Capítulo 8: Máscara

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Del pasaje emergió una figura alta y delgada, cubierta por largas túnicas negras que rozaban el suelo. La tenue luz de Chispitas apenas alcanzaba a iluminarlo, pero lo suficiente como para notar que su rostro estaba completamente cubierto por una máscara blanca sin rasgos.

Me puse en guardia de inmediato, erizando el pelaje de mi espalda y tensando mis músculos.

— ¿Quién eres? — le pregunté con firmeza, tratando de mantener mi postura intimidante.

La figura permaneció inmóvil, sin responder. Su silencio era casi más inquietante que cualquier ataque. Me quedé esperando alguna reacción, algún movimiento, pero no hizo nada. Solo estaba allí, quieto, como si me estudiara.

— ¿No me entiendes? — añadí tras unos segundos, pensando que quizá no hablábamos el mismo idioma. Después de todo, yo era un kaiju, y esta cosa... lo que fuera, no parecía ser de mi especie.

La figura alzó ligeramente la cabeza, como si mi pregunta le hubiera causado alguna reacción.

— Te entiendo perfectamente. — dijo la figura, su voz suave pero resonante, como si estuviera modificada por algún tipo de filtro. — He estado observándote, examinándote.

Un escalofrío recorrió mi espalda. Esa voz... no sonaba natural. Había algo en ella que hacía que pareciera venir de todos lados al mismo tiempo, como si el eco del túnel le diera un poder extraño.

— ¿Observándome? — respondí, sin apartar mis ojos de la figura. — ¿Quién eres y por qué me estás observando?

La figura no se movió ni un centímetro. Su máscara blanca sin rasgos parecía reflejar la tenue luz de Chispitas, quien emitía un zumbido inquieto detrás de mí.

— Mi identidad no es importante ahora mismo. — dijo con una calma perturbadora. — Pero lo que estoy por decirte, sí lo es.

Mis instintos me gritaban que había algo terriblemente mal con él. Decidí activar mi Visión de Poder, esperando poder medir a qué me enfrentaba. Me concentré, y la habilidad se activó... pero no apareció nada, ni un número, ni un indicio.

— ¿Qué? — murmuré, desconcertado.

La figura inclinó ligeramente la cabeza, como si supiera lo que estaba intentando.
— No puedes medir mi poder, Ryu. — dijo, con un leve tinte de burla en su voz. — Tu habilidad no tiene alcance sobre mí.

La figura se mantuvo quieta, como una sombra inmutable, mientras sus palabras resonaban en mi mente, inquietantes y llenas de algo que no podía identificar.

— Volveré en siete días. — dijo, con un tono tan sereno que me resultaba escalofriante. — Y cuando lo haga, deberás estar preparado para enfrentarte a un kaiju.

— Espera, espera. — dije, dando un paso al frente. — ¿Por qué demonios me vas a hacer pelear contra un kaiju? ¿Qué sentido tiene esto? Ni siquiera sé quién eres. ¡Explícate!

— Cada cosa a su tiempo, Ryu. — respondió la figura. — Aún no estás listo para saberlo, pero puede que estés preparado si sobrevives.

— ¿Si sobrevivo? — repetí, sintiendo cómo un nudo se formaba en mi pecho.

La figura no respondió más. Simplemente se giró y comenzó a alejarse.

— Recuerda, siete días. — fue lo último que dijo antes de desaparecer por completo en la oscuridad.

Me quedé inmóvil, mirando el lugar donde había estado, tratando de comprender lo que acababa de suceder. Mi cuerpo estaba tenso, como si todavía esperara un ataque, pero lo único que permanecía era el silencio del túnel y la tenue luz de Chispitas a mi lado.

Reencarne con un Sistema KaijuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora