela, April, Danny, mi madre, su novio, Joe y posiblemente una de sus hermanas, algunos amigos o compañeros de la escuela pues mi hermano no le gustaban los niños de su edad, aunque al inicio se mostraba molesto poco a poco se le bajo y empezó a divertirse, Joe llegó mas tarde con una caja.

—Bueno no fue fácil pero lo conseguí —sonrió él animado.

—Perfecto veámoslo —dije animado.

Entramos a mi habitación y el abrió la caja, un pequeños perro salió de la caja, era una cosa tan tierna, un pequeño Golden con un ojo café y otro azul, apenas tenía 3 meses.

—¿Crees que le guste? —pregunté acariciando al pequeño perro.

—Le encantara —aseguró Joe.

El pequeño perro salió corriendo, Joe y yo fuimos tras el pero fue demasiado tarde, mi hermano ya lo había visto, estaba tirado a su lado jugando con él.

—Feliz cumpleaños —exclamé algo cansado por la persecución.

—¿Es mío? —preguntó él emocionado.

—Pues claro si mamá nos deja —aún quedaba ese problema.

Mi hermano volteo a ver a mi madre que no estaba demasiado contenta por tener un perro, pero al ver la cara de mi hermano no pudo decir que no, se veía feliz.

El perro le daría mucha compañía para cuando yo ya no estuviera.

A la mañana siguiente estábamos en casa, el novio de mi madre preparaba una parrillada, mi madre le ayudaba, la abuela no estaba pues se había quedado con unas de sus amigas.

Mi hermano no paraba de jugar con su nueva mascota, yo estaba con Joe en mi habitación jugando en la consola, íbamos bien, como siempre iba ganando y eso frustraba a Joe.

Estábamos al final del partido cuando empece a sentir un extraño sabor en la boca, me levante lo más rápido que pude y a tropezones llegue al cuarto de baño, empecé a sentir la sangre brotar.

Empecé a vomitar sangre, no solo eso, la mayor parte brotaba por mi nariz.

Estaba tirado a un lado del inodoro, empapado en sangre cuando Joe entro a verme.

—Por favor no le digas nada a mi mamá —supliqué cansado.

—Lo siento hermano —dijo saliendo corriendo a buscar ayuda.

Como pude cerré la puerta con seguro, no quería que me vieran así, seguí vomitando la sangre, sintiendo que me faltaba el aire.

Unos segundos después ya estaban afuera de mi puerta.

—Dylan cariño abre la puerta —pidió mi madre.

—Déjenme en paz —grite enojado, estaba frustrado.

Un golpe fuerte y luego otro, el novio de mi madre había podido abrir la puerta.

Verlos fue lo peor que me pudo pasar, la cara de terror en mi madre seguida de lagrimas era algo que nadie quisiera ver.

—Vas a estar bien cariño —dijo poniendo una toalla sobre mi nariz para que parara, mire a Joe quien se veía aterrado.

—Te odio —exclamé dolido, empece a toser mas sangre.

—Iré por el coche tu bájalo —dijo mi madre saliendo de la habitación.

—Tranquilo amigo estarás bien —me animo Ronald mientras me tomaba en sus brazos.

Estaba débil, me sentía igual que la vez del accidente con el bipo.

W me llevo en brazos hasta el coche, mi madre ya me esperada en el coche, en el trayecto estaba sentado, mi madre trataba de que la hemorragia parara, sentía como me iba pero ese no podía ser el final.

Resistí hasta llegar al hospital, cuando me pusieron en la camilla solo ahí fue cuando me deje ir, sabia que estaba en buenas manos.

Después de unas horas en trauma estaba mejor, me habían subido a mi habitación.

El doctor había dicho que me podría pasar otra ves, esto solo era uno de los efectos secundarios de dejar el medicamento.

Cuando desperté April estaba a mi lado.

—¿Cómo te sientes? —preguntó tomando mi mano.

—Podría estar mejor —sonreí cansado.

—Me contó tu madre lo sucedido, nos tenias a todos preocupados —dijo presionando mi mano ligeramente.

—Lo lamentó —me disculpe apenado.

—También me contó lo de Joe —sacó a la platica.

—No debió llamar a mi madre —exclamé aún molesto.

—Cariño él lo hizo por tu bien —me explicó.

—Mi bien no era asustar a mi madre —grite.

—Y el de él no era ver a su mejor amigo, a su hermano morir en el baño, ver como escupía sangre, si no le hubiera dicho a tu madre estarías muerto —me dijo dolida— te hubieras ahogado con tu propia sangre, él no podía cargar con esa culpa, tal vez estés muriendo pero esto nos afecta a todos —explicó calmada, sin perder la cabeza.

Ella estaba acostumbrada a ver estas cosas.

—Tienes razón, yo lo lamento —dije, era muy lista.

—No tienes que disculparte conmigo —me recordó besando mi frente.

—Lo haré, me disculpare —aseguré.

—Bien pero ahora tienes que descansar —dijo besando mis labios.

Cerré los ojos quedándome dormido.

Hasta el finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora