Capítulo 4: Mascota

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Desperté lentamente, sintiendo el frescor del aire que entraba en la cueva. Mi cuerpo se había recuperado de todo lo que sucedió el día anterior, y me sentía renovado, aunque aún podía sentir un leve dolor en mis patas por golpear tantas veces la maldita roca.

Abrí los ojos de golpe; algo me incomodaba. Sentía una presencia justo al lado de mi cabeza. Giré un poco y, para mi sorpresa, vi una pequeña criatura acurrucada a mi lado, durmiendo plácidamente.

La criatura parecía una rata, pero algo distinta. Su pelaje estaba cubierto de mechones amarillos dorados que parecían brillar levemente. Sus orejas eran largas y puntiagudas, y de su pequeña boca sobresalían un par de diminutos colmillos. Tenía una cola larga y delgada que se enroscaba sobre sí misma.

— ¿Y esto...? — murmuré, frunciendo el ceño.

Con cuidado, extendí una de mis garras y agarré a la rata por la cola, levantándola en el aire. La rata se despertó de inmediato, moviendo las patas y agitando las orejas en todas direcciones, claramente confundida y asustada.

— ¡Kai! ¿Qué es esta cosa? — pregunté mientras me levantaba observando a la rata.

Kai apareció frente a mí, con un antifaz de dormir sobre sus ojos. Se lo quitó de un tirón, parpadeando mientras me miraba con una mezcla de sueño.

— ¿Qué quieres? — preguntó Kai bostezando.

— Dime, ¿que es esta criatura? — pregunté, agitando ligeramente a la rata.

— Ah, eso es un Ratsuki. — dijo con indiferencia, como si no fuera gran cosa.

— ¿Un Ratsuki? — repetí, esperando que Kai diera más información.

— Sí, los Ratsukis son pequeñas criaturas nativas de esta isla. Su pelaje a veces contiene Kionita, el mineral que redistribuye la energía, el mismo que encontraste en la roca de ayer. — Kai se detuvo un momento para frotarse los ojos. — Les ayuda a manejar mejor la electricidad que generan.

— ¿Manejar mejor la electricidad? — pregunté, mirando al Ratsuki con renovado interés.

— Sí, como te decía, los Ratsuki tienen la habilidad de generar descargas eléctricas que, sin Kionita, son de entre 3 a 5 amperios. Pero si han consumido suficiente Kionita, pueden llegar a generar hasta 10 amperios. Aún así, son más útiles para aturdir a enemigos pequeños o para cazar, en lugar de ser una amenaza directa para criaturas más grandes. — Kai sonrió, visiblemente más despierto ahora.

Mientras escuchaba a Kai, el pequeño Ratsuki que aún tenía agarrado por la cola se retorció ligeramente, y de repente, sintiendo quizás un impulso defensivo, lanzó un pequeño rayo hacia mí.

La descarga hizo un pequeño "¡zzt!" en el aire y sentí un leve cosquilleo que recorrió mi cuerpo. No era doloroso, era más molesto que otra cosa.

— ¡Hey! — exclamé, sacudiendo al Ratsuki. — Eso no es un saludo muy amigable.

Decidí ignorar la pequeña descarga y, aprovechando la situación, decidí usar mi habilidad Visión de Poder en el Ratsuki y ver su poder.

Frente a mí, apareció un panel flotante con la información que buscaba:

Poder: 25

— Eso no es mucho. — murmuré, observando al pequeño roedor. — Aunque no son muchos puntos que conseguir. — Sonreí ligeramente, no parecía una amenaza en absoluto.

Solté al Ratsuki con cuidado, dejándolo caer suavemente al suelo. La criatura sacudió la cabeza, y en lugar de huir, se quedó allí, mirándome con esos ojos curiosos, como si no me tuviera miedo en lo absoluto.

Reencarne con un Sistema KaijuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora