El silencio en la habitación era denso, como si el aire mismo se pudiera cortar.
De repente, escuché a lo lejos unos pasos, el sonido sordo de botas chocando contra el metal frío. Mis ojos se movieron automáticamente hacia la entrada, tratando de discernir quién se acercaba. No era la chica de antes, eso lo sabía. El ritmo de los pasos era más pesado, más firme. Había más de una persona.
La puerta se abrió con un chirrido metálico que hizo eco en la habitación. Dos hombres entraron, y mi instinto me obligó a observarlos con atención.
El primero era grande, con un cuerpo musculoso que dejaba claro que había pasado mucho tiempo entrenando. Llevaba una chaqueta similar a la chica, estaba lleno con bastantes parches, como si lo hubieran reparado de bastantes combates.
El segundo hombre era todo lo contrario. Era más delgado, pero no por eso menos intimidante. Su forma de moverse era ágil, casi felina. También llevaba una chaqueta blanca, esta tenía parches, pero solo tres.
— Entonces, este es el kaiju que trajo Elise. — dijo el hombre delgado, mientras me miraba con curiosidad.
El hombre grande se acercó con paso firme. Noté que su mirada era más dura, más penetrante. Se detuvo justo frente a mi jaula, observándome como si me evaluara.
— En esto fue lo que Elise se gastó uno de los tres dardos tranquilizantes. — comentó el hombre musculoso con un tono de decepción, frunciendo el ceño. — Vaya, esperaba algo más grande.
El hombre musculoso se agachó, acercándose más a mi jaula.
— No sé qué estaba pensando Elise, pero supongo que no me mata revisarlo. — dijo, extendiendo una mano hacia mí.
De repente, el hombre musculoso extendió la mano hacia mi cabeza. En cuanto hizo contacto, algo extraño atravesó mi cuerpo, una especie de corriente energética que no lograba entender. No era doloroso, pero sí se sentía incómodo, como si algo invisible estuviera explorando cada rincón de mi ser.
— Tiene un núcleo de tierra inicial y un poder decente para esta isla. — murmuró, mientras mantenía la mano sobre mi cabeza.
Mi mente comenzó a dar vueltas. ¿Cómo podía saber eso? ¿Había usado alguna clase de técnica? Claro, eso explicaría la sensación invasiva. Este tipo tenía algún tipo de habilidad para analizarme, para escudriñar lo que estaba dentro de mí.
Antes de que pudiera procesar lo que estaba sucediendo, la chica de antes entró de nuevo.
— ¡Marek! — exclamó, dirigiéndose al hombre musculoso. Así que ese era su nombre. — No necesitas hacer eso. Ya lo analicé con el Spectrometer y el Núcleometro. Ya logré medir su poder y afinidad.
Marek frunció el ceño y retiró la mano de mi cabeza.
— Esos juguetes no siempre son precisos, Elise. — respondió, como si la máquina que ella había usado no fuera lo suficientemente confiable. — Prefiero confirmarlo por mi cuenta.
Elise se cruzó los brazos, claramente algo molesta por la actitud de Marek.
— Marek. — dijo con tono serio. — Lo que necesitamos ahora es que uses tu técnica para medir la inteligencia a través de las ondas mentales.
Marek arqueó una ceja y esbozó una pequeña sonrisa, como si acabara de recordar algo divertido.
— ¿Te refieres a esa técnica que creé cuando tenía diez años para evaluar la inteligencia de los kaijus? — preguntó Marek, con un tono que mezclaba orgullo y aburrimiento. — La llamé Evaluación Sináptica. ¿Quieres que la use en este kaiju?
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Reencarne con un Sistema Kaiju
FantasyEn un mundo donde los Kaijus pueblan el mundo, Ryu, un joven humano, despierta reencarnado en un Kaiju obteniendo un sistema. Se agradece comentarios.