Capitulo 11

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POV CHRISTIAN

- NO VUELVAS A PONER TUS MALDITAS MANOS ENCIMA DE MI HIJO.

Mierda. Ana me soltó esas palabras como una bofetada y luego desapareció por las escaleras con mi hijo en sus brazos. No puede ser. Sabía que Ana me odiaba, pero el ahora comprobarlo de sus propios labios es algo que me mata por dentro, yo sé que me lo merezco, que me lo gané a pulso por todo lo que le hice, pero en el fondo guardaba la esperanza, la mínima esperanza de que ella aún tuviera un poco de consideración hacia mí.

Sus palabras me dejaron destrozado, casi igual como las que me dijo aquella noche luego de que la azotara con el cinturón. "Eres un maldito hijo de puta"

No, no, no. Merezco su odio, pero no lo acepto, no cuando me siento tan arrepentido.

Sin embargo, una voz me saca de mis desesperados pensamientos.

- ¿Qué haces aquí, Christian? Sólo viniste a arruinarlo todo – me grita la insoportable de Kate.

Por Dios es para lo que menos estoy, los reclamos de mi insolente cuñadita.

- ¿Cómo te atreves a presentarte aquí y encima cargar así a Teddy? Eres el colmo – me recrimina Kate.

La dejo que siga gritando como una desquiciada y subo las escaleras en busca de mi Ana. De pronto oigo voces que vienen desde mi antiguo dormitorio, me acerco y encuentro la puerta entre abierta. Ana se ve desesperada mientras empaca un pequeño bolso con algunas cosas de Ted y mi madre que intenta calmarla. ¿En qué momento ella subió aquí que no la vi?

- Ana por favor, no creas que esto fue planeado, nosotros sinceramente creíamos a Christian fuera de la ciudad – Grace se oye desesperada y apenada mientras tiene a mi hijo en sus brazos.

- Y yo te creo, Grace, sé lo impredecible que puede ser tu hijo – la dura respuesta de mi Ana. Soy mucho más que el hijo de Grace, nena. Soy todavía tu esposo y el padre de tu hijo. – Sólo espero que entiendas que no puedo permanecer ni un minuto más aquí, me voy ahora mismo.

No soporto más y entro, debo detenerla, no puede irse así. Tenemos mucho que hablar y, sobre todo, no quiero que me aleje de Ted.

- Ana, por favor, hablemos – imploro casi en una plegaria.

- Los dejo, me llevo a Teddy conmigo ¿te parece bien, Ana? – Grace trata de sonar conciliadora.

- Sí Grace y por favor pídele a Kate que me espere en su coche, en cuanto baje nos iremos al aeropuerto – responde Ana. No. No.

Grace abandona el cuarto con mi hijo en sus brazos mientras yo siento que estoy cada vez más hundido. Ana ni siquiera me mira, sólo continúa empacando algunas pertenencias de Ted en la pequeña maleta.

- Ana, por favor, mi madre te está diciendo la verdad, ellos no sabían que me regrese antes a Seattle ni que iba a presentarme aquí – me defiendo y defiendo a mi familia – No hice nada malo, sólo tuve a Teddy en mis brazos y jugué un poco con él, discúlpame si esto te tiene así de molesta. Por favor, Ana, sabes que sería incapaz de hacerle daño.

Ella sólo me ignora y termina de empacar. Una vez que cierra la maleta, la baja de la cama y toma una manta y un muñeco de peluche que también estaba sobre la cama.

- Ana, si quieres irte de regreso a Los Ángeles, está bien, pero deja que yo los lleve – me paro frente a ella impidiendo que salga de la habitación y su mirada me deja atónito, es claro que me ve con odio. Vamos Grey, convéncela – Mandaré a preparar el Jet y...

- No necesitamos nada de ti, Grey. Ni tu Jet, ni ninguna de tus mierdas – me gruñe dejando salir todo el odio que me tiene. Por favor, nena, no. – Ahora déjame pasar.

Basta de sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora