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—Tú estas... estas... no tú lo quieres es jugar conmigo. —tartamudee.

—No, nunca he jugado contigo... nunca, y cada vez que nos ponían a bailar o actuar o cantar juntos... dios lo ame, sentía que flotaba, Anne no lo perdamos... no renuncies...

—Estas lleno de discursitos he Bieber.

—Maldición Anne. —contesto frustrado —cree cuando te digo que no soporto que me mires así, no soporto verte ahí sin poder abrazarte y demostrarte... que digo si puedo...

—No... no... no... para... Justin...

Pero el prácticamente se lanzo sobre ella, la inmovilizo y tomo posesión de sus labios, no pudo contener un gemido que salió de su garganta, aquel era un beso dulce, muy dulce, como un trozo de chocolate, enviciante y delicioso, no como el otro, el de antes en la playa, él se mostro violento y brusco, era un castigo el mismo lo dijo, pero este era dulce, la lengua de Justin danzaba sobre sus labios y permitió la incursión de esta dentro de su boca, y no protesto cuando el beso se hizo mas profundo, ni cuando noto que su mano se deslizaba por su piel, por su barriga, sus costillas, siguiendo el contorno de su seno, ni cuando esta se deslizo por atrás y tiro del cordón de su bikini.

Cuando Justin retiro la prenda todo su cuerpo tembló, ansioso y asustado, pero se tranquilizo al sentir como él mismo se estremecía, la miro a los ojos y volvió a besarla, a mezclar sus alientos mientras cubría con su mano completamente su seno, sabia que no había marcha atrás, no había botón de stop, esta vez el llegaría hasta el final y ella aún no sabia, su cerebro estaba fundido, lo empujo un poco.

—No es justo. —balbucee.

Le dijo mientras le jalaba la playera, y esta salió volando hasta perderse, noto como él se tensaba cuando ella tiro del broche de su bermuda, su dorso estaba duro, y la miraba a los ojos, dios debía dejar de mirarla si quería que ella siguiera por que sus manos temblaban tanto que jamás terminaría con la tarea.

Estaba hambrienta de sus caricias, sedienta de sus besos y su cuerpo le gritaba pidiendo cosas que no sabia, subió las manos por su espalda mientras buscaba sus ojos, mientras se le hacia agua la boca por otro beso.

—¿Qué quieres? Dímelo y lo hare. —dijo Justin mirando directamente a los ojos.

—Un beso...

Trago saliva y entre abrió los labios, estaba insegura de todo pero no podía detenerse, lo jalo de la nuca y arqueo su cuerpo hacia él, no supo por que su cuerpo hizo eso, pero sentir el pecho de Justin frotarse con sus senos le provoco unos extraños ruidos roncos de su ya ronca voz. La lengua de él dentro de su boca era un pecado, y luego de unos segundos del beso mas ardiente de su vida.

Él se levanto cuan largo eran sus brazos y la miro como un gran animal hambriento, él parecía pedirle permiso de algo o no sabia por que la miraba así, pero algo dentro de sus ojos le dio permiso porque su siguiente movimiento fue bajar y tomar con la boca abierta la cumbre de su seno, parecía que fuera una terminal de corriente por que la recorrió todo el cuerpo, ansiaba más y más... esto superaba todas sus fantasías. Enredo los dedos en su sedoso cabello mientras él seguía succionando y mordiendo su seno, animado seguramente por sus gemidos, de pronto el volvió a besarla en la boca, ella le dio libre acceso al tiempo que el cuerpo de Justin la cubría y dejaba su peso sobre ella, era lo mas erótico que había hecho en toda su vida, abrió los ojos al notar que los labios de Justin se despegaban un momento de los suyos, él se acomodo sobre ella y parecía que fueron hechos para yacer asi por toda la eternidad, acomodados con una increíble perfección.

Él la miraba y ella apenas podía respirar, él la deseaba, la deseaba tan ardientemente como ella lo deseaba a él, ya lo sabia pero sentir tan íntimamente su miembro duro y anhelante contra ella le quitaba el aliento.

—¿Estás segura? —pregunto él.

Ella alzo su cuerpo porque no soportaba que se alejara de ella, el cuerpo de Justin se froto con el de ella y lo hizo soltar un gemido, ella había logrado que el gimiera, y le gustaba, volvió a frotarse contra él y el volvió a gemir, pero esta vez él la inmovilizo, ¿en que momento se quito el bermuda? Dios ella no tenia el tanga de su bikini, estaban desnudos.

