Capítulo 2

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POV ANASTASIA

Es pasado mediodía cuando llego a Portland. Me bajo del autobús sin saber que rumbo tomar. Me muero de hambre, no he probado bocado en toda la mañana y sé que no estoy haciendo bien. Mi pequeño Beep necesita comida, no tiene que pagar todas mis mierdas y las de su padre.

Recuerdo el pequeño restaurante cercano a la ferretería de los Clayton, la comida allí era deliciosa. Que tiempos aquellos. Todo era más simple en mi vida antes de que Christian Grey apareciera. ¿Qué estará haciendo en estos momentos? Quiero creer que al deshacerme de mi teléfono móvil y de las tarjetas de crédito ha sido suficiente para que no pueda seguir mis pasos. Pero quien más me preocupa en estos momentos es Ray, ya debe saber que hui y me pregunto cómo habrá reaccionado. Ojalá y esto no afecte a su recuperación. Será mejor que consiga un teléfono pronto y me comunique con él. Aunque estoy segura que debe estar furioso conmigo por lo que hice.

Cuando me doy cuenta estoy parada en frente a la entrada de la ferretería. No ha cambiado, sigue igual que siempre. Pensar que hasta hace apenas unos meses aquí pasaba mis tardes. Malditas hormonas, siento tanta nostalgia. 

Estoy a punto de seguir mi camino cuando la puerta de la ferretería se abre y aparece Paul frente a mí.

- ¿Anastasia?

- Hola Paul ¿ya no me reconoces?

Paul me regala una sonrisa y luego un abrazo "de oso". Vaya que lo necesitaba después de tantas emociones.

- ¿Y este milagro? ¿tú por aquí? Te hacía felizmente casada en Seattle con tu millonario.

Oh no. No debió decir eso. Siento mis ojos aguarse tras esas palabras.

- ¿Estás bien? – Paul se muestra preocupado ante mi repentina angustia.

- No me hagas caso, estoy bien – me limito a responder.

- ¿Qué tienes, Ana? Se te nota triste. Cuéntame – insiste - ¿hay algo que pueda hacer por ti?

No puedo más. Mis lágrimas salen sin control y yo sólo puedo cubrir mi rostro con las manos.

- Tranquila Ana. Ven. Vamos aquí al restaurante y me cuentas – insiste Paul.

Acepto la propuesta. Entramos al lugar y ordenamos una ensalada con jugos frutales. Ya con algo de comida en el estómago puedo sentirme más tranquila y le cuento a Paul lo ocurrido, mi matrimonio fallido, mi huida, el desastre en que se ha convertido mi vida de la noche a la mañana.

- No era para menos que estés como estabas cuando te encontré. En verdad siento mucho lo que te pasa, Ana. Pero puedes contar conmigo, para lo que sea

- Gracias Paul.

- Perdóname que te lo diga, Ana. Pero no te merecías a tu lado a un tipo como ese tal Grey. Aquella vez que se apareció en la ferretería se veía tan intimidante, tan controlador.

¿Será que Paul tiene razón? ¿me apresuré? ¿cometí el peor al meterme con Christian?

- ¿Y qué vas a hacer ahora?

- Por lo pronto necesito un trabajo, lo antes posible y de lo que sea. También tengo que comprarme un teléfono, conseguir una línea y llamar a mi familia, deben estar muy preocupados. Sobre todo, Ray.

- Anastasia, primero necesitas dormir. Se nota a simple vista que no has dormido bien.

- ¿Sabes de algún sitio en donde pueda quedarme?

- Puedes quedarte conmigo. Fíjate que estoy compartiendo el departamento en el que vivías con Kate con una muy buena amiga.

- ¿De verdad? Oh, Paul lo siento. Sólo te conté mis desventuras y en ningún momento pregunté por tus cosas – me siento tan apenada.

Basta de sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora