14. Summer

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Julio 01, 2024

Londres

El cálido sol del verano bañaba la base mientras el equipo disfrutaba de un merecido descanso. Después de semanas intensas de misiones, la calma parecía finalmente haber llegado. Saturna, Elizabeth y Analisse se encontraban sentadas en la terraza del edificio de habitaciones de la base, disfrutando del buen clima y conversando sin presiones. Las risas llenaban el aire mientras el sonido de las aves y el susurro del viento se sumaban al ambiente relajado.

— No puedo creer que ya estemos en julio. —Saturna se recostó en su silla, estirando los brazos sobre su cabeza mientras observaba las nubes. — Este verano ha sido raro, pero no me quejo.

— El calor parece más soportable aquí que en Nueva York, ¿no? —Analisse tenía una sonrisa amplia en su rostro mientras se servía una bebida fría. — Aunque no estoy acostumbrada a tanto sol. Deberías ver cómo me pongo después de estar mucho rato al aire libre, parezco un camarón.

— Yo diría que la piel de Analisse es más bien como una cebolla. Primero, roja como un tomate, y después se vuelve marrón. Es una meta-transformación. —Dijo Elizabeth, disfrutando de la escena.

— Oye, ¿de qué hablas? —Analisse la miró con una sonrisa burlona. — Al menos no me quedo pálida como un muerto como tú...

Saturna se encogió de hombros. — Yo diría que a todos nos viene bien un poco de sol. Excepto, claro, a los vampiros de la unidad.

— Exactamente. —Elizabeth asintió, algo estoica pero también divertida, mientras Analisse seguía mirando al horizonte, disfrutando del sol en su rostro.

La conversación se mantuvo ligera hasta que Elizabeth, con una mirada reflexiva, comentó — A veces, me sorprende lo bien que nos llevamos todos, a pesar de lo que hemos pasado. Quiero decir, el equipo es como una pequeña familia, ¿no?

— Oye, déjame lo cursi a mí. —Saturna bromeó, tomando un sorbo de su bebida. — Pero es cierto. Aunque todos venimos de lugares diferentes, aquí encontramos algo en común.

Analisse, que parecía pensativa por un momento, agregó — Creo que, sin el equipo, no hubiera superado algunas cosas. Sabes, hay días que se sienten como si todo fuera demasiado... Pero siempre encontramos una manera de seguir adelante.

Saturna se inclinó hacia ella, colocando una mano amistosa en su hombro. — No lo habría dicho mejor. Estamos aquí los unos para los otros, pase lo que pase.

Elizabeth miró a Analisse con una sonrisa suave, entendiendo lo que estaba diciendo más allá de las palabras. Durante meses, la francesa había sido el centro de rumores en la base, pequeñas historias que hablaban de su actitud distante y su mirada apagada. Pero ahora, viendo su sonrisa genuina y la luz que regresaba a sus ojos, era evidente que algo había cambiado.

— ¿Cómo te sientes últimamente, Ana? —preguntó Elizabeth, con su tono directo pero lleno de empatía.

Analisse suspiró, pero no con cansancio, sino con alivio. — Mejor. Mucho mejor. Creo que durante un tiempo me sentí atrapada en un lugar oscuro. Pero aquí, con ustedes... No sé, es como si hubiera encontrado algo más, algo bueno.

Saturna le sonrió con calidez. — Eso es porque eres fuerte. Puede que hayas pasado por un infierno, pero aquí estás, levantándote otra vez. Y, bueno, somos todas unas tercas; no te vamos a dejar caer.

Analisse rió suavemente, con los ojos brillando. — Gracias. En serio. Por no rendirse conmigo.

— No agradezcas, es lo que hacen las amigas. —Agregó Saturna. — Y cuando te sientas lista para contarlo, aquí estaremos. No, Shadow?

✮ Las Aventuras de Saturna ✮ Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora