La noche era perfecta para un reto. Lo sentí desde el momento en que salí de mi apartamento y miré al cielo. Las estrellas brillaban con intensidad, como si estuvieran listas para iluminar un espectáculo único. Mi corazón latía rápido, una mezcla de adrenalina y una pizca de nerviosismo que no podía controlar. Sabía que Dante no rechazaría la propuesta; él no sabía cómo decir "no" a un desafío, especialmente si venía de mí.
—¿Estás segura de esto? —preguntó Ethan mientras me acompañaba hasta el lugar donde habíamos quedado con Dante. Su voz sonaba tranquila, pero noté la duda en sus palabras.
Lo miré de reojo, intentando mantenerme fría. Había algo en él que empezaba a incomodarme, aunque no podía precisar qué era. Quizás era esa sensación de que siempre tenía un doble juego detrás de cada gesto amable. Pero en ese momento, no tenía tiempo para analizarlo.
—Estoy más que segura, Ethan —respondí con firmeza, mientras ajustaba mi chaqueta.
Al llegar al lugar, ahí estaba él, apoyado contra su Ferrari rojo como si fuera parte del paisaje. Dante parecía tan seguro de sí mismo, tan arrogante como siempre. Esa mezcla de peligro y magnetismo que siempre me había atraído seguía ahí, aunque ahora intentaba resistirme.
—¿De verdad quieres hacer esto? —preguntó Dante, levantando una ceja mientras me observaba.
—¿Tienes miedo de perder? —le respondí, cruzándome de brazos.
Su risa fue baja, casi burlona, y dio un paso hacia mí. Podía sentir su presencia envolviéndome, como si el aire se volviera más pesado.
—Miedo nunca —contestó, con esa seguridad que tanto me irritaba como me atraía. —Pero, Alma, ¿qué gano si te venzo?
Me acerqué a él, hasta quedar a solo unos centímetros de su rostro. Quería que entendiera que no estaba jugando.
—Si ganas, lo que quieras. Pero si gano yo... tú me dejarás tranquila por completo —dije, intentando sonar más fuerte de lo que realmente me sentía.
Dante pareció analizar mis palabras por un momento, como si realmente estuviera considerando lo que acababa de decir. Luego, su sonrisa se amplió, y supe que había aceptado el desafío antes de que siquiera abriera la boca.
—Hecho —dijo, extendiendo su mano hacia mí.
Lo miré por un segundo antes de estrechar su mano. Su toque era cálido, firme, y no pude evitar sentir un pequeño escalofrío recorrer mi cuerpo. Pero no me permití dudar.
La Carrera.
Las calles estaban desiertas, iluminadas solo por las luces de los faroles y el brillo de la luna. Mi Ferrari negro rugía a mi lado, listo para la acción. Ethan, aunque insistió en venir, se quedó al margen, observándonos con los brazos cruzados y esa expresión neutral que empezaba a irritarme.
Dante estaba a mi lado en su Ferrari rojo, con una sonrisa confiada que solo incrementó mis ganas de vencerlo.
—¿Lista? —gritó, mientras ambos nos preparábamos para arrancar.
—Más que tú —respondí, con una sonrisa desafiante.
El rugido de los motores llenó el aire, y cuando el reloj marcó el inicio, ambos aceleramos. La adrenalina inundó mi cuerpo mientras sentía la velocidad aumentar. La carretera se convirtió en un borrón, pero mis manos se aferraron al volante con determinación.
Dante y yo estábamos a la par durante la mayor parte de la carrera, nuestras máquinas compitiendo como si reflejaran nuestra relación: intensa, peligrosa y llena de giros inesperados. Por un momento, pensé que podía vencerlo.
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Susurros en Llamas
RomanceAlma y Dante son dos almas intensas, unidas por un amor que arde tanto como destruye. Atrapados en un juego de pasión y orgullo, sus constantes enfrentamientos y reconciliaciones se vuelven el combustible de una relación llena de altibajos. Pero cua...