40- Decisión final

2 4 0
                                    

Había pasado una semana desde que Ryan ingresó al hospital, y yo no me había movido de su lado. Las enfermeras me miraban con preocupación cada vez que entraban a la habitación. Mi madre y mi abuela intentaron obligarme a comer, a descansar, pero no podían entenderlo: no podía dejarlo solo. No mientras la amenaza seguía ahí, acechando.

Ryan permanecía inmóvil, su respiración marcada por el suave pitido de las máquinas que lo mantenían estable. Cada día que pasaba sin señales de mejora sentía que algo dentro de mí se desmoronaba. Mi abuelo, según los reportes, había desaparecido. No sabían si estaba muerto o si simplemente había escapado. Pero ese no era mi enfoque. Todo en mi mente estaba centrado en Ryan... y en vengarme.

No comía, apenas bebía agua. Mi cuerpo estaba agotado, pero mi mente no podía detenerse. Solo pensaba en la nota, en la llamada, en el rostro de Ryan ensangrentado cuando lo vi por primera vez después del accidente. Cada vez que cerraba los ojos, esos recuerdos me perseguían.

Fue entonces, al final de esa interminable semana, cuando llegó otra nota. La encontré en la bandeja del desayuno que una enfermera había dejado en la habitación. Mi corazón se hundió al ver el sobre con mi nombre escrito en esa caligrafía que ya conocía demasiado bien.

Con manos temblorosas, lo abrí y leí:

"Kaia, el juego apenas comienza. Te advertí que no podías amar, que no podías proteger. Y sin embargo, aquí estás, aferrándote a algo que no puedes salvar. ¿Cuántas veces tendrás que perder antes de entenderlo? Cada elección que haces, cada paso, solo los acerca más al final. No puedes ganar. Y él no será la excepción."

La amenaza implícita me heló la sangre. Solté la nota y corrí hacia la cama de Ryan, casi tropezando en el proceso. Mi corazón latía desbocado mientras revisaba su rostro, su respiración, buscando cualquier señal de que algo estuviera mal. Pero seguía igual. Vivo, pero sin despertar.

Me dejé caer en la silla junto a su cama, sosteniendo su mano fría entre las mías. Las lágrimas comenzaron a caer, silenciosas pero cargadas de una desesperación que no podía contener más.

-No puedo hacer esto -susurré, mirando su rostro tranquilo-No puedo seguir viendo cómo destruyen todo lo que amo.

Le acaricié la mejilla con suavidad, mi voz temblando mientras hablaba.

-Debo alejarme de ti, Ryan. Es la única forma. No puedo permitir que te lastimen más. No puedo permitir que sigan usándote para destruirme.

Tragué saliva, sintiendo cómo las palabras quemaban mi garganta mientras salían.

-Pero... te amo. Dios, no sé cómo pasó, pero te amo. No sabía que era capaz de sentir algo así, algo tan fuerte, tan... desgarrador.

Tomé aire, intentando controlar las emociones que me ahogaban.

-Tú me sacaste de la oscuridad -continué, mi voz quebrándose- Cuando te conocí, no sentía nada. Era fría, como un bloque de hielo. Pero tú... tú hiciste que sintiera otra vez. Me hiciste darme cuenta de que el amor no siempre es cálido. A veces es como el hielo: quema, duele, pero también te hace sentir viva.

Las lágrimas corrían libremente por mis mejillas mientras me inclinaba hacia él, apoyando mi frente contra la suya.

-Sé que no puedes oírme, pero si pudieras, solo quiero que sepas que lo siento. Lo siento por traerte a mi caos, por no poder protegerte como tú me protegiste a mí. Y lo siento por no ser lo suficientemente fuerte para dejarte ir... aunque sé que debería hacerlo.

Cerré los ojos, permitiendo que el silencio de la habitación llenara el espacio entre nosotros. En ese momento, con su mano en la mía y mi corazón destrozado, supe que estaba perdiendo la batalla contra la oscuridad dentro de mí. Pero también supe que no iba a rendirme. Porque, aunque fuera lo último que hiciera, iba a protegerlo. A él, a nuestro amor... y a lo que quedaba de mí.

Alma Oscura [Sombras Del Pasado I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora