21. Cita por equivocación

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Desperté con los rayos del sol, pero Leo no estaba a mi lado. ¿A dónde había ido?

Miré la hora en mi celular y ya era poco más del medio día. Bajé las escaleras y vi a mi mamá sentada en la mesa tomando una taza de café.

-¡Alejandra!- se alegró de verme -Al fin despiertas. Llevas casi todo un día durmiendo- dijo

-¿A dónde fue Leo?- fue lo primero que pregunté

-¿Leo?- me miró extrañada

-Sí mamá, Leo. Vino ayer porque lo llamaste...

-No hija, Leo no ha estado aquí- fingió

-Ay mamá- protesté -No finjas y dime en donde está- espeté

-No estoy fingiendo nada Alejandra. Y en vez de estar aquí abajo, ve a darte un buen baño, quitarte ese traje y baja a comer algo luego- dijo seria

¡Pero si me di un baño tardísimo y me puse la pija...

Aún llevaba puesto el traje que me puse para el funeral de Zac. Pero, ¿cómo?

-Mamá, ¿estás segura de que Leo no estuvo aquí?- le pregunté

-Pues claro que sí...- confirmó

Entonces, ¿todo había sido un simple sueño?

-Alejandra- mi mamá interrumpió mis pensamientos

-¿Ah?- pregunté

-¿Estás bien?

-Sí, si lo estoy...

No dije más y subí a mi habitación para bañarme.

No podía creer que todo había sido un simple y estúpido sueño. ¿Cómo? Lo sentí tan real... Como si hubiera pasado. Pero no, la vida de Alejandra Collins no puede ser tan fácil como eso. Por eso es que siempre que me pasa algo bueno, es difícil de creer para mí. Completamente difícil.

Terminé de bañarme y ni me molesté en bajar para comer algo. No tenía hambre, mi estómago por ahora no necesitaba comida. Me tiré en la cama y agarré mi celular.

Isa: Alejandra Collins, si no me contestas tu madre se quedará viuda de hija, ¿quedó claro?

Isabela Grey... Hace días que no me comunicaba con ella, pero con todo esto no había tenido tiempo para contactarla.

En las redes sociales no había nada nuevo... Nada de lo que me pudiera interesar.

Tiré el celular a un lado y miré mi techo. Que vida tan insípida me tocó vivir. Soy una chica tan ordinaria... sin talentos, no-deportista, despistada, anormal, con problemas mentales y todo lo malo que pueda tener una simple chica que tiene 16 años. Ni siquiera sabía que día era, no tenía presente la noción del tiempo.

Leo... Ay Leo... que mucho dueles pendejo de mierda. Dueles como una bala directita en el corazón. Dueles y dueles tanto. Me enojo, porque siempre estuve dispuesta a aguantar balas por ti, y tú fuiste quien haló el estúpido gatillo. No he perdido la razón porque tengo la esperanza de que algún día volverás tú o volveré yo, porque sinceramente he tratado de imaginarme la vida sin ti y me resulta imposible.

-¿Porqué a mí?- pensé en voz alta

Este era de los pocos momentos que tenía para reflexionar.

Tomé el teléfono en la mano.

¿Lo llamo? ¿No lo llamo?

No seas estúpida Alejandra Collins, llámalo pinche pendeja.

Puse su contacto en la pantalla.

Lo mejor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora