Solo lo miro, esperando... ¿Qué esperaba?
—¡Nunca en tu vida vuelvas a provocarme en público! Me escuchas Anne Deep, espero que te quede bien grabado en tu negro y calculador cerebro. No vuelvas a ponerme en evidencia frente a los demás, si te atreves a decirle a una sola persona que soy... que tengo esa enfermedad yo te mato y no solo eso, ¿me estas escuchando?
—Fuerte y claro Justy, ahora me sueltas por favor. —conteste irritada.
Justin se cubrio la cara y despues dejo caer las manos al aire, claramente exasperado. —¡MALDICIÓN NO! Es que no escuchas, te voy a destrozar si te atreves a abrir la boca, todo el mundo se va a enterar de tu debilidad por el alcohol... de tus borracheras... de lo fácil que te vuelves, todos y escúchame bien Anne todos se van a enterar como te lanzaste conmigo, como me suplicabas que te besara, como me arrancaste la ropa...
—Nadie te va a creer Justin. —dije, cortándolo.
—Eres una perr...
Dios él si que se alteraba cuando quería, pero nunca le había dicho cosas asi, a decir verdad nunca lo había visto tan alterado en los tres años que se conocían.
Pero no le gustaba que la insultara, ni siquiera cuando el chico estaba tan... perturbado, bien si que tenia problemas con su enfermedad y es que para un egocéntrico debía ser difícil tener la confirmación de que no es un Dios, estaba a punto de insultarla gravemente asi que mejor callarlo antes que le dijera pe-rra. Pero no hablándole, ni gritándole ni golpeándolo, estiro la mano libre lo tomo del cuello y lo jalo, sus bocas se juntaron y él se quedo completamente quieto.
Por un momento pensó que estaba haciendo el mayor de los ridículos de toda su vida mientras presionaba sus labios, pero él soltó su muñeca y le cruzo ambos brazos por la espalda, la apretó tanto contra él mientras la besaba, la atrapaba contra la pared. Las manos de Justin recorrían su espalda intentando traspasar la piel, parecía desesperado, la besaba como si fuera a acabarse el mundo, como si fuera la ultima oportunidad.
—Esto... no lo puedo creer... no quería que supieras... no quería que tu supieras... no tu...
Le costaba hablar pero no se burlaría por que ella estaba en las mismas condiciones, hizo lo que siempre quiso en vez de contestar, agarro fuerte entre sus dedos ese cabello rubio, él tenia su cara enterrada en su pelo, en su cuello.
—Odio esta enfermedad, el mundo se detuvo para mí, quería despertar de un horrible sueño pero no sucedió, todo seguía conmigo o sin mi... las malditas agujas están hasta en mis sueños.
Oh no, era de ese tipo de diabéticos, de los que se inyectaban, lo abrazo mas fuerte, ella pensó que era de los que tomaban una pastillita y listo pero no, lo apretó fuerte y el pareció agradecido.
—No puedo creer que tenga esta conversación precisamente contigo, contigo... tú... tú no debías enterarte nunca de esto... —dijo exasperado.
—Justin no soy una perra, jamás me burlaría de esto, no tienes que amenazarme, no tienes que decir nada. Yo guardare el secreto si quieres, pero es estúpido, no es nada del otro mundo, tu eres normal.
Él se alzo en toda su estatura pero no la soltó, la miro con rabia eso si, aún en la escaza iluminación podía ver que él estaba furioso.
—Maldición Anne no lo soy —dijo tratando de controlar su voz. —estoy condenado a inyectarme la maldita insulina que mi cuerpo no produce, estoy condenado a cuidar lo que como y si no lo hago yo...
La soltó, prácticamente la empujo, se apoyo contra la pared y apretó los labios.
—¿Tu que? —pregunte confundida.
—Esta enfermedad afecta muchas cosas, es que no lo averiguaste.
¿Averiguar? ¿Que le molestaba tanto? ¿Si no se cuidaba que? Podía tener crisis como la que vio, falta de azúcar, si estaba muy alta el tenia sueño, si no se cuidaba detenía el crecimiento, pero él ya no estaba en crecimiento, si no se cuidaba... oh... el es hombre... si un diabético no se cuida deja de tener... entonces eso era lo que le preocupaba, su hombría, típico de Justin, claro si no se cuidaba podía afectar a su vida sexual.
—No es necesario que abras asi los ojos Anne, ya veo que sabes.
—Por eso te cuidas cierto, por eso eras tan quisquilloso con la comida, para meter a todas las chicas de esta academia a tu cama... eres un...
Pero esta vez fue él quien la beso, y Dios no podía resistirse a él, lo dejo besarla como solo él sabia, besarla hasta cansarse, y asi lo hicieron una y otra vez, se besaron mil veces, ahí en el cuarto de limpieza.
—No puedo creer que esto este pasando. —hablo Justin separándose.
—Si me lo preguntas yo tampoco.
Estaban abrazados, era tan delicioso estar asi con él, él es delicioso, cálido m, que recorriera sus labios con su lengua... oh dios este chico había nacido para ser un Casanova, pero el tiempo se les estaba acabando y debían salir de ahí.
—Ya basta, ahora... te odio Justin. —dije alejándolo.
—¿Perdón?
—Estoy caracterizándome, hay que salir a la realidad, por lo que, te detesto Bieber.
—¿De qué... que pasa contigo? ¿Qué realidad? —pregunto el acercándose.
—Vamos Justin, la realidad, una en la que Justin Bieber y Anne Deep se detestan, la realidad ahí afuera, fuera de esto. —dije moviendo mis manos alrededor de ambos.
—Entonces quiero vivir aquí. Anne no podemos volver a esa realidad. —contesto señalando la puerta.
—Oh por favor Justin, tu sabes que es... no voy a caer contigo. No yo.
—Por Dios ya caíste, olvídalo, no quiero... estamos bien. —contesto abrazandola de nuevo.
Demonios si que lo estaban, demasiado bien para ser verdad, el estaba jalándola hacia él, sus manos tocaban su piel y se perdía... no podía dejarlo tomar ventaja por lo que se alejo y lo miro a los ojos.
—¡No! Tú sigues siendo Justin Bieber y yo pues sigo siendo yo.
—Tu eres tú y yo soy yo pero juntos...
—Juntos nada —dije alzando un poco la voz. —esto... esto nunca paso, no voy a ser una de tus gatas métetelo en la cabeza por que no hay más.
Abrió la puerta y salió corriendo, él grito su nombre pero no se detuvo, tenia que escapar de él, de lo que significaba Justin Bieber... el era veneno, era... el enemigo y no podía caer frente al enemigo, además él no se intereso nunca en ella mas que para insultarla, no le creería su farsa, lo que él quería era tenderle una trampa, si eso era y nada mas.
Estaba llegando al gimnasio cuando algo la detuvo, una mano, él iba tras ella, estaban todos mirando, vio la cara de casi todos sus compañeros mirarlos.
—Espera... —dijo él cansado por perseguirla.
—¡Quítame tus asquerosas manos de encima! Es que te cuesta entender las palabras imbécil, déjame en paz.
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Acéptalo, Eres mía.
Fiksi PenggemarAnne Deep cursa su ultimo año en la escuela Diamante, una de las escuelas más importantes de arte en el país, esta metida en sus estudios, sus pocas amigas, la música y el baile, y en su vida nada social ni popular, ya que su nemesis hace que esto n...