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—¿Qué hacen Jungwon y Ni-Ki afuera a esta hora?— Dijo antes de que Sunghoon colocara un dedo en sus labios con intención de que hiciera silencio. Jake sonrió ampliamente con diversión a lo que Sunghoon le devolvió la sonrisa, sus ojos brillaban al verse fijamente en la tenue luz de la luna.
. . .
—Shh, callate... —murmuró Sunghoon, sus palabras apenas audibles.
—¿Por qué? —replicó Jake en un tono burlón, aunque mantuvo la voz baja, siguiendo el juego.
Sunghoon retiró el dedo de los labios de Jake, pero no dejó de mirarlo con una expresión de ternura. —Ellos claramente no quieren que nadie los interrumpa —dijo finalmente, señalando con la cabeza hacia la dirección en la que Jungwon y Ni-Ki estaban, aunque habían desaparecido momentos antes, debido a su caída.
Jake arqueó una ceja, intrigado. La idea de los dos estando fuera a esas horas, en lo que parecía ser un momento íntimo, observando su escena señaló para que Sunghoon volteara a verlos.
—Nunca los había visto de esa forma, creí que no había más que amistad. Ni-Ki solía ser más pegado a Sunoo en el otro sentido.
—¿Y tú cómo sabes eso? —preguntó, inclinándose un poco hacia Sunghoon, su voz ahora teñida de un tono más bromista.
Sunghoon rodó los ojos, pero no pudo evitar una leve sonrisa. —Solo lo sé, convivo más con ellos que tú. —dijo, cruzando los brazos frente a su pecho como si intentara cerrar el tema.— deberíamos hacer lo mismo.
La sonrisa de Sunghoon se ensanchó aún más. Había algo en la seriedad de Jake que siempre le resultaba entretenido, sobre todo porque sabía que podía romperla con facilidad. Sunghoon dio un paso más cerca, inclinándose un poco para quedar a la altura de sus ojos, dejando que su rostro quedara apenas iluminado por la luz pálida de la luna.
—Admítelo, Jakey, quieres hacerlo, como yo —susurró, esta vez con un tono mucho más suave, casi provocador.
Jake no respondió de inmediato. En cambio, sus ojos se encontraron con los de Sunghoon, y por un momento, el aire entre ellos pareció cambiar. La luz de la luna reflejaba un brillo especial en sus miradas, como si ambos intentaran descifrar lo que estaba pasando por la mente del otro. Jake notó cómo los labios de Sunghoon se entreabrían ligeramente, como si estuviera a punto de decir algo, pero las palabras nunca llegaron.
En lugar de hablar, Sunghoon se limitó a darle una sonrisa, esa que Jake siempre describía como "demasiado perfecta para ser real". Jake sintió un pequeño nudo en el estómago, una sensación que no supo si atribuir al frío de la noche o a algo completamente distinto.
—Bueno, ¿y ahora qué? —preguntó Sunghoon finalmente, rompiendo el silencio mientras se enderezaba.
—Ahora nada —respondió Jake, girándose hacia el camino por donde habían venido—. Deberíamos regresar antes de que nos encuentren aquí y nos regañen.
