41-Alma oscura

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El teléfono vibraba en mi bolsillo mientras me acercaba a la puerta de la casa del bosque. Vi el nombre del padre de Ryan parpadear en la pantalla, seguido de una notificación de un mensaje de Ryan. Mi corazón se apretó al leerlo:

"Kaia, por favor, no hagas esto. Regresa. Te necesito."

El dolor que esas palabras me causaron era insoportable, pero no podía detenerme ahora. Cerré los ojos, respiré profundamente y dejé caer el teléfono al suelo. Lo escuché romperse contra las piedras del camino, un sonido que parecía simbolizar el cierre de todo lo que había sido hasta ese momento. Luego, sin mirar atrás, empujé la puerta de la casa y entré.

El interior estaba oscuro, pero no frío como lo había imaginado. Había una quietud en el aire, como si todo el lugar estuviera conteniendo la respiración, esperando por mí. Caminé lentamente, mis pasos resonando en el suelo de madera. Mi mente estaba en alerta, buscando cualquier señal de que alguien estuviera allí, pero no había nada. Nadie.

La casa parecía vacía, pero mi intuición me decía que no estaba sola. Avancé por el pasillo hasta llegar a una habitación al fondo. Era la misma habitación que había visto meses atrás, la misma donde estaba esa cuna antigua con un nombre grabado que nunca entendí del todo: Alma.

Abrí la puerta lentamente, y lo que vi me dejó sin aliento. Allí, en el centro de la habitación, estaba alguien. Pero no era alguien desconocido. Era... yo.

Di un paso atrás instintivamente, mi mente incapaz de procesar lo que estaba viendo. La chica frente a mí tenía mi rostro, mi altura, incluso mi forma de pararse. Pero sus ojos... sus ojos no eran como los míos. Había algo frío y calculador en ellos, algo que me puso la piel de gallina.

-¿Quién... eres? -pregunté, mi voz temblando.

La chica sonrió, pero no fue una sonrisa cálida. Fue una sonrisa llena de control, casi burlona.

-Siempre supiste que había algo más, Kaia -dijo con una voz que, aunque similar a la mía, tenía un tono más grave, más intimidante-. Siempre supiste que faltaba una pieza en esta historia.

Mi respiración era irregular mientras trataba de encontrar las palabras.

-Eres... tú eres Alma -dije finalmente, recordando el nombre en la cuna.

Ella asintió, cruzándose de brazos.

-Soy tu hermana gemela. La hermana que nunca conociste. La hermana que todos creyeron muerta.

Mi mente giraba mientras trataba de procesar lo que estaba escuchando.

-No es posible -murmuré, negando con la cabeza-. Mi madre... ella...

-Tu madre creyó lo que le dijeron -me interrumpió Alma-Que yo había muerto al nacer. Pero no fue así. Nuestro abuelo decidió que una de nosotras sería suficiente para ella... y que la otra sería moldeada por él.

Mis piernas casi no podían sostenerme mientras las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar.

-¿Qué estás diciendo? -pregunté, aunque ya temía la respuesta.

-Al decir que había muerto, nuestro abuelo me apartó de todos -explicó, su tono frío-. Me entrenó, me preparó. Desde el primer día, fui moldeada para ser su heredera. Para continuar su legado, sin importar el costo. Mientras tú vivías tu vida con dudas y preguntas, yo estaba siendo convertida en su arma perfecta.

Mi pecho se sentía pesado, como si el aire no pudiera llegar a mis pulmones.

-Pero... ¿por qué? -susurré-. ¿Por qué él haría algo así?

Alma Oscura [Sombras Del Pasado I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora