25. A ciegas

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-Y, ¿lo hicieron?- me preguntó Isa desde el otro lado del teléfono

-No- contesté con algo de risas

-Pero entonces, ¿que pasó?- me preguntó interesada

-Olvídalo- dije con más risas -No te contaré, es mi intimidad...

-¡Ayyyy!- se quejó y rió -Bueno, si no vas a contarme me voy, es San Valentín y quiero llegar temprano a la escuela- dijo

-¡Cierto!- exclamé -Hoy es San Valentín, quiero llegar temprano y aún no me he levantado de la cama. Bye, te amo- me despedí de mi amiga

Miré mi yeso y las ganas de ir a la escuela por el día del amor y la amistad desapareció, pero llevaba días sin ir y esta vez quería de verdad...

-¡Mamá!- grité para que mamá me escuchara y subiera a mi habitación

Tardó unos 3 minutos en llegar.

-¿Pasó algo Ale?- preguntó asomando la cabeza a la puerta

-Voy a la escuela hoy. ¿Tienes algún sillón de ruedas?- pregunté

-Sillón de ruedas- dijo mamá para ella misma pensativa -No Ale, lo único que tengo son unas muletas.

Odiaba las muletas.

-Bueno, esta bien- acepté

Mamá cerró la puerta de mi habitación y al cabo de unos minutos la abrió de nuevo y esta vez llevaba en sus manos un par de muletas color gris que serían mis dos piernas hoy.

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-¿Estás segura que no necesitas ayuda Alejandra Collins?- preguntó mi mamá mientras yo me bajaba del auto para entrar a la escuela

-Si mamá, ya ve a trabajar y olvídate de mí. Leo pasará por mi y a la tarde, te veo en casa- cerré la puerta del auto y le dije adiós con mi mano

Me volteé y miré mi escuela. Sonará un poco raro pero ya extrañaba este lugar. Estaba muy bien decorado con muchos corazones y cupidos por donde quiera que pasaras. Habían carteles con frases motivadoras y chichos rubios con pañales y arcos caminando por todo el lugar. Se veían muchos chicos con osos enormes para sus chicas y proposiciones de amor.

Amor... El amor estaba en el aire sin lugar a dudas. Era un día muy bonito, siempre me ha gustado el día de San Valentín porque aunque sea por un día las personas recuerdan porque se enamoraron la una de la otra, por un día la mayoría de las personas olvidan sus diferencias para memorar sus similitudes, por un día el amor se siente...

Mis compañeros me vieron con muletas y fueron muy amables al querer ayudarme con mi mochila y mi abrigo, la verdad es que al parecer estaban todos de muy buen humor. Todos se reían, todos hablaban entre todos. No habían personas caminando solas por los pasillos, todos parecían estar muy felices.

De momento, una banda color negra tapó mis ojos, impidiendo mi vista, y una voz que no pude reconocer susurró.

-Tranquila, te estoy guiando hacia la felicidad...- era la voz de un chico

Sentía la presencia de muchas personas a mi al rededor, sentía como se abrían paso y dejaban que yo pasara. El chico había retirado mis muletas y me ayudaba a caminar sin ellas, no sé como lo hacía, pero no las necesitaba. Tenía intriga, pero no me resistí a que el chico me guiara, la curiosidad me estaba matando.

-¿A dónde vamos?- pregunté después de una larga caminata que al parecer no tenía fin

-Querrás preguntar... ¿A dónde llegamos?- se colocó detrás de mí y quitó la banda negra que impedía mi vista

Lo mejor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora