Capítulo 11: Cambiando las cosas

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Grand Bohemian Hotel Orlando. Suite Presidencial. Orlando, Florida.

¿Dónde mierda la tienes, perra? - Son las palabras que se escuchan al otro lado de la línea dichas por mi profesora.

Sabes que no respondo a tus insultos a menos que estemos desnudas. – Dice la mujer riendo sin dejar de verme. – Háblame lindo amor o no te diré nada.

Quería quitarle el móvil para calmar a Charlotte, pero no quería acercarme a Aleene lo suficiente para que pudiera usar sus trucos conmigo.

Y ella lo sabía.

¿Dónde está, Aleene? – Vuelve a decir la mujer al otro lado de la línea. – Esto no es un jueguito Edevane, dime donde mierda está.

Me acerqué para tratar de hablar con ella y la sonrisa juguetona de Aleene, me hizo quedarme estática sin llegar hasta ella.

En una habitación mejor que la tuya... – Responde guiñándome el ojo. – Pero si quieres tanto que la deje ir, puede volver en un momento a la ratonera que tú pagaste, solo la necesito unos minutos. – Habla con voz sensual mientras se acerca a mí. – Se dice que son 16 para llegar a un buen orgasmo

Al escucharla decir aquello, me alejo hasta llegar al otro lado de la habitación. Ella comenzó a caminar hacia mí, con pasos decididos pero bastante lentos.

Exactamente como un guepardo cuando se acercaba a su presa.

Escúchame bien Aleene... – Comienza a hablar la mujer que se ve interrumpida por la voz de la mayor más fuerte que antes.

No, escúchame tu Charlotte, ya yo te escuché lo suficiente. – Habla la mujer bastante seria acorralándome al final de la habitación. – Para jugar se necesitan dos personas, pues este juego tú lo volviste de tres. – Comenta pasando sus dedos por mi barbilla lentamente, haciéndome cerrar los ojos para no sucumbir a mis instintos. – Trata de no parecer una loca en el hotel, tengo personal dispuesto a apresarte si haces un escándalo...

Estaré bien – Digo abriendo los ojos y viendo fijamente a la mujer frente a mí que había colocado el móvil entre ambas, donde se escuchaban nuestras respiraciones entrecortadas. – Voy enseguida Charlotte – Hablo ahora arrastrando las palabras y sé que ella lo notó, porque Aleene luego de esas palabras terminó la llamada y apagó su celular.

No necesitaré los 16 minutos y te devolveré lista... – Dice muy cerca de mis labios, disminuyendo aún más si se podía la distancia entre ambas. – Es mucho mejor en la cama cuando está molesta y créeme que lo va a estar...

Resultaste ser una idiota. – Respondo sin poder alejarme o dejar de ver sus labios en ningún momento.

Sabía millones de cosas de esta mujer, entre ellas que mi padre la estaba investigando con varios de sus capitanes de división.

Pero es que tenerla tan cerca, me hacía olvidar cualquier cosa que no fuera lo bien que mueve todo.

Eso tú siempre lo supiste. – Me dice mientras pasa su nariz por todo mi rostro, mientras sus manos se posaban sin vergüenza en mi cintura. – Solo te estoy confirmando tus sospechas.

Comienzo a caer en mis instintos, por lo que me doy mentalmente una cachetada que me devuelve a la realidad y como puedo me salgo de aquel lugar. Salgo de la habitación, voy al salón donde consigo una botella de agua que me tomo entera casi de un jalón.

La veo llegar a los pocos segundos con una sonrisa sarcástica, se sirve un vaso de whisky y se sienta en el sofá, solo viéndome sin decir nada más.

Esta mujer definitivamente está loca.

¿Qué hago aquí? – Pregunto sin dejar de verla, terminando el contenido de la botella de agua en mi mano.

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