3O: Cimientos fracturados.

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El bullicio del restaurante resonaba a su alrededor, pero Jungkook apenas lo notaba. Frente a él, su teléfono descansaba sobre la mesa, iluminando el nombre que tantas veces había marcado con ansias: Taehyung hyung. Su dedo índice acariciaba la pantalla, vacilante, mientras una maraña de pensamientos lo mantenía atrapado.

—¿Lo vas a llamar o no? —preguntó Mingyu, interrumpiendo su trance con una sonrisa ligera, aunque sus ojos reflejaban preocupación.

Jungkook levantó la vista, algo avergonzado. Se apoyó en el respaldo de la silla y dejó escapar un suspiro.

—No lo sé. —confesó en voz baja—. Quiero hacerlo, pero siento que algo... algo me detiene.

Mingyu dejó su tenedor a un lado, apoyó los codos sobre la mesa y lo miró con atención, como si intentara leerle el alma.

—¿Qué es lo que te detiene? ¿Es él?

Jungkook negó con la cabeza de inmediato.

—No, claro que no. Es solo... —mordió su labio inferior, buscando las palabras adecuadas—. Últimamente me he sentido abrumado. Taehyung es increíble, pero su vida... su mundo... a veces siento que es demasiado para mí. Es como si estuviera esperando que algo pesado caiga de un momento a otro.

Mingyu asintió lentamente, comprendiendo.

—Es normal sentirse así, Jungkook. No estás en una relación fácil, eso es claro. Pero si algo sé de ti, es que tienes la madurez y la fuerza para enfrentarlo.

—¿Tú crees? —preguntó Jungkook, inseguro.

—Claro que sí. —Mingyu sonrió, apoyándose contra el respaldo de su silla—. Mira, siempre has sido una persona con los pies en la tierra. Sabes lo que quieres, incluso cuando tienes dudas. Eso es algo que no mucha gente puede decir.

Jungkook bajó la mirada, pero una pequeña sonrisa se formó en sus labios.

—Gracias, Mingyu. A veces siento que no soy lo suficientemente fuerte para todo esto, pero escuchar eso de ti... Me da fuerzas.

Mingyu soltó una pequeña carcajada.

—Es porque es verdad. Y, sinceramente, admiro que te atrevas a amar a alguien como Taehyung. No solo porque es mayor o porque tiene un matrimonio complicado, sino porque su vida está llena de complejidades que muchos evitarían. Pero tú no. Eso dice mucho de quién eres.

Jungkook lo miró, agradecido, sintiendo cómo el peso que lo había estado ahogando disminuía poco a poco.

—De verdad, no sé qué haría sin ti.

—Para eso estoy aquí, —respondió Mingyu con un guiño—. Aunque claro, también estoy aquí por la comida.

Ambos rieron suavemente, y Jungkook tomó el teléfono decidido a llamar a Taehyung, pero justo en ese momento una notificación apareció en la pantalla.

—¿Reunión con tus compañeros? —preguntó Mingyu al notar el cambio en el rostro de Jungkook.

—Sí, parece que el profesor ha organizado una reunión para discutir el caso práctico de neuropsicología. —Jungkook comenzó a recoger sus cosas rápidamente—. Lo había olvidado por completo.

Mingyu lo observó, divertido.

—Ah, la vida del estudiante nunca descansa, ¿eh?

Jungkook se puso de pie y se ajustó la chaqueta.

—Nos vemos luego. Y gracias por escucharme, Mingyu.

—Siempre, Jungkook. Ve y conquista el mundo.

Con una última sonrisa, Jungkook se marchó, dejando a Mingyu solo en la mesa. Este observó su partida con una mezcla de admiración y melancolía. Sabía lo difícil que debía ser para Jungkook, pero también sabía que pocos tenían el valor y la sinceridad de enfrentarse al amor como él lo hacía.

Dulce Insomnio » TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora