18. Sobre hielo

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Estaba sentada comiendome un cereal, apurada por porder salir.

-Y, ¿para dónde vas hoy si se puede saber?- preguntó mamá sacando huevos de la nevera

-Tengo cosas que comprar, mañana empiezo las clases- dije levantándome de la mesa del comedor y colocando el plato en el lavaplatos

-Esta bien. ¿Necesitas dinero?- me preguntó

-No creo, tengo lo suficiente. Papá me envió algo de regalo navideño- le conté

-¿Usarás el auto?

-Pensaba irme en tren, pero si me quieres facilitar el auto mucho mejor- le dije

-Toma- me extendió las llaves -Por favor, maneja con mucho cuidado, no te pases las luces de los semáforos, no ignores las señales de pare y mucho menos atropelles a alguien, ¿entendido?

-Sí mamá- contesté cogiendo las llaves

-Y llega antes de las siete por favor.- me pidió

-Trataré- contesté con sinceridad

-Me das una llamada por cualquier situación, ¿está claro?

-¡Esta bien mamá pero ya me voy porque si no, no llegaré nunca!

-Recuerda que la calle está helada y que los accidentes son más propensos en esta época.

Le di una mirada.

-¡¿Qué?! Estoy tratando de protegerte- protestó

Reí.

-Si, esta bien. Pero ya ya- dije abriendo la puerta -Me voy... Adiooooooooossssss- alargué la o y la s del final.

Cerré la puerta para que no tuviera la oportunidad de decirme ninguna cosa más.

La temperatura no estaba tan mal comparada con otros días. Los 30 grados no eran tan malos que digamos. Tan pronto estuve en el auto, lo primero que hice fue encender la calefacción para poder llamar a Zac. Ese chico y yo habíamos hecho una buena química y amaba estar con él. Podía desahogarme y despejar la mente cuando estaba cerca de él y me reía mucho. A pesar de su impedimento, es una persona muy inteligente y graciosa que trata de sacar lo mejor de las personas y sinceramente me siento agradecida por el hecho de haber conocido a la señora Nora aquel día en el tren.

Marqué el número de Nora.

Descolgó al tercer tono.

-¡Alejandra!- contestó con entusiasmo

-¡Buenos días señora Nora!- dije alegremente -¿Cómo está?

-¿Bien y tú?

-Bien, ¿está Zac cerca de usted?- le pregunté para no alargar demasiado la conversación entre nosotras

-Sí mi niña, te lo paso ahora.

Esperé.

-¿Hola?

-¡Zac!- dije emocionada

-Hola Alex- él era la única persona en este mundo que me decía Alex, y a decir verdad, amaba como sonaba cuando Zac lo decía.

-¿A dónde quiere ir hoy mi acompañante?- le pregunté fingiendo otra voz

-A donde quiera la madam- contestó fingiendo otra voz también

Llevaba días encontrándome con Zac para poder sacarme de la mente todas las malas y negativas vibras que me rodeaban. Él era una gran distracción y me ayudaba mucho a olvidarme de mis problemas. Mi mamá no sabe aún absolutamente nada. Ella piensa que sigo con Leo y que estoy muy contenta, pero la realidad es otra. No sabe de la existencia de Zac. Para poder encontrarme con él siempre le invento una nueva mentira, como la de hoy por ejemplo. Ya yo tengo todo lo que necesito para empezar las clases mañana, pero aún así necesitaba una excusa para poder verlo hoy.

Lo mejor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora