35-Rompecabezas

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A la mañana siguiente, el frío amanecer de la ciudad parecía un reflejo de lo que sentía en mi interior. Ryan y yo habíamos dormido poco, cada uno perdido en sus propios pensamientos, pero el cansancio físico era nada comparado con el peso emocional que cargábamos. Me desperté con la misma pregunta que había estado rondando en mi mente toda la noche: ¿podía confiar en él? O peor aún, ¿podía confiar en mí misma para decidirlo?

Sin embargo, no había tiempo para divagar. Había algo más importante en juego.

Ryan estaba sentado junto a la pequeña mesa del hotel, revisando una pila de papeles que habíamos recogido en nuestra última pista. Sus cejas estaban fruncidas en concentración, sus dedos trazando líneas sobre los documentos como si intentara descifrar un acertijo.

-¿Alguna novedad? -pregunté mientras me acercaba, mi voz aún cargada de la pesadez del sueño.

Él alzó la vista, sus ojos buscando los míos. Había algo en su expresión, una mezcla de determinación y duda que no había visto antes.

-Creo que lo tengo -dijo finalmente, entregándome uno de los papeles.

Lo tomé, mis dedos rozando los suyos por un breve instante. El documento parecía ordinario a primera vista, pero una serie de letras en clave, cuidadosamente alineadas en una columna, me llamaron la atención. Ya las habíamos visto antes, pero esta vez había algo diferente.

-Estuve descifrando esto toda la noche -continuó Ryan-. Usé el patrón que encontramos en el archivo anterior y... Kaia, creo que esta dirección es clave.

Miré la hoja nuevamente, enfocándome en la última línea que él había resaltado. Un nombre y una dirección se revelaron tras el código: Victor Sanderlin. 184 Westwood Street.

El nombre no me decía nada, pero la dirección... sentí un escalofrío recorrerme. Había algo inquietantemente familiar en ella.

-¿Victor Sanderlin? -murmuré, más para mí que para él.

-Según lo que averigüé, podría ser un alias -Ryan señaló otra línea en los papeles-. Pero la dirección coincide con los registros de alguien que estuvo involucrado en todo este caos desde hace años. Podría ser el eslabón que necesitamos.

Un millón de preguntas cruzaron mi mente, pero había una que no podía ignorar.

-¿Y si no es solo un eslabón? ¿Y si es el hombre detrás de todo esto? -pregunté, mi voz más firme de lo que esperaba.

Ryan me miró con una intensidad que parecía atravesarme.

-Entonces lo enfrentamos juntos.

No había duda en su tono, pero eso no hacía que el miedo desapareciera. Sabía que no podíamos detenernos ahora, aunque cada fibra de mi ser gritara que diera marcha atrás.

Respiré hondo, guardando la dirección en mi chaqueta.

-Vamos. Si es lo que creo que es, no podemos perder tiempo.

Ryan asintió y juntos salimos del hotel, dejando atrás la comodidad engañosa de esas paredes. La ciudad nos envolvió con su bullicio, pero todo lo que podía escuchar era el sonido de mi propia respiración, rápida y errática, mientras mi mente trataba de procesar lo que estaba a punto de suceder.

El trayecto hacia Westwood Street fue una mezcla de silencios incómodos y frases inacabadas. A pesar de todo, Ryan intentó llenar los vacíos con teorías y estrategias, pero mi mente seguía regresando a un solo pensamiento: ¿qué encontraríamos al llegar?

Finalmente, el coche se detuvo frente a una vieja casa de ladrillos oscuros, rodeada por un jardín descuidado que parecía haber sido olvidado por el tiempo. Todo en ese lugar gritaba peligro, y aun así, algo dentro de mí me empujaba hacia adelante.

Alma Oscura [Sombras Del Pasado I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora