MINNIE;NO PODÍA DEJAR DE TEMBLAR.
¿Por qué estaba yo haciendo esto? Podía decirme a mí mismo que era porque me estaba
obligando, pero sabía que eso no era del todo cierto. Aunque no tenía más razón que mi
instinto, algo me decía que Jungkook no era un monstruo sin corazón. No podía imaginar que
realmente me forzara.
Por supuesto, había muchos tipos de fuerza más allá de la física.
Estaba su hipnotizante control psicológico sobre mí. Había algo en este hombre que me hacía caer de rodillas.Ahora me encontraba desnudo boca abajo en el centro de su cama. Grité cuando apretó la
correa de seda alrededor de mi muñeca derecha y lo sujetó al poste de la cama. La izquierda ya
estaba asegurada. Apreté los ojos mientras caían más lágrimas silenciosas.Me sobresalté cuando me tocó la espalda. No era su mano. Era suave y cálida, pero firme.
Oh, Dios. Era el cinturón. Mi cuerpo se estremeció.—¿Por qué estas siendo castigado, Minnie? —
preguntó en tono suave, pero cuidadosamente Controlado.
Negué con la cabeza mientras enterraba mi cabeza en su almohada. El aroma picante de su
colonia que se pegaba a la tela era extrañamente relajante.El cinturón acariciaba la curva de mi trasero.
—Te he hecho una pregunta, Minnie.
—No lo sé. —Me atraganté.
No hubo ningún ruido, ni siquiera un susurro del cuero contra la piel. No hubo advertencia.
El cinturón de cuero cayó sobre mi trasero. Mi boca se abrió, pero no salió ningún grito
mientras mi piel estallaba en agujas ardientes. Tiré de las muñecas. El cinturón me golpeó por
segunda vez.—No me mientas, Minnie Ahora, ¿por qué estás siendo castigado?
—Porque empeñé tus gemelos.
El cinturón golpeó la parte superior de mis muslos.
—Mal.
Dejé escapar un gemido grave y traté desesperadamente de darle la respuesta que quería.
—Porque no estaba en mi apartamento cuando llegaste.
Intenté apartar las caderas, pero su mano me rodeó el tobillo izquierdo, sujetando mi
cuerpo. Sin piedad, hizo chocar la lengüeta de cuero del cinturón contra mis nalgas una y otra
vez.
Grité y lloré.—¡No sé lo que quieres! ¡Para! ¡Para!
Frotó la palma de su mano contra mi castigada piel. Su tacto era más amenazante que
tranquilizador.—Estás siendo castigado porque me desobedeciste.
Mi cuerpo se estremeció mientras tiraba de mis ataduras. Mi trasero y mis muslos ardían.
Incluso el más mínimo movimiento parecía empeorar el dolor. La cama se hundió. Arriesgando
una mirada por encima de mi hombro, lo vi arrodillado entre mis muslos. Se había quitado la
ropa. Todo lo que podía ver era un músculo grueso, tatuajes aterradores y la bestia que cobraba
vida entre sus piernas. Cerré los ojos. ¿Cómo podía pensar en follarme así? No había manera
que me mojara. Me dolería muchísimo. ¿Dejaría de hacerlo si le rogaba?Algo tocó mi culo, pero no eran sus dedos. Sosteniéndose sobre un brazo, se inclinó sobre
mi cuerpo y sostuvo el cinturón para que lo inspeccionara.El cuero negro tenía una mancha oscura y húmeda. Mi excitación.
—Parece que a mi bebé le gusta el dolor —me dijo al oído.
Su almohada amortiguó mi respuesta mientras enterraba la cabeza avergonzado.
—No. No, no me gusta.
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DEPRAVITY!!!
Fanfictionestá destinado únicamente a lectoras con la mente abierta. Los azotes ,mordeduras,ataduras y otras actividades sexuales representadas en esta historia son sólo fantasías, destinadas al gose para adultos...si no te gusta como se va desarrollando l...