capitulo veintidós

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IL DIAVOLO;

RODEÉ A JIMIN CON MIS BRAZOS. Gracias a Dios que estaba a salvo.

Cuando recibí la Llamada de Namjoon acerca que alguien había atacado a seojin , ya estaba de camino. Le había dado espacio a jimin durante todo el día, pero mi escasa paciencia había llegado a su fin. Utilicé el software de rastreo que había instalado en su teléfono cuando me lo desbloqueó ayer para encontrar su ubicación.

Flexioné la mano, haciendo una mueca de dolor por el corte y los nudillos ensangrentados.
Eso me pasó por golpear la ventanilla trasera de mi Mercedes. Estaba tan enfadado porque se
había puesto en peligro al venir a este bar de mala muerte, que le había dado un puñetazo a lo
primero que había visto. No había servido de nada. Todavía estaba cabreado.
Afortunadamente, más tarde descargaría mi rabia sobre el hombre que atacó a seojin . Uno de mis hombres lo estaba localizando y trayendo al almacén en este momento.

Pero por ahora, mi Principal preocupación era jimin
Lo aparté de mí y lo miré de arriba abajo, queriendo asegurarme que no estaba herido de Ninguna manera. Lo que vi me hizo apretar tanto la mandíbula que creí que me había roto un Diente

-¿Qué mierda llevas puesto?

Jimin parpadeó.

-¿Qué?

-¿Me estás diciendo que te has puesto esto en una habitación llena de hombres borrachos?

miró su ropa y luego volvió a mirarme.

-No hay nada malo en mi ropa.

-Y una mierda que no lo hay -
enfurecí.

A mi chico le encantaba ese estilo rockabilly tan característico, que encajaba perfectamente con su personalidad. El problema era que también encajaba con sus curvas, su piel cremosa y sus labios rojos. Esta noche llevaba unos pantalones negros ceñidos con un top negro sin hombro, y un sugerente corazón de lentejuelas sobre cada tetilla. Alrededor de su garganta había un pañuelo de seda rojo, que llamaba la atención sobre su exuberante escote y me hacía pensar en atarlo a una cama y follarlo sin sentido. Y si yo lo
estaba pensando, entonces sabes que todos los malditos pedazos de mierda de ese bar también
lo habían pensado.
No pude contener mi rabia.

-Tienes mucha suerte que no te hayan atacado como a seojin . No volverás a poner un pie
en este bar, ¿me oyes?

Se apartó de mí.

-Eso va a ser muy difícil ya que trabajo aquí.

¿Jimin trabajaba aquí? ¿Cómo es que no lo sabía? Debería haberlo sabido y haber impedido que
viniera esta noche. Esto es lo que conseguí por intentar jugar al caballero y darle espacio
para que se acostumbrara a la idea que ahora me pertenecía.
A partir de este momento, iba a
haber algunas reglas nuevas para mi bebe, y la regla número uno era que el ya no trabajaba aquí ni en ningún sitio. Si necesitaba dinero, yo se lo daría y seguro que no iría a ningún otro bar solo sin que yo estuviera a su lado.

La agarré por la barbilla y le eché la cabeza hacia atrás.

-Antes trabajabas aquí. Te prohíbo que vuelvas a venir aquí.

Jimin giró la cabeza, rompiendo mi agarre.

-¿Me lo prohíbes? ¿Me lo prohíbes?

Crucé los brazos sobre el pecho.

-Así es. Lo prohíbo.

Jimin imitó mi postura y cruzó los brazos sobre el pecho. El movimiento hizo que su peto subiera un poco mostrando su piel de porcelana he hizo que mi polla se alargara. Esto era ridículo; no me iba a quedar en medio de
un puto aparcamiento discutiendo con el

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