**Capítulo 13: Un Nuevo Comienzo**
El hospital se había convertido en un hervidero de actividad tras el exitoso nacimiento de los nonillizos. Cada miembro del equipo se sentía aliviado y satisfecho por lo que habían logrado, pero también sabían que el trabajo no se detenía. En medio de la rutina, Kara y Lena, quienes habían estado construyendo una hermosa relación, se encontraron en un rincón tranquilo del hospital, lejos del bullicio.
—No puedo creer que hayamos pasado por esto juntas —dijo Kara, sonriendo mientras se acomodaba en una silla. El estrés del día comenzaba a desvanecerse, y la calidez de la presencia de Lena era reconfortante.
Lena se acercó, tomando la mano de Kara entre las suyas.
—Lo hicimos, y estoy tan orgullosa de nosotras. No solo por el nacimiento de los nonillizos, sino por cómo hemos aprendido a apoyarnos mutuamente en los momentos difíciles —respondió Lena, su voz suave y llena de cariño.
Kara sintió que su corazón se llenaba de amor. Habían compartido no solo los desafíos de la medicina, sino también las alegrías y las luchas personales que habían fortalecido su relación. La conexión que habían formado era única y especial.
—Sabes, a veces me siento abrumada por todo lo que hacemos aquí, pero tenerte a mi lado lo hace más llevadero —admitió Kara, mirando a Lena a los ojos.
Lena sonrió, sintiendo la misma conexión.
—Siempre estaré aquí para ti, Kara. Eres fuerte y capaz, y me inspiras todos los días. Pero también quiero que recuerdes que está bien pedir ayuda cuando la necesites —dijo con sinceridad.
Kara asintió, agradecida por el apoyo incondicional de Lena. Sabía que su relación había evolucionado, y que juntas podían enfrentar cualquier desafío que se les presentara.
Mientras tanto, en la sala de descanso, Alex y Samanta estaban organizando una pequeña celebración por el éxito del día. La noticia del nacimiento de los nonillizos había corrido rápidamente por el hospital, y la alegría era palpable.
—¡Esto merece una celebración! —exclamó Alex, entusiasmada mientras preparaba bocadillos y bebidas para el equipo—. Hemos pasado por tanto, y cada uno de nosotros merece un momento para relajarse y disfrutar.
Samanta sonrió, ayudando a su hermana.
—Definitivamente. Ha sido un día increíble, y todos han trabajado arduamente. Necesitamos recordar lo que hemos logrado y celebrar nuestras victorias —dijo, sintiéndose orgullosa de su equipo.
A medida que se acercaba la hora de la celebración, Kara y Lena se unieron a sus colegas en la sala de descanso. La atmósfera era festiva, y el equipo compartía risas y anécdotas sobre el día, recordando los momentos tensos y las alegrías.
—¡A todos los que participaron en el parto y a los que operaron hoy! —brindó Alex, levantando su vaso—. ¡Por el trabajo en equipo y por los nuevos comienzos!
Todos levantaron sus vasos y brindaron, sintiendo que cada pequeño logro merecía ser celebrado. Kara miró a Lena y sonrió, sintiendo que su relación ahora estaba más fuerte que nunca. La experiencia compartida había creado un lazo profundo entre ellas.
Sin embargo, en medio de la celebración, Kara sintió un leve tirón en su corazón. La emoción del día, combinada con el estrés de los recientes eventos, la hizo reflexionar sobre la importancia de cuidar no solo de sus pacientes, sino también de sí misma.
—Lena, ¿te parece si después de esto tenemos un momento a solas? Quiero hablar de algo que ha estado en mi mente —dijo Kara, sintiendo que era el momento adecuado para abrirse.