Capitulo 5

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La noche se había vuelto más oscura y cargada de tensión, pero Lisa no podía quedarse quieta. La mentira que había soltado tan impulsivamente ya comenzaba a devorarla por dentro. Sabía que tenía que actuar rápido, o su padre descubriría que todo era un invento. La idea de que la mentira de Jennie se desmoronara la aterraba, así que no tuvo otra opción: tenía que encontrar a Jennie.

Con el corazón acelerado y el alma llena de ansiedad, Lisa salió de su casa y se dirigió al restaurante, un lugar que, hasta esa noche, solo había sido parte de la rutina social. Ahora, era el centro de su desesperación. A medida que caminaba por las calles iluminadas, el eco de sus pasos parecía resonar en su mente, el peso de la mentira que acababa de crear retumbando en cada esquina.

Cuando llegó al restaurante, las luces cálidas de su interior brillaban a través de las ventanas, pero algo en el ambiente le hizo sentir que algo había cambiado. A pesar de la elegancia del lugar, el aire parecía denso, y los murmullos que provenían del interior la hacían sentir aún más nerviosa. Se acercó con pasos firmes, pero sus manos temblaban mientras sujetaba el teléfono en su bolsillo. ¿Qué hago si no está aquí?

Abrió la puerta con rapidez y se dirigió hacia la barra, buscando en las mesas. Había un par de figuras conocidas entre los comensales, pero no era Jennie. La ansiedad le presionaba el pecho, y, por un segundo, pensó que todo podría desmoronarse. Entonces, el camarero que estaba de pie cerca de la barra la reconoció y le hizo un gesto.

—¿Buscas a alguien, señor? —preguntó él, como si ya supiera lo que Lisa necesitaba.

Lisa lo miró de reojo, aún confundida, pero la ansiedad la empujó a hablar.
—Sí, estoy buscando a Kim Jennie... ¿Está aquí?

El camarero la observó por un momento, como si intentara entender la urgencia en su voz.
—Ah, sí. La señorita Jennie estaba aquí, pero se fue hace unos minutos. Estaba esperando a alguien, pero no se quedó mucho rato.

Lisa sintió un golpe en el estómago. No puede ser...

—¿Se fue? ¿Dónde fue? —preguntó, tratando de sonar tranquila, aunque su voz traicionaba una mezcla de desesperación.

El camarero se encogió de hombros.
—No estoy seguro, pero ella mencionó algo sobre un parque cercano.

Lisa sintió que el pánico aumentaba. Un parque... ¿por qué en un parque?

Sin pensarlo dos veces, salió corriendo del restaurante y comenzó a caminar hacia el parque más cercano. Las calles estaban desiertas, pero Lisa sentía que cada paso la acercaba más a la verdad que quería ocultar, a una mentira que podía destaparse en cualquier momento.

Lisa (como Leo) estaba completamente nerviosa mientras avanzaba hacia el parque, la mentira que acababa de decirle a su padre todavía retumbaba en su cabeza. No podía dar marcha atrás, no podía dejar que su familia descubriera la verdad. Y si alguien podía ayudarla a cubrir su falso "enamoramiento", esa persona era Jennie.

Al acercarse al banco donde Jennie estaba sentada, Lisa sintió que su respiración se aceleraba. ¿Cómo podría explicarle todo esto a una persona que apenas conocía? ¿Y cómo haría para que no descubriera que, en realidad, no era un hombre? Mientras se acercaba, Jennie ni siquiera la miraba; se veía completamente absorbida en sus pensamientos, de espaldas, aparentemente ignorando a todo el mundo a su alrededor.

Lisa se aclaró la garganta para llamar su atención, y cuando finalmente Jennie levantó la mirada, la expresión en su rostro era un poco curiosa, pero también llena de desdén.

Jennie la observó de arriba a abajo, claramente escaneando a "Leo".
—¿Y tú quién eres, exactamente? —preguntó con un tono burlón y algo despreciativo—. ¿Leo, o debería decir "Lio"? Porque, por el nombre, no pareces muy... serio, ¿sabes?

Marry me?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora