Capitulo 9

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POV CHRISTIAN


No sé cuantas horas llevo encerrado en la que fue mi habitación mientras viví con mis padres. Desde que me metí aquí sólo me he dedicado a mirar y mirar el retrato de mi hijo que le robé a Mía y le guste o no, se quedará conmigo. Ted. Mi pequeño. No me alcanzará la vida para maldecirme yo mismo por haberme negado a conocerte, por haber sido tan egoísta y tan imbécil. Es una mini versión de mí, pero con los ojos de Ana y con su esencia, lo cual agradezco, que no herede mis malditas sombras. 

 Vuelvo a la realidad cuando una mano se posa en mi hombro. Es mi madre quien entró a la habitación llevando con ella la caja con el helicóptero. Me doy cuenta que ya anocheció. ¿Cuánto tiempo llevo aquí? 

- ¿Quieres bajar a cenar, cariño? 

Niego con la cabeza. No tengo hambre. Ni tampoco ganas de volver a escuchar los reclamos de mi familia, aunque sé que me los merezco. 

- Ethan se fue, pero Elliot y Kate se quedarán a la cena – joder. No soporto a la intensa de Kate. Que le den. – Es un juguete muy bonito, cariño – susurra Grace en referencia al helicóptero. 

- Pero Ted no va a jugar con él – me lamento – Ana no lo aceptó. Hubiese esperado todo menos esto. 

¿Pero qué estoy diciendo? Como si no conociera a Ana y su negativa a lo ostentoso. Estaba furiosa cuando le deposité los 24000 dólares en su cuenta, nunca me creyó que su trampa mortal costara ese dineral. 

 - Dime cual fue su reacción. 

 - ¿Para qué? Christian deja de castigarte es... 

- Dímelo madre – exijo preparándome para oír una respuesta que me dolerá saber. 

- Se enfadó, Ana se puso furiosa, jamás creí oírla gritar como lo hizo cuando leyó la nota y supo que eras tú quien envió esa caja – masculla Grace sentándose a mi lado – Nos pidió que te la entregáramos si te veíamos y que tú hagas lo que quisieras: que la tires, que se la regale a otro niño... 

Cierro mis ojos y una lágrima recorre mi mejilla, la quito de un manotazo. ¿Cómo Ana pretende que tire o regale este juguete que sólo lo re diseñé pensando en Ted? 

- Christian, lo siento tanto – Grace se compadece de mi tristeza – yo traté de hablar con Ana antes de regresar a Seattle, pero Carrick me pidió que no interviniera. 

- Quiero saberlo todo, madre – suelto.Grace frunce el ceño sin acabar de entender mi petición.- Cuéntame todo sobre Ana y Ted este tiempo, yo sé que has estado muy al pendiente, sobre todo durante el embarazo. Por favor, dímelo – sé que lo que escucharé no será nada fácil, pero estoy dispuesto a soportarlo. 

- ¿Por qué ahora? Christian, te consta que Mía y yo hemos tratado de hacerlo y tú te negaste a querer saber de ellos. No lo sé... 

- Quiero saber hasta que extremo he llegado con mi idiotez – espeto y respiro profundo. Mi madre no deja de mirarme con una mezcla de compasión y tristeza – Hace poco cuando estuve en Portland me encontré a Paul Clayton y allí descubrí que está casado y que tiene un hijo con otra mujer. Yo por mucho tiempo lo creí el amante de Anastasia y nadie me sacó de ese error. 

Mi madre niega con la cabeza mientras mantiene sus ojos cerrados.

- ¿Qué crees que intentábamos Mía y yo cuando te pedíamos que nos escuches? No sólo hacerte entrar en razón respecto a tu hijo, también sacarte de ese error tan grande que tanto te hizo daño no sólo a ti, también a Anastasia, a quien acusaste injustamente. Hasta que fue la propia Ana quien nos pidió que ya no lo hiciéramos, a ella ya poco dejó de importarle lo que pudieras pensar de ella. 

Basta de sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora