Ahora sé que el amor no es algo que se pueda definir con palabras. Ni siquiera creo que haya una respuesta correcta. Pero, al menos, sé que el amor tiene que ver con las oportunidades. O con la valentía de no dejar que se escapen.
El amor nunca fue algo que esperé encontrar, algo que pudiera describir en una sola frase o en un solo sentimiento. Al principio, creía que el amor era solo un capricho de la mente, una emoción pasajera que te hacía sentir mariposas en el estómago, pero luego se desvanecía. Algo que solo sucedía cuando se alineaban los astros o cuando las estrellas brillaban de una manera especial. No podía estar más equivocada.
Después de tanto tiempo de pérdidas, de oportunidades que no tomé y de corazones rotos, algo cambió el día en que decidí dar el paso con Tian. Esa vez, el amor no fue un gran espectáculo ni algo perfecto. No fue algo tan grandioso que cambiara el mundo de inmediato, pero sí cambió mi mundo. De alguna manera, había aprendido a dejarme llevar, a tomar lo que sentía sin miedo a perderlo, sin miedo a ser vulnerable.
Con Tian, las cosas fueron simples. Como siempre fue con él. No hubo grandes gestos ni momentos dramáticos, pero había algo en cada uno de nuestros encuentros que me hacía sentir que, por primera vez, el amor no era un concepto que se perdía entre mis dedos. Era algo real. Era algo que podíamos construir, poco a poco.
Nos conocíamos tanto que muchas veces ni hacía falta hablar. Bastaba con una mirada. A veces, en nuestras caminatas por el parque, las cosas eran tan sencillas como sentarnos en una banca y ver cómo pasaban las horas. Otras veces, en las noches frías, nos quedábamos charlando en su habitación, con las luces apagadas y la ventana abierta, mientras el viento acariciaba nuestras caras.
Pero también hubo momentos difíciles. La vida nunca es fácil, ni siquiera cuando estás enamorado. Y, aunque nuestra relación era profunda, las inseguridades seguían presentes. Hubo veces en que sentí miedo, y otras en las que no sabía cómo reaccionar ante lo que él me decía. Pero aprendí que el amor no siempre es fácil. Es una mezcla de momentos tiernos y momentos dolorosos. Y lo más importante es que, cuando realmente lo quieres, esos momentos son los que te definen. Esos son los que te enseñan que, si de verdad estás dispuesto a hacerlo funcionar, el amor puede crecer.
Y no, no estoy diciendo que todo fue perfecto. Le tuve miedo, a veces, cuando las dudas comenzaban a invadir mi mente. Hubo días en los que me sentí insuficiente o desconectada, como si no encajara en el molde de lo que él quería. Pero el amor no es un molde. El amor es entender que ambos tienen imperfecciones, pero que esas imperfecciones hacen que el vínculo sea más fuerte. Lo entendí solo cuando dejé de buscar una respuesta perfecta y simplemente acepté lo que sentía.
Ahora, mirando hacia atrás, me doy cuenta de lo que realmente significa el amor para mí. No se trata solo de esas mariposas en el estómago o de sentir que todo va bien. El amor es algo mucho más complejo. Es respeto, es confianza, es aceptar a la otra persona tal como es, con todas sus imperfecciones. Es compartir momentos de silencio tan cómodos como los de conversación. Es elegir estar allí, incluso cuando las cosas se ponen difíciles. Y es entender que, a veces, el amor no es una historia de "final feliz" porque el final no llega. El amor es solo el proceso. Es el viaje. Y el viaje sigue, incluso después de que las luces se apagan.
Mei suspiró, mientras el sol se ponía en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosas. Unos colores que le recordaban la forma en que se sentía cuando veía a Tian sonreír. Una paz, una calidez. Había cambiado tanto en los últimos meses, y todavía seguía aprendiendo.
Miró hacia la ventana, recordando todos los momentos que había compartido con él. Las veces en que sus manos se rozaron por accidente, las risas que surgían en medio de la tormenta, los días de lluvia en los que se refugiaban bajo un paraguas. Todo eso era amor, en su forma más pura. No era algo que se podía tocar o poseer. Era solo algo que se vivía, que se compartía.
Y entonces, sonrió.
Sabía que no iba a poder explicar todo lo que había aprendido, pero tal vez no era necesario. A veces, las palabras no son suficientes para describir lo que sentimos. Y quizás, esa fue la lección más grande que aprendí: el amor no tiene que ser explicado, solo vivido.
Me levanté, mirando el reflejo de mi cara en el espejo. Ya no era la misma persona que había comenzado este viaje. Me había permitido amar, y me había permitido ser amada. Y aunque no todo salió como esperaba, entendí que eso era lo que importaba. Había experimentado el amor en su forma más pura y, aunque el futuro es incierto, al menos sabía que no estaba sola.
Así que si alguna vez me preguntas qué es el amor, te diré que no lo sé. No sé cómo explicártelo, ni cómo podrías entenderlo con solo leer estas palabras. Pero lo que sí sé es que no hay respuestas claras. Lo que sé es que el amor está allí, esperándote, y que el único consejo que puedo darte es que no dejes que pase de largo. Porque el amor está lleno de oportunidades, y solo tú puedes decidir cuándo actuar.
Con esto, puedo decir.que aunque se sienta extraño,esta lista de amores a los que sobreviví,y lecciones que tal vez aprendí, termina con 17 veces en las que crei entender que era el amor. El enigma más misterioso del mundo, pero que puede cambiar vidas y corazónes,más que en una simple lista.
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La Lista de mis 17 Oportunidades ✔ | M. HERNÁNDEZ
RomantikA sus 17 años, Li Mei decide enfrentar los recuerdos de sus amores no correspondidos y los "casi algo" que marcaron su adolescencia. En una lista de 17 nombres, repasa historias llenas de encuentros fortuitos, silencios incómodos y decisiones no tom...