**Capítulo 14: Amor en Silencio**
A medida que pasaban los días, Kara y Lena se adaptaron a su nueva dinámica como pareja. Sin embargo, la realidad de su entorno las obligaba a mantener su relación en secreto. En el hospital, donde las normas y las expectativas eran estrictas, un romance entre un médico y una residente no solo era mal visto, sino que también podría acarrear complicaciones profesionales.
A pesar de las circunstancias, la felicidad que compartían era palpable. Cada vez que se encontraban en los pasillos del hospital, intercambiaban miradas cómplices y sonrisas que hablaban más que mil palabras. Era un juego de escondidas en el que ambas se sentían emocionadas y, al mismo tiempo, un poco nerviosas.
En las horas de descanso, se escabullían a un pequeño jardín del hospital, un lugar que había permanecido relativamente tranquilo y alejado de las miradas curiosas. Allí, rodeadas de flores y la suave brisa, podían ser ellas mismas, lejos de las expectativas y las opiniones ajenas.
—A veces me siento como si estuviéramos en una película —dijo Kara, mientras se sentaba en un banco y disfrutaba del momento—. Pero me gusta, porque este tiempo contigo es lo que realmente importa.
Lena se unió a ella, tomando su mano y entrelazando sus dedos.
—Sí, es nuestro pequeño refugio. No importa lo que digan los demás. Lo que tenemos es real y hermoso —respondió Lena, sintiendo cómo el amor que compartían iluminaba su día.
Sin embargo, a pesar de la felicidad que encontraban en su relación, había momentos de incertidumbre. Ambas eran conscientes de que debían ser cuidadosas. Los rumores podían surgir, y cualquier indicio podría poner en peligro sus carreras.
Un día, mientras estaban en su escondite, Lena miró a Kara con una expresión seria.
—¿Qué pasaría si alguien se entera de nosotros? No quiero que esto afecte tu trabajo —dijo, sintiendo el peso de la preocupación en su pecho.
Kara sonrió suavemente, intentando tranquilizar a Lena.
—No te preocupes. He pensado en eso, y estoy dispuesta a manejarlo. Lo que compartimos es demasiado valioso como para dejar que el miedo nos detenga. Por ahora, disfrutemos de cada momento que tenemos juntas —respondió, su voz llena de confianza.
Lena sintió una oleada de alivio. La determinación de Kara la inspiraba, y sabía que juntas podían enfrentar cualquier desafío. A pesar de las restricciones, encontraban formas de apoyarse mutuamente en el entorno del hospital.
En las semanas siguientes, su relación floreció en secreto. Compartían risas, sueños y confidencias en esos breves momentos de tranquilidad. La conexión entre ellas se profundizaba, y cada día se sentían más unidas.
Sin embargo, la presión del secreto comenzó a pesar sobre Lena. Ella era una persona apasionada y abierta, y mantener su amor oculto le resultaba cada vez más difícil. Una tarde, mientras estaban en la sala de descanso, Lena decidió que era hora de hablar.
—Kara, creo que deberíamos considerar ser más abiertas sobre nosotros. Tal vez no a todos, pero al menos a algunos de nuestros amigos más cercanos. No quiero que esto se sienta como una carga —dijo, su voz llena de sinceridad.
Kara la miró, comprendiendo la lucha interna de Lena.
—Entiendo lo que sientes, y también deseo que podamos vivir nuestro amor sin miedo. Pero tenemos que ser cautelosas. Hay mucho en juego para ambos —respondió, preocupada por las posibles repercusiones.
Lena asintió, pero su corazón anhelaba la libertad de poder ser ellas mismas sin temor a las miradas ajenas.
—Tienes razón, y respeto tu decisión. Solo quería que supieras lo que siento. No quiero que el secreto nos consuma o nos haga sentir que tenemos que esconder lo que somos —dijo, sintiendo una mezcla de frustración y amor.