Capítulo XIII - La maldición de la bruja

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Cuando Nora despertó, el equipo de música estaba apagado y ella arropada en su cálida cama. La puerta de la habitación estaba entreabierta y las ventanas tapadas con plásticos.

¿Quién había abierto? Ella había cerrado con pestillo, y no estaba roto.

Algo se movió en su cama y Nora se giró para ver de quién se trataba. Duncan estaba allí, mirándola con ternura.

—¿Te encuentras mejor?

—Sí.

Se quedó allí acostada, observando a su hermano en silencio. No le conocía de nada, pero sentía ese vínculo fraternal que debería unir a todas las familias. Le estaba muy agradecida por estar allí con ella. Él nunca sabría el bien que le hacía.

—Nora, no culpes a Nerys de lo que ha pasado. Es una buena chica. Ha estado muy preocupada por ti. ¿De verdad crees que ella hubiera permitido que te llevaran con Sten de haberlo sabido?

Pero Nora no contestó.

—De lo único de lo que es culpable esa joven es de haberse enamorado de un hombre que la ha traicionado.

—¿Quieres decir que Vidar tiene la culpa?

—Los únicos que tienen la culpa son Sten y sus fieles lacayos por estar tan ciegos.

—Ellos no me habrían hecho nada si ella no les hubiese dicho a los vikingos dónde estaba.

Nora quería entender de verdad lo que estaba pasando, pero estaba muy dolida.

—Cariño, ella tenía que traerte con los tuyos. Todos creen que tú acabarás con la maldición que nos atormenta. Lo que ese imbécil de Sten no sabe es que él jamás acabará con la maldición con su actitud.

—¿Por qué creen que soy yo? Yo no sé cómo deshacer la maldición de Nimue.

—Porque eres pura y descendiente de la bruja que nos maldijo.

Nora contuvo las lágrimas en sus ojos enrojecidos al recordar las cosas que Sten le había hecho.

—Ya no soy pura.

Duncan gruñó.

—Tú no te entregaste voluntariamente, así que sigues siendo pura para los demás. — Ella no le contradijo pero su hermano estaba equivocado. Sí se había entregado voluntariamente a uno de los lobos: a Leo—. Piénsalo, Nora. Nerys te ha protegido desde que eras un bebé. Lo abandonó todo para poder irse a España contigo.

Nora frunció el ceño. Lo que Duncan le estaba contando no era posible.

—Nerys es solo cuatro años mayor que yo.

Duncan rió.

—Nerys es algo así como... mil años mayor que tú. —Nora abrió los ojos como platos—. Hermanita, Nerys es una poderosa banshee. Ella fue destinada a proteger nuestra familia. Cuando tú naciste, su protección paso de mamá a ti. Tú eras lo más importante, por eso Nerys siempre ha estado a tu lado. Y cuando tuvo que elegir entre quedarse aquí, con la gente que la amaba, o marcharse contigo a España, ella te eligió a ti.

—¿Las otras mujeres que están fuera son como ella?

—Sus hermanas.

Nora necesitaba pensar. Nerys había dejado todo por estar con ella. Aunque les hubiese dicho a los lobos dónde estaba, lo hizo por su bien. Para que pudiese encontrar su lugar en el mundo, para que dejase de ser un bicho raro en un lugar al que no pertenecía. Si ella no hubiese hecho lo que hizo, Nora no hubiese sabido nunca que tenía un hermano... y tampoco habría conocido a Leo.

La maldición de la brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora