Capítulo II
Entraron en uno de los pubs y se colocaron en un rincón donde pudiesen ver bien a todo el que entraba y salía de allí.
-Bueno, chicas, ¡voy a buscar objetivos! -Marta sonrió con picardía.
-¡Eso, vamos a buscar chicos! Uno feo, uno normalito y otro inalcanzable -añadió Nerys entre risas.
-Sois lo peor... Pero no me importa, ganaré esa apuesta para que me dejéis en paz.
Marta rió traviesa antes de añadir:
-¡Ahí tienes el primero! ¿Ves ese chico regordete que está sentado en la barra?
Nora miró hacia donde su amiga le señalaba. Allí estaba su primer objetivo. El joven iba con dos amigos más. Los tres parecían un poco frikis, pero Nora creía que no tendría ningún problema.
La canción California de Kate Perry sonaba de fondo. Nora se acercó al grupo con paso decidido. Notó las miradas de los tres chicos clavadas en ella a medida que se aproximaba. La joven hizo como si fuera a pedir una bebida.
-¿Me dejáis paso para pedir una copa? -preguntó con inocencia batiendo sus largas pestañas.
Los tres le abrieron camino sin decir una palabra.
Nora se apoyó en la barra remarcando un poco su trasero y se giró para hablar con el joven que su amiga le había indicado.
-Mi nombre es Nora, ¿tú cómo te llamas?
-J-J-J-J-Jorge -tartamudeó el joven.
A ella le pareció adorable y le sonrió.
-Encantada, Jorge -Nora le dio dos besos en las mejillas que el chico aceptó más que encantado-. ¿Vienes mucho por aquí?
-No, no soy de aquí. Soy de Albacete.
Una canción de Orishas comenzó a sonar y Nora empezó a contonearse bajo la atenta mirada de los tres jóvenes.
-Me encanta esta canción. ¿Bailas? -le preguntó coqueta.
El joven aceptó y salió a bailar con ella. Nora no paraba de mover las caderas al son de la música. Jorge intentó seguirle el ritmo torpemente, pero se veía más que entusiasmado.
Nora no sabía lo que le pasaba, estaba eufórica aquella noche y dispuesta a ganar aquella apuesta. Y no quería un beso, sino tres, a ver si así sus amigas la dejaban en paz de una vez.
La joven colocó sus manos sobre los hombros de Jorge y él aprovechó para ponerle las suyas en las caderas. Ella no se sentía muy cómoda cuando un hombre la tocaba, pero no dejó que eso le aguara la fiesta.
Cuando la canción acabó, Nora se despidió de él.
-Bueno, ha sido un placer conocerte. Si quieres que te llame algún día que vaya por Albacete, podrías darme tu teléfono.
Jorge asintió encantado y le dio el número. Nora lo apuntó y se despidió de él con un fugaz beso en los labios que dejó al joven tan sorprendido que era incapaz de moverse.
Regresó con sus amigas que la miraban incrédulas. Ella les enseñó el número de teléfono que había conseguido y soltaron unas risas.
-No me puedo creer que hayas hecho eso, ¡has dejado al pobre al borde de un infarto! -dijo Nerys entre risas.
-Nos tienes todo este tiempo engañadas. Sí que tienes dotes de seducción.
Nora sonrió complacida. ¿Qué se habían creído sus amigas?
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La maldición de la bruja
RomanceCuando las brujas crearon a los hombres lobo, no esperaban que sus propias creaciones se volvieran en su contra. El rencor y la ira dieron lugar a una guerra que duraría siglos. Forzadas por la masacre que sufren a manos de lobos y humanos, las bruj...