Marry me?

Capitulo 12

El sol brillaba intensamente cuando el grupo decidió hacer algo espontáneo: visitar un parque de diversiones. Era una oportunidad perfecta para distraerse y disfrutar, pero también un reto logístico. Rosé, Jennie y Jisoo sabían que no podían simplemente aparecer sin llamar la atención. Después de todo, su fama aseguraría que fueran reconocidas al instante.

—Bien, esto es simple: gafas, pelucas, gorros, algo discreto y listo. —Jennie trazó el plan como una estratega militar mientras revisaba el contenido de su bolso.

—Discreto, dice... —murmuró Lisa, observando cómo Jennie sacaba una peluca negra larguísima y unas gafas de sol gigantes que parecían robadas de una película de los 70.

Jisoo, en cambio, ya había encontrado un gorro con orejas de gato y unas gafas con marcos brillantes.
—¿Qué opinan? ¿Demasiado?

—Demasiado ridículo, sí. —Lisa se dejó caer en el sofá, cruzando los brazos mientras veía cómo todas revolvían sus maletas.

Rosé, siempre práctica, optó por un look sencillo: gafas redondas y un sombrero de ala ancha. Cuando se giró hacia Lisa, la vio relajada, sin hacer el más mínimo esfuerzo.

—¿Y tú, Leo? ¿Qué piensas ponerte?

—Nada. —Lisa sonrió con suficiencia—. Nadie me conoce. Soy prácticamente invisible.

Jennie alzó una ceja y cruzó los brazos.
—¿Invisible? Ajá, claro. Espera a que las chicas en el parque te vean caminar como si fueras el rey del mundo.

Lisa se encogió de hombros.
—No puedo evitar lo que soy.

Al llegar al parque, el caos empezó. Jennie, con su peluca negra y gafas enormes, parecía una celebridad tratando de escapar de los paparazzi. Jisoo, con su gorro de gato, recibía miradas curiosas de niños pequeños. Y Rosé... bueno, Rosé parecía sacada de una novela romántica con su sombrero y gafas.

Mientras tanto, Lisa caminaba despreocupada, con las manos en los bolsillos, sin disfraz alguno.

—¿Ves? Les dije que esto era innecesario. —Lisa señaló a las chicas mientras la gente apenas notaba sus intentos por pasar desapercibidas.

Sin embargo, la paz de Lisa no duró mucho. Un grupo de chicas pasó junto a ellos y, sin ningún tipo de discreción, comenzaron a mirar a Lisa como si fuera una celebridad de otro tipo.

—¡Oh, Dios mío, míralo! —susurró una, aunque con el volumen suficiente para que todo el grupo escuchara.

—¡Es tan guapo! —dijo otra, claramente olvidando cualquier intento de ser sutil.

Lisa, sin perder el ritmo, sonrió para sí misma y murmuró:
—No puedo evitarlo.

Jennie se detuvo en seco, girando sobre sus talones para enfrentarlo.
—¡Esto es TU culpa! ¡Tú eres quien está atrayendo toda la atención!

—¿Mi culpa? No puedo controlar mi cara. —Lisa le dedicó una sonrisa burlona.

—Eso sí lo creo. —Jisoo intervino, riendo.

Pero las cosas empeoraron cuando más personas comenzaron a notar a Lisa. Miradas curiosas, risitas y, finalmente, alguien sacó un teléfono.

—¡Basta! ¡Disfraz para Leo, ahora mismo! —Jennie señaló una tienda cercana con autoridad absoluta.

Lisa puso los ojos en blanco.
—¿En serio? ¿Voy a tener que vestirme como ustedes?

—Sí, y más ridículo. —Jennie lo agarró del brazo y lo arrastró hacia la tienda.

Jennie, Jisoo y Rosé se dedicaron a buscar las opciones más llamativas posibles. En un rincón, Jennie encontró una sudadera gris con un estampado de caricatura, mientras que Rosé sostenía un cubrebocas negro y una gorra.