—Anne... has... tu has... esto...

—Te deseo Justin... duele... duele tanto...


Justin.

Fue la primera vez que perdió el control completamente, la beso hasta que tuvo que apartarse para tomar aliento y así todo no se alejo de ella.

Con la rodilla entre sus largas y suaves piernas, una mano en su cadera, la sintió estremecerse, ella emitió algo parecido a un sollozo y ese sonido tan mágico y torturante lo lanzo contra la realidad, ella era virgen, sabia que era virgen, actuaba como una, dios era la primera vez que estaba en una encrucijada tan grande, pero ella al parecer decidió decidir por él al enrollarle los brazos en el cuello y reclamar otro beso, sentía todo el cuerpo tirante, crepitar, la beso y la beso sin saber si seguir adelante, dios del cielo ayúdame, imploro mentalmente mientras le mordía el labio a Anne, y ella subió una pierna en su cadera, estaba entre sus piernas, donde quiso estar desde el primer día que la vio con los diminutos pantaloncillos que a ella tanto le gustaba ponerse, asi con su ***** justo donde debía estar, sentía como con cada movimiento su amigo se acercaba mas a ese lugar especial, dejo de besarla y la inmovilizo para que no pudiera besarlo, tus ojos en mis ojos, se hundió en ella y vio la sorpresa en su rostro, ella estaba colorada pero no dio ningún signo de rechazo, necesitaba mirarla así, a los ojos, ver su reflejo en ellos para no perder el control. Hundió unos centímetros más su ***** y encontró la barrera que sabia que había, ella se tenso y él con la mirada fija de un embaste entro en ella hasta la empuñadura y la sostuvo cuando ella sollozo del dolor. Se quedo quieto esperando hasta que Anne lo aceptara en su interior, hasta que se acomodaba a él.

—Te dije que podías morderme o arañarme...

Pero ella seguía abrazada a él, sus dedos enterrados en su espalda pero no sentía sus uñas, ella tenia su propia batalla, no quería herirlo y solo eso lo hacia sentir un canalla, un cretino, sentía que merecía cada insulto que le dijo a lo largo de su historia pero cuando estaba a punto de rendirse ella se relajo y lo beso, lo beso en la barbilla

—No te detengas Justin. —susurro.

Le beso los ojos y encontró humedad, la beso por todos lados donde pudo mientras él mismo dejaba salir unas cuantas lagrimas y la aferraba contra él, dios cuanto la amaba, la necesitaba, la deseaba, la amaba más que a cualquier cosa.

Ella se movió y fue una punzada dentro de su cuerpo, su amigo le estaba reclamando, sentía hervir su vientre y estaba a punto de desfallecer de deseo, empezó a moverse lentamente, muy lento, en un vaivén de pasión, ella respiraba en su cuello cada vez mas agitada, pequeños gemidos salían de su garganta y apenas podía mantenerlo lento, cada embaste era mas fuerte que el anterior, le ardían las entrañas y ya no podría soportarlo más, sus músculos estaban tensos y ella gemía roncamente en su oído, el cuerpo de Anne se arqueo y soltó un gemido ronco mientras todos sus músculos se contraían, enviándolo directamente al precipicio, no pudo evitarlo, no pudo contenerse, fue el mejor orgasmo de su vida pero, diablos era un bruto.

Se sentó y la miro dormir, estaba tan bella ahí tumbada como un ángel, y él la observaba como el peor de sus demonios, nunca en toda su vida sexual había tenido ni un solo descuido, pero con ella, con ella no podía pensar, jamás podía, no lo lamentaba pero ¿y ella? Lo deseaba, dios si que lo deseaba pero, ¿lo amaba? ¿lo perdonaría si...?

Tomo la bermuda y se lo puso, miro las maletas y solo la negra podía ser de ella, la abrió y descubrió que si era de ella, sabia cual era su ropa por que sabia todo de ella, sabia incluso cuando estrenaba ropa.
Saco una playera de esas que le gustaban, esas anchas y que dejaban ver un hombro, escarbo más y saco unas pantaletas negras, ella dormía pero lo ayudo a vestirla, la miro, necesitaba un brasier, no la dejaría salir sin uno, se notaban sus pezones contra la tela y... se le hacia agua la boca...

Acéptalo, Eres mía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora