Capítulo 20:

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El sonido insistente del despertador me sacó del sueño nuevamente. Abrí los ojos lentamente, parpadeando para adaptarme a la tenue luz que se filtraba por la ventana.

Bostecé y estiré el cuerpo. Giré la cabeza hacia la pequeña jaula de Chispitas, quien ya estaba despierto, observándome con esos ojos brillantes que siempre parecían estar llenos de energía.

— Buenos días, Chispitas. — murmuré, abriendo el bote de comida para kaijus pequeños y extendiéndola en la mano.

Chispitas salió disparado hacia mí, subiendo por mi brazo hasta mi hombro como si fuera su trono personal. Mientras comía, noté que había crecido de nuevo.

— ¿Te das cuenta de que pronto necesitarás una jaula más grande, verdad? — dije con una sonrisa, mientras sentía el leve cosquilleo de una chispa que salió de su cuerpo.

Chispitas respondió con un leve zumbido eléctrico, como si estuviera de acuerdo, antes de terminar su comida y volver a su jaula con la misma rapidez.

Después de alimentarlo, me preparé para el día y subí al comedor. Desayune lo de siempre. Mientras terminaba el desayuno, mi Orbicomm emitió un pitido, y una notificación apareció en la pantalla:

"Ryu, ven al piso 5. — Eunice"

Suspiré y me levanté de la mesa. No era común recibir mensajes de Eunice, así que supuse que debía ser algo importante. Dejé mi plato en la bandeja de retorno y me dirigí hacia el ascensor.

Bajé hasta el piso 5 y me encontré con Eunice.

— Ah, llegaste. — dijo Eunice sin levantar la vista.

Miré alrededor, notando que había un par de cajas metálicas apiladas en una esquina y una mesa llena de pequeños frascos, cada uno etiquetado con un nombre que no entendía.

— ¿Qué es esto? — pregunté, observando la habitación.

— Una vacuna. — respondió Eunice sin rodeos, mientras revisaba su tableta. — Llegó esta mañana. Espero que funcione en ti.

Mi mente se detuvo un segundo en la palabra "esperar".

— ¿Esperas que funcione? — pregunté, levantando una ceja mientras cruzaba los brazos.

— Para que desarrolles inmunidades a distintas enfermedades que pueden afectar a kaijus o humanos — dijo Eunice, sin darle mucha importancia.

— ¿Y qué pasa si no funciona? — pregunté curioso.

— Pues morirás. — respondió con una calma inquietante, como si estuviera hablando del clima. — Pero las probabilidades son mínimas. Además, ya se probó en otros kaijus.

Genial. — pensé con sarcasmo.

Eunice se acercó a la mesa y levantó uno de los frascos etiquetados con "RX-17". Dentro había un líquido de color azul translucido.

— Estas vacunas llegaron esta mañana con la nave de mercancías. — explicó Eunice, mientras preparaba una jeringa. — Se supone que te protegerá contra el Virus Tarka.

Fruncí el ceño al escuchar el nombre.

— ¿Virus Tarka? — pregunté, inclinándome ligeramente hacia adelante.

— Es una enfermedad que afecta a los humanos. — respondió Eunice, mientras extraía el líquido del frasco con la jeringa. — El Virus Tarka ataca el sistema nervioso central, causando parálisis progresiva y, eventualmente, la muerte.

Me quedé en silencio, procesando esa información. Aunque ahora era un kaiju, algo en mi instinto humano reaccionó con preocupación al escuchar eso.

— ¿Es común? — pregunté.

Reencarne con un Sistema KaijuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora