Mi vida en estos momentos consistía en dormir, tomar medicamentos y volver a dormir.
Ya no tomaba medicamento para frenar la enfermedad solo para controlar los dolores o los efectos secundarios que tenía mi cuerpo.
Estaba muriendo y eso todos ya lo sabían, April venia casi todos los días a verme excepto cuando Danny tenía quimioterapia.
Mi madre trabaja menos para estar mas tiempo en casa y mi hermano no iba a la escuela, aunque estábamos cerca de vacaciones estaba perdiendo el tiempo en casa.
Hoy las cosas no parecían estar tan mal, había despertado con un poco de fiebre pero a lo largo del rato se me bajó, estaba en la sala acostado, veíamos la tele mi mamá, mi hermano, la abuela y yo.
Todo estaba tranquilo cuando tocaron la puerta, por un momento pensé que podría ser Joe o April pero esta vez era un policía.
La verdad no sabia por que pero me asustaba un poco la idea de que un policía estuviera en mi casa.
Mi madre estuvo un rato hablando con el policía cuando cerró la puerta, entro tranquilamente y se sentó a mi lado.
—Max ya es tarde por que no subes a bañarte —ordenó mi madre sonriéndole.
—Si mamá —aceptó Max poniéndose de pie.
—Mamá lo puedes ayudar —pidió ella con una mirada nerviosa.
—Claro hija —dijo mi abuela cargando a mi hermano, ambos se fueron.
Mi madre se quedo unos minutos callada.
—¿Qué pasa mamá, por que la policía estaba aquí ? —pregunté temiendo malas noticias.
—Cariño tu padre está en la carcel, no saldrá en mucho tiempo y él quiere hablar contigo, claro que no lo tienes que hacer si no quieres —explicó— en estos momentos no te puedes alterar Dylan.
—Está bien mamá, quiero ir —acepté.
—¿Estás seguro? —preguntó no tan convencida.
—Si mamá quiero hacerlo —aseguré algo nervioso.
—Muy bien —sonrió triste.
Mi mamá no estaba feliz con lo que había decidido pero tenía que hacerlo, a la mañana siguiente me prepare para ir a la carcel.
Mi hermano y mi abuela se quedaron en casa, al llegar a la carcel todo era muy distinto a lo que me imaginaba, un policía me llevo a otro lugar, era una habitación, en ella había un vidrio yo podía ver a mi padre sentado pero suponía que él a mi no.
Estaba sentado y sus manos esposados a una mesa frente a mí, me quede mirándolo un rato hasta que otro policía me saco del trance en el que estaba.
—¿Listo muchacho? —preguntó.
—Si —respondí temeroso.
—Tranquilo estaremos aquí no te pasara nada —me calmó.
El señor entro por la puerta conmigo, mi padre se levantó, me asuste un poco y retrocedí.
—No perdón, no quise asustarte Dylan —dijo volviéndose a sentar.
—Confiaré en que no le harás nada al muchacho verdad —exclamó el policía.
—Si estaremos bien —dijo mi padre.
No sabia si fingía o había cambiado, pero si fingía lo hacía muy bien, el policía salió y me quede ahí parado.
—Hola hijo —saludó emocionado.
—Hola padre —dije no tan animado.
—Siéntate por favor —pidió.
No sabia que quería lograr con eso pero lo hice, solo quería escuchar lo que me tenía que decir.
—¿Y como has estado? —me preguntó cómo si nada.
Me reí, me había hecho la vida imposible y ahora me preguntaba que como estaba.
—No quiero jugar a eso —exclamé cansado.
—¿A que te refieres Dylan? —preguntó confundido.
—Al padre y al hijo, solo vine para ver lo que me tenias que decir —respondí molesto.
—Dylan yo... Verás tú ayudaste a mi hijo a denunciarme y te agradesco por eso —me dijo sincero.
Me quede asombrado.
—¿Qué? —pregunté confundido.
—Ese día supe que la policía vendría por mi así que escape, estuve huyendo por un largo tiempo hasta que me rendí, una noche solo entre a un bar y me puse a tomar —contó— desperté en una casa, la familia que me tenía ahí me contó que ese día estaba tan ebrio que me atropellaron, me llevaron a su casa y me cuidaron, no sabían quien era ni que era de mi solo me ayudaron, cuando les pregunte por que solo me dijeron "tal vez era el momento de hacer algo bueno" y lo entendí, tenía que hacer algo bueno así que vine y me entregué, me dieron diez años para estar en la carcel pero por buena conducta tal vez salga en ocho, me dejaron hablar con alguien así que lo quise hacer contigo —relató.
—¿Por que yo? —pregunté sacado de onda.
—Por que eres al que mas daño le e hecho, tu tuviste que soportar todos los golpes por casi doce años y después los abandone, deje a tu madre sola, a ti y a tu hermano —confesó dolido— quiero mejorar, ser una mejor persona, mejor padre, mejor todo y cuando salga se que ya será tarde pero seré el mejor padre, te lo aseguro, cuando salga todo mejorara —aseguró.
—Yo no creo que eso sea posible —dije, necesitaba decírselo.
—Mira se que es difícil pensarle pero...
—No es eso —interrumpí— solo que para cuando salgas yo ya no estaré aquí.
—¿De que hablas? —preguntó mi padre con voz cortada— es por lo que estabas en el hospital, tu estas enfermo pero mejoraras —me dijo esperanzado.
—No... yo estoy muriendo —confesé.
Los ojos de mi padre se volvieron cristalinos.
—¿Cuanto? —preguntó en un susurro.
—Unas semanas, tal vez un mes —conté.
Mi padre empezó a llorar, se tiro al suelo y empezó a llorar más fuerte, no estaba acostumbrada a verlo así, me acerque a él y me jaló, caí al suelo, tenía miedo de que me hiciera algo.
El estaba de rodillas, estaba ahí sin decir nada pero entendía lo que quiera decir.
—Te perdono papá —solté por fin.
Él lloro y me abrazó, en eso el mismo policía entró y me jalo de los hombros para alejarme de él, apunto a mi padre con su arma.
—Está bien, está bien solo era un abrazo —calme al policía.
—Será mejor que salgas —dijo el policía ayudándome a parar.
—Adiós papá —me despedí.
El policía sacándome de la habitación, mi papá se quedo ahí mirándome, sería la ultima vez que me vería.
ESTÁS LEYENDO
Hasta el final
RandomDylan está viviendo los últimos momentos de su vida, cuando es diagnosticado con una enfermedad terminal su vida esta acabando. Pero su viaje a través del amor apenas empieza cuando conoce a April, una chica peculiar que esta estudiando medicina. A...